Los asesores y planificadores financieros suelen tener mala fama. Cuando se trata de invertir y planificar una jubilación, no hay que buscar mucho para encontrar una avalancha de blogs que te dicen que “puedes hacerlo tú mismo”.
Y, técnicamente, tienen razón. Pero sólo porque puedas hacer algo tú mismo, no significa que siempre debas hacerlo.
Yo probablemente podría aprender a colocar baldosas. Pero cuando reformé mi cocina opté por contratar a profesionales en vez de intentar hacerlo yo, que no tengo nada de experiencia en ello.
También hay ocasiones en las que puede ser más inteligente pedir consejo a un profesional sobre tus finanzas, que asumir toda la responsabilidad. Si te encuentras en alguna de las siguientes situaciones, hay muchas probabilidades de que prefieras consultar a un planificador o asesor financiero para poner en orden tus finanzas.
1. Eres joven
Cuando estaba en mi último año de instituto, mi padre pidió una cita al asesor financiero que gestionaba sus inversiones para enseñarme cómo lo hacía.
La experiencia fue increíblemente esclarecedora y reveladora. A pesar de que sabía que probablemente no dispondría de mucho dinero para invertir a corto plazo, el asesor financiero con el que me reuní se tomó su tiempo conmigo.
Me escuchó hablar de mis objetivos financieros y se fijó en cuánto tenía ahorrado. Luego me preguntó cuánto ganaba en mi trabajo a tiempo parcial y calculó cuánto costaría mi educación universitaria.
Después, pasó a la fase de planificación.
Me enseñó el presupuesto que tendría que seguir si quería graduarme sin deudas. Y calculó cuánto tendría que invertir cada mes a lo largo de mi vida para jubilarme cómodamente.
En aquel momento, no entendía realmente el poder del interés compuesto. Pero esa reunión realmente me abrió los ojos y me ayudó a empezar a tomarme en serio mis finanzas.
2. Necesitas asesoramiento imparcial
Aunque te sientas bastante competente con tus finanzas, puede que de vez en cuando necesites un consejo imparcial.
Preguntas como “¿debería pagar mis deudas antes de ahorrar para la universidad de mi hijo?” o “¿debería invertir mis ingresos extra o utilizarlos para pagar mis préstamos de estudios?” son difíciles de responder.
Probablemente no te sientas cómodo hablando de estos temas financieros con tu familia y amigos. Pero, al mismo tiempo, puede ser útil buscar una opinión externa. A veces, una persona externa puede identificar zonas de riesgo que nosotros mismos no percibimos debido a nuestros puntos ciegos o sesgos a la hora de invertir.
Si sólo buscas un asesoramiento puntual, lo mejor es que busques un planificador financiero que facture por horas. Para un asesoramiento continuo, probablemente será más asequible encontrar un planificador financiero que cobre anualmente.
3. No te interesa gestionar tus propias inversiones
A los fanáticos de las finanzas personales como yo, nos encanta evaluar inversiones y comparar sus costes y rendimientos. Pero hay mucha gente que preferiría hacer cualquier otra cosa antes que ocuparse de su cartera de inversiones.
Mi tío, profesor de historia de secundaria, encaja a la perfección en esta categoría. No sabe nada de inversiones y no tiene ningún interés (a pesar de mis ruegos).
Él mismo me ha contado lo agradecido que está de que su planificador financiero vigile su cartera y se asegure de que va en la dirección correcta. Se da cuenta de que, sin su asesoramiento, su dinero seguiría siendo solo eso.
Puede que sea también tu caso y, en este momento, no estés prestando atención a tu plan para la jubilación. Si es así, contratar a un planificador financiero puede ser una de las inversiones más valiosas que haga para tu futuro financiero.
4. Eres autónomo
Trabajar por cuenta propia ofrece muchas oportunidades para planificar la jubilación. Pero muchas de estas opciones pueden ser complicadas.
Por ejemplo, como empresario autónomo, puedes ahorrar más dinero exento de impuestos cada año en tu plan de pensiones. Pero saber qué plan es el más adecuado para ti dependerá de tus ingresos y de si tienes o no empleados. Si eres autónomo, un asesor financiero puede ayudarte a encontrar el producto financiero que mejor se adapte a tu situación.
Además, puede asesorarte más allá de la mera inversión. Por ejemplo, un planificador financiero podría aconsejarte sobre si necesitas o no un seguro de empresa o si deberías plantearte constituir una sociedad.
5. Tienes unos ingresos o un patrimonio elevado
Si tienes unos ingresos elevados, puede que te encuentres con algunos problemas específicos de los que la mayoría de las personas no tienen que preocuparse. Podrás ahorrar mucho más que lo que se permite en los productos financieros con ventajas fiscales o diversificar por objetivo y tiempo tus inversiones.
Complejidades similares pueden surgir cuando se tiene un patrimonio neto elevado. Un planificador financiero puede darte el asesoramiento fiscal y patrimonial que necesitas para proteger la fortuna que tanto te ha costado acumular o gestionar.
No todo el mundo necesita un asesor financiero. Pero si perteneces a uno de los grupos anteriores, puede ser una buena idea. Nunca tengas miedo de pedir ayuda profesional. Todos lo hacemos a diario con las reformas de nuestra casa y las reparaciones de nuestro coche. No deberías avergonzarte de hacerlo con algo tan importante como tu planificación financiera.