Tras varios años de planificación, Santiago Puértolas ha conseguido ahorrar casi la totalidad de sus ingresos de seis cifras.
Puértolas, que ahora tiene 26 años, empezó a diseñar su estrategia para maximizar su tasa de ahorro hace más de siete años, mientras estaba en la universidad. Su idea era maximizar sus ingresos laborales, conseguir múltiples fuentes de ingresos pasivos y minimizar sus gastos.
Según los documentos a los que ha tenido acceso Business Insider, en los últimos meses ha conseguido cumplir su objetivo de ahorrar alrededor del 95% de sus ingresos por su trabajo en estrategia corporativa en una empresa tecnológica.
Puértolas vive por debajo de sus posibilidades, es decir, gasta sólo un pequeño porcentaje de sus ingresos en gastos básicos. Esto implica ahorrar mucho en el presente y hacer algunas concesiones para tener una vida más cómoda en el futuro, pero sin sacrificar el bienestar en el presente.
Su autodenominada filosofía de vida minimalista “se resume en minimizar los gastos y vivir de la forma más sencilla posible”, afirma. Para él, la felicidad no depende de eso. Esta misma idea le ha llevado a asesorar a jóvenes profesionales y empresas sobre la consecución de sus objetivos financieros y profesionales.
Para poder conseguir su objetivo, sabía que necesitaba comprar una casa. Lo que hizo fue buscar una en una pequeña ciudad relativamente barata de las Islas Canarias, con la que pudo negociar para conseguirla por debajo del precio de mercado. La vivienda, junto con el bajo coste de la vida, la proximidad a la naturaleza y las oportunidades de inversión inmobiliaria le convencieron para quedarse.
Eso sí, no lo hizo solo. Para entonces, Puértolas ya tenía un socio que le ayudó a pagar la vivienda con el total de sus ahorros, según los documentos que ha podido revisar Business Insider España. Y ahora vive en la casa que, a su vez, ha dividido en tres partes: una para él y su pareja, otra para alquileres de Airbnb y una tercera para alquiler a largo plazo.
Además de la inversión inmobiliaria que la vivienda le ha permitido aprovechar, Puértolas también trabaja en construir una cartera de inversiones que le permita aumentar sus ingresos pasivos.
Su presupuesto se ha ajustado a sus necesidades futuras y se acota a: 200 euros para las comidas que cocina en casa (que suelen ser el 80% de las comidas del mes) y 210 euros para salir a comer dos veces por semana —y, según él, ya de por sí está gastando más que la media de los residentes de la isla—.
También ha limitado sus viajes a vuelos baratos para ir a ver a familiares y amigos, que rondan los 150 euros al mes. Y rara vez gasta dinero en comprarse ropa. De hecho, tiene sólo ropa para llenar una maleta. “Esto no vale para todo el mundo, por lo mismo que no todo el mundo se sentirá cómodo viviendo como vivo yo”, reconoce el joven.
Invertir en felicidad
La mayoría de sus gastos son cosas que le facilitan la vida y le hacen feliz. Lo encuentra en la naturaleza y en los viajes, en vez de en los grandes lujos.
“Cómprate un portátil de lujo si lo vas a utilizar para trabajar, pero no te compres un iPhone si no es para ganar dinero, porque es simplemente un lujo”, señala.
Dice que su frugalidad le viene de sus abuelos, que vivían en un pequeño pueblo y trabajaban en puestos con salarios bajos, pero ahorraban para llevar una vida cómoda y más bien minimalista.
Sus padres se criaron sabiendo que tenían que ganarse todo, desde el dinero hasta el respeto, y Puértolas mantiene esa mentalidad. Tras la crisis financiera de 2008, dice que su familia se puso aún más las pilas para reducir los gastos del hogar.
Puértolas consiguió su primer trabajo remunerado a los 16 años, algo que era poco habitual para personas de esa edad en España, y durante la universidad puso en marcha algunos negocios para ayudar a sus padres a pagar la matrícula.
Entre ellas, un sistema de punto de venta para restaurantes, sitios web de comercio electrónico y trabajos de consultoría. Mientras estudiaba, elaboró un plan financiero en el que calculaba cuánto podría gastar para ahorrar un millón de euros, decidiendo la cantidad más baja posible que podría gastar sin poner en peligro sus objetivos vitales.
Al final se mudó de ciudad —donde, según él, “en cuanto sales por la puerta, ya estás gastando 20 dólares por respirar”— y viajó por todo el mundo para descubrir formas de felicidad que no supusieran tener mucho dinero.
Tener una vida minimalista
Puértolas cuenta que viajar a Myanmar y pasar un tiempo con un monje budista, que le explicó la idea de vivir feliz sin lujos, le impulsó a vivir con lo mínimo. También adoptó algunos principios estoicos, como a sentirse tranquilo en situaciones incómodas y vivir con sencillez.
Esa filosofía le llevó a desarrollar la mentalidad de invertir sólo en cosas que pudieran reportarle beneficios.
“Me compro un coche porque me hace la vida más fácil, pero me compro el más barato porque el incremento de tener un coche mejor no repercute en mi calidad de vida”, explica y añade que incluso aprendió a reparar su coche él mismo.
“Me ahorra tiempo en los desplazamientos y me hace la vida más fácil, pero tener un coche más bonito, tener esa conciencia de que la gente me ve como alguien más rico, simplemente no ayuda”.
Su objetivo es tener la opción de jubilarse formalmente a los 40 años de edad, mientras depende de los ingresos pasivos. Espera asumir puestos de mentor para ayudar a empresas y personas a tener éxito. Mientras, acelera su ritmo de ahorro para llegar antes a sus objetivos, y verse lo menos afectado posible los despidos en su sector y en sus anteriores empresas.
“Mi idea es encontrar paz y comodidad, llegar a un punto en el que no tenga que depender de un salario de una empresa externa”, afirma Puértolas.
Artículo publicado originalmente por Business Insider en septiembre de 2023.