En niños, jóvenes y adultos, las estrategias grupales de solución de problemas favorecen la generación de ideas nuevas y el pensamiento crítico. Acompáñanos a ver algunas de las más empleadas.
El trabajo en equipo trae, de forma inevitable, problemas entre las personas que lo conforman. Si bien estos pueden ser una herramienta para fortalecer las relaciones, nunca está de más aplicar dinámicas de resolución de conflictos que canalicen este efecto.
Tales actividades suelen ser divertidas y ejemplificar situaciones en las que los miembros del equipo chocan. En esta atmósfera distendida, se aprenden estrategias y se calman los ánimos si el ambiente ya es algo tóxico. Aquí encontrarás 17 ejemplos para diferentes escenarios, muy divertidos y con materiales bastante asequibles.
Estrategias de resolución de problemas en el aula
En este primer apartado, veremos algunas dinámicas para resolver conflictos en el salón de clases, un ambiente en el que los estudiantes conviven durante un periodo largo. Son aplicables a modo preventivo (como herramienta en un programa contra el acoso escolar, por ejemplo) o para empezar a forjar relaciones sanas y de respeto.
1. El semáforo
Se trata de una técnica para realizar con frecuencia semanal y busca que los alumnos sean conscientes de las impresiones que los demás tienen de ellos. El docente recortará 3 círculos de cartulina: rojo, amarillo y verde. Cada estudiante tendrá un cartel asignado con su nombre y, llegado el momento de la reunión semanal, decidirá en qué color merece estar.
A continuación, el docente y el resto de la clase se expresarán, apoyando o no la percepción del compañero. Tras esta asamblea, el maestro colocará el nombre del alumno en el color acordado por todos. De esta manera se afrontan y resuelven los conflictos, evitando que se enquisten.
Es importante que el docente haga el papel de mediador, evitando que se convierta en un pasillo de la vergüenza y enseñando a hacer críticas de manera constructiva, así como a aceptarlas. De llevarse a cabo con éxito, es una dinámica que regula muy bien el comportamiento social.
2. Dos estrellas y un deseo
Tenemos aquí una versión más suave y anónima que la anterior, por lo que puede emplearse en aulas con un ambiente tenso. Consiste en dar tarjetas a los alumnos en las que se dibujan 2 estrellas y una lámpara de djinn (u otro símbolo que represente un deseo).
En ella, cada persona escribe 2 cosas buenas que le hayan pasado esta semana y algo que desean o que querrían cambiar. Al final de la semana, cada alumno lee su tarjeta y se buscan maneras de mejorar según los deseos expresados.
3. Yo me siento…
Para esta divertida dinámica se aplica el doble sentido de «sentarse» y «sentirse», cuando se dice «yo me siento así». Para realizarla, el docente llenará un recipiente de papelitos con frases como «yo me siento contenta cuando…» o «yo me siento avergonzado cuando…». Los alumnos pondrán sus sillas en un semicírculo y se sentarán en ellas, salvo el que cogerá el papel.
Cuando este elija una tarjeta aleatoria y complete la frase, el resto decidirá si se levanta y se une a él por sentirse identificados. Así se crea sensación de comunidad, se estrechan lazos y se comentan los problemas expresados entre todos.
4. Contrato conductual
¿Eres docente, tratas de razonar con los alumnos para encontrar soluciones comunes y no lo consigues? Elabora un contrato en el que los estudiantes se comprometan a realizar o cesar ciertos comportamientos. También establece que recibirán un premio si lo cumplen.
El papel del docente será el de conciliar para que no se utilice dicho contrato como forma de castigar o discriminar a alguno de los estudiantes. Asimismo, será quien se encargue de dar el premio o retirarlo, además de ayudar a escoger uno que tenga poder motivador.
5. El banco de la paz
Ideal para crear un espacio seguro donde cada chico se exprese sin miedo y resuelva los conflictos de una manera pacífica. El lugar puede ser un banco del patio, una mesa aparte en clase o lo que mejor venga.
A él pueden acudir todos los alumnos, quienes encontrarán al maestro como mediador. En tanto la dinámica se consolida, es factible entrenar a otros estudiantes para que intervengan en la mediación, dándoles autonomía para resolver los problemas entre ellos.
6. El árbitro
Destaca como dinámica para clases enteras. En ella, el docente plantea una situación que afecta a toda el aula y los alumnos relatan los hechos y puntos a tomar en cuenta. Cuando salgan nombres, las personas mencionadas hablarán, sin que se las interrumpa, para exponer su punto de vista.
Por tanto, estamos ante un debate abierto en el que todo el mundo tiene opinión. Sin embargo, el papel del profesorado será el de orientar las opiniones hacia soluciones conjuntas. Estas quedarán anotadas y firmadas por toda la clase para conseguir su compromiso.
Dinámicas de resolución de conflictos para ámbitos laborales
El trabajo es un pilar fundamental en la vida, y no solo por la necesidad de un sueldo para subsistir. En este escenario se pasan varias horas del día con personas que no se eligen, así que es importante conservar un ambiente laboral lo más sano posible para preservar la salud mental de los trabajadores. Aquí te listamos dinámicas que ayudarán a ello.
1. Fantasía de un conflicto
Aunque es algo larga, esta técnica da pie a que cada persona se exprese libremente y se planteen problemas que llevan tiempo empeorando el ambiente laboral. Además, es apta para grupos grandes.
Aquí se expone una situación imaginaria (pero inofensiva) y similar a la que se vive en la oficina. Los participantes escogen soluciones y las debaten entre ellos (se pueden formar grupos si hay muchos empleados). Al final, se escogen las alternativas favoritas y las comentan entre todos.
La telaraña
En grupos colaborativos, es de las dinámicas de resolución de conflictos más ejecutadas. Consiste en recrear una tela de araña con cuerda atada a diferentes puntos de una sala amplia o un espacio al aire libre. La idea es que transitar por ella sea complicado.
Se pide a los participantes que la atraviesen de un lado a otro con ayuda de sus compañeros, siempre sin tocar la red ni moverla de sitio. Al final, se habla sobre las estrategias llevadas a cabo y cómo estas favorecen o entorpecen el trabajar en equipo.
3. Dar vuelta a la sábana
Tal actividad es para grupos medianos o pequeños, pues consiste en colocar una sábana en el suelo y pedir a los participantes que se pongan encima. Después, se les indica que deben darle la vuelta sin que nadie se baje de ella.
Esta es una de las dinámicas de resolución de conflictos más divertidas para el ámbito laboral, debido a que presenta un reto al tiempo que les obliga a colaborar. Una vez que culmina, se comentan los métodos empleados y cómo optimizarlos.
4. La escucha reflejada
Tienes aquí una versión del juego del teléfono estropeado, pero más complejo y útil para contrastar la experiencia subjetiva y la que los demás observan. En ella, alguien relata una situación ficticia o de su vida en la que se haya vivido un conflicto. Es pertinente contar cómo llegó a ello, qué sintió y cómo lo resolvió.
Luego, otro participante repite esa misma historia, y así sucesivamente con todos. Para cerrar, se contrasta el relato del orador con el del último compañero y se debate acerca de los puntos que han diferido.
5. Sí y no
Con esta técnica se abordan los problemas de una forma directa. El dinamizador escoge frases representativas de situaciones y las expresa en voz alta. Todos los empleados deben posicionarse a un lado o al otro de la sala, en función de si comparten o no las afirmaciones escuchadas.
Se permite a los individuos en cada caso expresar su punto de vista. Al final del debate se comentan soluciones en conjunto. Es importante instar a todos a que se expresen con empatía y corrección.
Dinámicas de resolución de conflictos en familia
En el ambiente familiar también existen conflictos y, de alargarse en el tiempo, suele aparecer la evitación, lo que empeora todavía más la relación. Aquí tienes algunas dinámicas para mejorar el clima emocional, la confianza y abordar problemas desde una perspectiva más neutral.
1. El nudo humano
Emplea la diversión como herramienta para fomentar la cooperación y estrechar lazos. En ella, se pide a los familiares que se coloquen en círculo, extiendan las manos y cierren los ojos. Después, avanzarán hacia delante y cogerán la primera mano que sientan.
Al abrir los ojos, todos estarán enredados, así que se les solicita que deshagan el nudo de manos sin soltarse entre ellos. Finalizan y comentan qué emociones surgieron y cómo lograron colaborar con los demás.
2. Inflarse como globos
Muy útil para familias con niños, ya que ayuda a gestionar las emociones. Es una manera de enseñar a respirar mejor y a parar cuando los conflictos amenazan con escalar.
Todos se ponen de pie, en círculo, y realizan varias respiraciones profundas, alzando los brazos al inspirar y bajándolos al espirar. Esto se repite hasta que se lleguen al suelo y adopten una postura relajada.
3. Dibuja lo que escuchas
Para comprender lo que ocurre cuando no se enfrentan los problemas de manera directa, así como para entender mejor las formas de expresión de los demás, considera esta estrategia. En ella, un familiar recibe una tarjeta con un dibujo y lo describe sin decir qué es, para que el resto lo reproduzca en su propio cuaderno.
Al acabar, se comparan los dibujos y se rotan los roles. En ese momento se habla de cómo podrían haberse entendido mejor.
4. Juego de roles
El role playing es una de las maneras más versátiles de ayudar a las personas a ponerse en el lugar del alguien más. Se les invita a que actúen como si fueran otro miembro de la familia o que actúen según los papeles asignados. Asimismo, las escenas planteadas pueden ser reales o ficticias.
Es importante acompañar cada sesión con un debate final sobre cómo cada uno representa su papel. De ahí se extrae información acerca de emociones y estrategias para solucionar conflictos que después es posible tratar de forma directa.
5. El juego del silencio
Jugar al silencio contribuye a ejemplificar lo que se experimenta cuando una persona siente que no la escuchan. Es muy sencilla: un familiar expresa situaciones ficticias que le hagan sentir mal. Otro solo mirará y guardará silencio. Después se rotan los roles.
Acto seguido, se pide a los participantes que hagan una lista con las emociones sentidas en el proceso. Se termina acordando soluciones en contextos similares.
6. La bomba
Válida para el día a día, esta es una dinámica de resolución de conflictos de baja intensidad. A cada integrante de la familia se le asignan 16 fichas: 6 con el dibujo de una bomba y 6 con un chaleco o un escudo. Cada explosivo es una afirmación o petición asertiva sobre algo que molesta del otro y cada escudo es una forma de negarse a hacerlo.
Se les solicita que gasten todas sus bombas en una semana, mientras que los chalecos o escudos son opcionales. Al volver a consulta, se comenta a qué se han negado y cómo lo han resuelto, además de las emociones surgidas en el proceso.
Disfruten el momento en tanto hallan soluciones
Aunque en este artículo has leído dinámicas de resolución de conflictos en diferentes ámbitos, has de tener en cuenta que todas ellas se pueden intercambiar, siempre y cuando las adaptes al tamaño del grupo y la edad de los participantes.
Por eso, como docente, dinamizador o psicólogo, recuerda escoger la que más se acople a la situación que tienes entre manos. Y, sobre todo, procura que los grupos disfruten del juego en tanto solventan sus problemas.