Las claves de una psicóloga educativa para que los niños tengan un futuro exitoso y sin traumas

La prestigiosa psicóloga educativa y autora de renombre internacional, Michelle Borba, compartió en un artículo para la cadena estadounidense CNBC las claves para que los niños tengan un futuro exitoso y sin traumas, basado lógicamente en la actitud de sus padres y la educación que les den: “Nuestras creencias y actitudes se extienden a nuestros hijos”, subraya Borba en ese artículo.

La preparación de los niños para su futuro es una prioridad, realmente la única que engloba a todo lo demás. No es suficiente con enfocarse únicamente en la capacidad cognitiva o el coeficiente intelectual (CI) de los pequeños. Factores como la gestión de emociones, la creatividad, el pensamiento crítico, la autoconciencia y las habilidades sociales juegan un papel crucial en el logro de metas personales y profesionales a largo plazo. Pero para Michelle Borba hay una que sobresale por su importancia en el desarrollo y éxito futuro de los niños: la perseverancia.

Por qué es tan importante la perseverancia

La perseverancia se define como la capacidad de mantenerse enfocado y persistir en una tarea a pesar de enfrentarse al aburrimiento o las dificultades. Es más que trabajar duro; es mantener una actitud positiva y seguir adelante incluso cuando las cosas se complican. Esta habilidad de recuperación y adaptación frente a la adversidad es vital, según Borba.

La perseverancia influye en todos los aspectos del desarrollo infantil, desde el rendimiento académico hasta las relaciones sociales y el bienestar emocional. Además, esa virtud se mantendrá con toda seguridad durante el resto de la vida, es decir, será también un adulto perseverante y resiliente.

Cómo inculcar la perseverancia en los niños

Para fomentar esta cualidad indispensable, Borba propone varias estrategias que los padres y educadores pueden aplicar:

Combatir los factores desalentadores: es crucial entender que la presión por el éxito puede ser abrumadora para los niños. En lugar de enfocarse exclusivamente en los resultados, es más beneficioso elogiar los esfuerzos de los niños. Mostrarles que su valor no depende de sus logros, es fundamental para su desarrollo emocional.

Aceptar los errores como oportunidades de crecimiento y aprendizaje: enseñar a los niños que está bien equivocarse y que lo importante es el esfuerzo realizado es clave para desarrollar su resiliencia.

Celebrar los logros, por pequeños que sean: el éxito, incluso el más mínimo, puede motivar a un niño a seguir adelante. Identificar y celebrar estas pequeñas victorias fomenta el valor del esfuerzo por encima del resultado.

Elogiar el esfuerzo sobre la inteligencia innata: según la psicóloga Carol Dweck, elogiar a los niños por su esfuerzo en lugar de por su inteligencia fomenta una mayor motivación y les incentiva a trabajar más duro.

Enseñar a los niños a dividir tareas complejas en partes manejables les ayuda a abordarlas con mayor confianza y a completarlas efectivamente.

Fomentar la concentración y la independencia: utilizar temporizadores para ayudar a los niños a mantener la concentración y completar tareas dentro de su tiempo de atención es una estrategia útil. Además, promover la independencia, permitiendo que los niños realicen tareas por sí mismos cuando sea posible, es crucial para su desarrollo.

Ayudar a los niños a superar obstáculos, reconociendo su frustración y fomentando un diálogo interno positivo puede mejorar significativamente su capacidad para perseverar ante desafíos.

Retos ante un problema creciente

Si la salud mental en los adultos es cada vez más preocupante, con récords en las tasas de depresión o ansiedad, uso de ansiolíticos o antidepresivos y suicidios o tentativas, lo es aún más en la de los niños, con cifras crecientes igual de preocupantes.

Para Borba, el pesimismo “es una de las razones por las que estamos viendo una crisis de salud mental tan grande en nuestros hijos”. Sin optimismo no prosperarán y se convertirán en adultos con los mismos problemas que cada vez más acucian a las sociedades modernas debido al estrés, los traumas y los malos hábitos mentales y anímicos.

Borba insiste en que los padres debes de poner sus esfuerzos con acciones concretas: lo primero, apagando el televisor, comunicarse con los niños, enseñarles a que el mundo es problemático, pero sin mostrar desesperación y pesimismo, sino discutir todo desde el positivismo. “Ayude a sus hijos a ver que pueden marcar la diferencia”, dice Borba en el artículo, y concluye que “una vez que empiezan a hacer eso, desarrollan una mentalidad increíble”.

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