Alogia: ¿qué es y a quiénes afecta esta alteración del lenguaje?

La alogia se observa como la pobreza lingüística en el habla debido a la dificultad de pensar de manera lógica y organizada. Conozcamos más sobre este síntoma característico de la esquizofrenia.

Se dice que una persona presenta alogia cuando la manera en la que habla es desorganizada, su discurso es incoherente y poco fluido. Esta afectación se nota claramente en un empobrecimiento del lenguaje, sin embargo, el verdadero problema no está allí, sino en el proceso de pensamiento.

Es importante aclarar que la alogia no es un trastorno mental propiamente dicho, sino que se considera una expresión clínica que puede estar presente en patologías como la depresión, la esquizofrenia u otras condiciones psicóticas.

En este artículo, exploraremos los síntomas asociados con esta alteración, sus causas, los trastornos relacionados y posibles enfoques de tratamiento.

¿Qué es la alogia y cómo se presenta?

La alogia es el empobrecimiento del pensamiento y la cognición. En simples palabras, las personas afectadas tienen dificultades para pensar con claridad, lo que se traduce en un discurso confuso, lento y, a veces, repetitivo. Sus mensajes se vuelven difíciles de comprender debido a que se expresan de manera imprecisa, incoherente y descoordinada.

Como ya hemos dicho, aunque su presencia es más notoria en el lenguaje, la alteración principal radica a nivel cognitivo, pues se genera un pensamiento desorganizado e ilógico. Esta alteración implica dificultades al expresarse, como hablar menos, tardar más en responder y usar oraciones breves y con contenido escaso.

Síntomas y ejemplos

De acuerdo con un estudio divulgado en Language and Linguistics Compass, la alogia se manifiesta a través de diferentes señales como las siguientes:

  • Dificultad para conectar ideas: se produce una incapacidad de hilar pensamientos de manera lógica, dando lugar a una charla poco coherente.
  • Bloqueos en el pensamiento: esto supone una interrupción repentina en el proceso cognitivo. En este caso, la persona se pierde en su propio discurso y experimenta un vacío mental, lo que comúnmente llamamos «quedarse en blanco».
  • Limitación en el procesamiento del lenguaje simbólico: hay un marcado déficit en el pensamiento simbólico. Como la persona tiende a interpretar las palabras en su sentido literal, encuentra mucha dificultad para entender metáforas, ironías y chistes.
  • Tangencialidad: el individuo responde de manera indirecta o poco relevante a una pregunta específica; por ejemplo: «¿Qué hiciste durante el fin de semana?». «Bueno, los fines de semana son interesantes. Me gusta mucho el cine, sobre todo las películas de acción».
  • Descarrilamiento: la persona comienza a hablar sobre un tema en particular, pero luego desvía la conversación con mensajes que no tienen relación directa o clara con lo que se estaba discutiendo. Por ejemplo: «Hoy fui a comprar pan. Recuerdo que mi abuela hacía un pan delicioso. A propósito, ¿has probado el helado de menta alguna vez?».

Todo esto deriva en un deterioro social y emocional y la interacción interpersonal se vuelve un desafío. Es posible que los inconvenientes para sociabilizar conduzcan a la frustración y el aislamiento, agravando así el malestar.

En definitiva, la combinación de estos síntomas repercute en la salud mental, de tal manera que con frecuencia contribuyen al desarrollo de otros problemas, como la depresión.

Causas de la alogia

El pensamiento alógico es un fenómeno complejo que se relaciona con diversas funciones mentales. Por este motivo, sus raíces no están del todo claras. No obstante, los expertos identifican al menos dos tipos de causas que podrían dar lugar a este síntoma.

Causas neurológicas

Se sugiere que su origen estaría en el funcionamiento del cerebro. Por ello, esta pobreza del pensamiento, a menudo, se asocia con condiciones como la demencia, el alzhéimer o la enfermedad de Huntington, donde algunas áreas cerebrales no operan con normalidad. También puede manifestarse en personas neurodivergentes, como aquellas con trastorno del espectro autista, cuyos cerebros funcionan de manera atípica.

Lesiones cerebrales

En particular, la alogia se puede producir por daños en la conexión del lóbulo frontal con los ganglios basales o lesiones en el lóbulo temporal que contribuyen a la alteración del lenguaje y el pensamiento.

Factores ambientales y genéticos

Además, factores ambientales como las experiencias traumáticas influyen en su desarrollo. En paralelo, los componentes genéticos juegan un papel relevante.

Es crucial destacar que estos aspectos no pueden evaluarse de manera aislada o determinante.

El pensamiento alógico como manifestación típica de la esquizofrenia y otros trastornos

Tanto el pensamiento como el lenguaje requieren de una colaboración entre muchas áreas del cerebro. Enfermedades mentales como el trastorno bipolar, la depresión y la esquizofrenia pueden interferir en esa cooperación, dando origen al pensamiento alógico.

De hecho, este es uno de los indicadores clínicos que los profesionales de la salud mental consideran al evaluar y diagnosticar trastornos psicóticos como la esquizofrenia.

Según un manual de la serie Handbook of Behavioral Neuroscience, esta manifestación se clasifica entre los síntomas negativos de dicha enfermedad, lo que representa un déficit en el funcionamiento normal y saludable, que se puede presentar junto con otros síntomas como anhedonia (incapacidad para experimentar placer), embotamiento afectivo (incapacidad para sentir emociones) y abulia (falta de motivación y dificultad en la toma de decisiones voluntarias).

En el caso de los trastornos psicóticos, el desorden en el pensamiento suele dar lugar a delirios y alucinaciones. Por otro lado, esta forma de pensar también puede presentarse en demencias primarias como el alzhéimer o la demencia frontotemporal. Estas condiciones comparten con la esquizofrenia la desconexión con la realidad, derivada de la alteración de diversas capacidades cognitivas, como la percepción, el razonamiento y el lenguaje. 

Tratamiento de la alogia

Al manifestarse como un trastorno subyacente y no como una condición autónoma, el tratamiento de la alogia debe dirigirse hacia el trastorno principal que causa la alteración en el lenguaje y el pensamiento.

En casos en los que el compromiso cerebral es menor, es posible centrar el abordaje en reducir los síntomas, mejorar la capacidad cognitiva y lingüística del paciente y promover una recuperación funcional más completa.

Por otro lado, los objetivos del tratamiento suelen ser paliativos en situaciones más complejas, donde el funcionamiento cerebral está más comprometido y las enfermedades son crónicas o difíciles de tratar. Así, el foco estaría en mejorar la calidad de vida del paciente y ayudarlo a integrarse en la sociedad de la mejor manera posible.

Entonces, la individualización del tratamiento es esencial, ya que el proceso está determinado por la patología asociada, sea la esquizofrenia, el trastorno bipolar o una demencia. No obstante, en la mayoría de los casos se combinan los siguientes abordajes:

  • Psicoterapia: se utilizan diferentes terapias adaptadas a la causa específica de este síntoma. La psicoeducación, la terapia conductual y el entrenamiento de habilidades sociales pueden funcionar como prácticas complementarias.
  • Fármacos: el uso de antipsicóticos se destaca entre las medidas más comunes. A partir de su empleo, se consigue aliviar, en forma parcial, la sintomatología. Con ello se espera corregir algunas de las alteraciones de las funciones vinculadas al habla y pensamiento.

Además, la logopedia gana reconocimiento por su eficacia, aunque el progreso es gradual. Esta disciplina se centra en la prevención, diagnóstico y rehabilitación de los trastornos de la comunicación humana y funciones asociadas.

Una condición que requiere de mucho apoyo

En muchos casos, la alogia se presenta como uno de los primeros síntomas de la esquizofrenia que surge antes de la psicosis. Por tal motivo, la identificación, el diagnóstico y el tratamiento temprano son fundamentales para mejorar el pronóstico a largo plazo. Durante el proceso, el acompañamiento familiar y de la comunidad es indispensable.

La comprensión, la paciencia y la alteridad son valores que se deben practicar frente a quienes tienen la condición. Un equipo médico cualificado puede detectar la causa subyacente y, con base en ella, establecer la ruta de acción. Dado que la probabilidad de aislamiento está latente, conviene que el círculo íntimo esté presente en todo momento.

Sharon Laura Capeluto.

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