El día en el que estás leyendo este artículo, sea cual sea, en el planeta se beben alrededor de 2.600 millones de tazas de café a nivel mundial. No sorprende si se tiene en cuenta que el café es el segundo mercancía más comercializada en todo el planeta, solo por detrás del petróleo.
La literatura científica ha descubierto numerosos beneficios de tomar café a diario: protege el hígado de la cirrosis, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, protege frente a la diabetes y el cáncer, cuida del cerebro ante la aparición de trastornos neurodegenerativos y ayuda a combatir y prevenir la depresión.
Sin embargo, cada persona es un mundo, y la cafeína no resulta igual de beneficiosa según el individuo. Es más, existen determinados grupos de personas a las que el café no les sienta bien, y cuyo consumo puede acarrear problemas de salud o agravar enfermedades preexistentes.
Hay un falso mito que sigue circulando en torno al café: que las personas con enfermedades cardiovasculares no deben tomarlo, puesto que eleva transitoriamente la presión arterial y la frecuencia cardiaca. No obstante, la Fundación Española del Corazón recuerda que el café tiene un efecto cardioprotector.
“Cualquier sujeto que sea hipertenso o padezca alguna enfermedad cardiaca puede tomar, en principio, 3 o 4 tazas de café al día, puesto que no se ha podido evidenciar nunca su carácter nocivo en relación a la patología cardiovascular”, destaca Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
De hecho, un estudio publicado en la revista de la American Heart Association (AHA), Circulation Heart Failure, asegura que el café reduce el riesgo a desarrollar insuficiencia cardiaca, poniendo el tope en 4 tazas diarias.
Tras analizar a 400.000 personas con edades entre los 50 y los 71 años, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine concluye que consumir café a diario reducían su riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, respiratoria, ictus, diabetes, infecciones y lesiones.
Pero si perteneces a uno de estos sectores de la población, reduce o elimina por completo el café de tu dieta.
Mujeres embarazadas
El café contiene cafeína que atraviesa la placenta y llega al feto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que las mujeres embarazadas tomen menos de 300 miligramos de cafeína al día durante la gestación. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) recomienda limitar este consumo a menos de 200 mg (unas dos tazas al día).
El consumo excesivo de cafeína durante el embarazo puede provocar bajo peso al nacer, problemas de desarrollo, restricciones del crecimiento, parto prematuro o muerte intrauterina. Otra investigación apuntaba a que contribuye al sobrepeso infantil.
No obstante, cada vez aparecen más estudios que desaconsejan totalmente la ingesta de café durante todo el embarazo.
Uno de los más recientes, publicado por investigadores de la Universidad de Reikiavik (Islandia) indica que no hay una dosis máxima de cafeína diaria segura para embarazadas y mujeres que están buscando un embarazo. Esta revisión indica que la cafeína es perniciosa para el feto, incluso en cantidades bajas.
Madres lactantes
Las madres lactantes también deben limitar el consumo de cafeína para evitar su transferencia a los bebés.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Americana de Pediatría (AAP) coinciden en que sí se puede tomar café en la lactancia, salvo que el médico o pediatra dictaminen lo contrario.
Puedes tomar café en cantidades moderadas o inclinarte por variedades sin cafeína o que la contengan en dosis reducidas
Personas con problemas de ansiedad
El consumo elevado de cafeína puede exacerbar los sentimientos de inquietud y ansiedad en personas con tendencia a la misma. Además, aquellas que tienen diagnosticado un trastorno de ansiedad generalizada o trastorno de pánico pueden experimentar síntomas intensificados.
De hecho, la biiblia de los trastornos mentales, el DSM-V, incluye la cafeína entre las sustancias que pueden provocar el llamado trastorno de ansiedad inducido por sustancias. La ingesta de cafeína se relaciona con la aparición de ataques de ansiedad y pánico en personas que tienen una predisposición a padecer este problema.
Optar por bebidas descafeinadas o sin cafeína puede ayudar a controlar la ansiedad.
Personas con trastornos del sueño
Los efectos estimulantes del café, ya que la cafeína se trata de una sustancia estimulante para el sistema nerviosa y que incide sobre el sistema de recompensa del cerebro, pueden alterar los patrones de sueño.
De forma más concreta, la cafeína puede producir irritabilidad e insomnio cuando se superan los 300 miligramos de consumo diario. Las personas con insomnio u otros trastornos del sueño deben evitar el café, especialmente por la tarde o a partir de la hora de comer.
Para calcular su efecto, ten en cuenta que la vida media de la cafeína en el organismo es de 3 a 6 horas y puede tardar hasta 10 horas en abandonar el sistema por completo. El consumo de café 6 horas antes de acostarte puede interrumpir tu sueño.
Si te has pasado con la cafeína, no podrás hacer que desaparezca más rápido, pero sí contrarrestar sus efectos hidratándote y practicando ejercicio.
Niños y adolescentes
Aunque están ampliamente estudiados en adultos, los efectos de la cafeína en los niños no se conocen con tanta claridad como en adultos, por lo que se recomienda que niños y adolescentes eviten el consumo de café, sobre todo los más pequeños. Sus sistemas nerviosos pueden ser más sensibles a esta sustancia.
Las directrices de la Clínica Mayo recomiendan que los adolescentes de entre 12 y 18 años limiten su consumo de cafeína a 100 mg/día, mientras que la Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de 12 años no tomen ningún tipo de cafeína.
Entre los efectos del consumo excesivo de cafeína, destacan el aumento de la frecuencia cardiaca, la falta de concentración y el nerviosismo.
En los niños y adolescentes, fomenta la ingesta de agua, leche, bebidas vegetales, infusiones o zumos naturales.
Personas con sensibilidad a la cafeína
Algunas personas simplemente son más sensibles a la cafeína que otras, por lo que incluso tomando cantidades moderadas pueden experimentar efectos secundarios como nerviosismo, insomnio y dolores de cabeza.
Según Infosalus, hay dos razones por las que existen personas más sensibles que otras a la cafeína,y ambas son genéticas: una de ellas es que el hígado metaboliza la cafeína de forma más lenta, y la otra es un sistema nervioso central más sensible, por lo que incluso pequeñas cantidades de cafeína resultan altamente estimulantes para estos individuos.
En estos casos, se desaconseja tomar café con regularidad.
Personas con problemas gastrointestinales
El café puede irritar el sistema gastrointestinal y causar molestias y empeoramiento de los síntomas a personas que padecen gastritis, reflujo ácido, úlceras pépticas o trastornos autoinmunes como el colon irritable o la enfermedad de Chron.
Las personas con estómagos sensibles pueden experimentar acidez estomacal, úlceras y náuseas tras su consumo. Esto sucede porque el café relaja el esfínter en la parte inferior del esófago, permitiéndote que el ácido vuelva a subir.
En todo caso, si perteneces a este grupo de personas, no tomes el café en ayunas, u opta por variedades descafeinadas o infusiones de otro tipo.