¿Cómo reaccionarías si ahora te tocara la lotería?, ¿te gastarías todo el dinero o lo invertirías de forma inteligente?, ¿acaso sabe alguien cómo se debe invertir de forma inteligente?
El problema, como a menudo pasa con las personas, es que categorizamos todas las cosas con las que nos relacionamos en función de nuestros intereses personales. El dinero es una forma de administrar nuestros recursos, así que —pensamos— debe ir orientado en función de nuestros deseos. Pero, ¿qué pasa con nuestras necesidades?
El problema, como a menudo pasa con las personas, es que categorizamos todas las cosas con las que nos relacionamos en función de nuestros intereses personales. El dinero es una forma de administrar nuestros recursos, así que —pensamos— debe ir orientado en función de nuestros deseos. Pero, ¿qué pasa con nuestras necesidades?
No siempre somos las personas más idóneas a la hora de decidir qué es lo mejor para nosotros. En el fondo, al tomar una decisión, parte de nosotros ya ha decidido qué es lo mejor. Y ese mejor, en la mayor parte de los casos, tiene que ver con lo que nos va a hacer sentir mejor, y no con lo que va a ser realmente más beneficioso para nosotros a largo plazo.
La gente cree en el valor del dinero en función del peso que tiene en sus vidas, independientemente del valor intrínseco que tenga. Este es uno de los sesgos cognitivos que condicionan nuestras decisiones y amoldan lo que pensamos para satisfacer ciertas ideas preconcebidas.
No dejes que tu propia mente te engañe: no siempre puedes fiarte de lo que piensas porque a menudo ves las cosas tal y como las quieres ver. La clave, por tanto, está en definir una serie de objetivos que vayan a beneficiarte a largo plazo y pensar siempre en caminar hacia esa meta en lugar de optar por la vía rápida de satisfacer deseos o aplacar miedos que aparecen a simple vista.
Parece sencillo, pero en el día a día te enfrentas a muchos sesgos cognitivos que forman parte de ti y en los que quizás no te hayas parado a pensar, como centrarte más en las pérdidas que en las ganancias o pensar que proteger los bienes que posees está por encima de cualquier riesgo (u oportunidad) de incrementar tus ganancias.
Conocer todos estos sesgos cognitivos es fundamental, porque la mejor forma de “combatirnos a nosotros mismos” o a aquello que de forma irracional puede acabar dirigiendo nuestra vida, es teniendo constancia de estas predisposiciones mentales. Y es, al menos, el primer paso y la herramienta necesaria para empezar a orientar nuestras decisiones financieras en relación con nuestras metas personales.
Para decidir de forma inteligente qué hacer con tu dinero, tienes que aprender a “combatir contra ti” para “beneficiarte a ti”.