Recordar que están del mismo lado y no son bandos opuestos, así como tampoco echar en cara resentimientos antiguos durante las discusiones actuales, son dos sugerencias esenciales para disminuir las peleas de pareja.
Por más amor que haya, las discusiones continuas desgastan a cualquier pareja. Es triste que un vínculo se rompa por no saber gestionar los conflictos y ponerles un freno a tiempo. Sin embargo, con esfuerzo y compromiso, es posible revertir esta situación. La gran pregunta es cómo lograrlo. Permíteme explicártelo.
Hacerles frente a las conversaciones difíciles en lugar de evitarlas, comunicar cómo nos sentimos en el momento propicio y revisar los acuerdos entre ambos, son recomendaciones cruciales desde mi perspectiva como psicoterapeuta. A continuación, te comparto otras sugerencias para evitar pelear siempre en una relación.
Peleas frecuentes de pareja, ¿por qué ocurren?
Cuando los problemas se vuelven rutinarios, la relación puede quedar atrapada en una dinámica agotadora e insatisfactoria. Uno de los consejos básicos para dejar de discutir con la pareja es identificar las causas subyacentes que provocan los choques entre ambos. En general, dichos motivos tienen que ver con lo que mencionamos enseguida:
- Falta de comunicación efectiva.
- Acumulación de tensiones sin resolver.
- Expectativas poco claras sobre roles, responsabilidades y actitudes.
- Estrés externo debido a las presiones laborales, financieras o familiares.
Reconocer y abordar con empatía las fallas es fundamental para impulsar un cambio positivo y fortalecer la calidad del vínculo.
¿Cómo dejar de discutir todo el tiempo con tu pareja?
Discutir no es malo. Lo problemático surge cuando se hace de forma inútil, hiriente o sin sentido. Los desafíos de la convivencia en pareja, así como las diferencias en valores como la política, la religión o incluso preferencias personales, llegan a tensar la cuerda del bienestar en la relación. Por ello, es clave tener a mano las siguientes estrategias psicológicas para gestionar los desacuerdos de manera constructiva.
1. No guardar los sentimientos
Cuando nos reservamos lo que sentimos, las pequeñas molestias se convierten en grandes disputas. Por ejemplo, una toalla mojada sobre la cama es capaz de desencadenar en una discusión fuertísima en la que se esconden conflictos más profundos.
La secuencia es lógica: para reducir las discusiones es necesario evitar que las tensiones se acumulen. Y para evitar que las tensiones se acumulen, hay que abordar las cosas a medida que surgen.
2. Cuidar los modos y las palabras
El modo en que nos expresamos, a veces, empeora los altercados existentes y genera nuevos. Las palabras que elegimos y el tono de voz tienen un impacto significativo. Por ello, entre los consejos para dejar de discutir con la pareja, es fundamental evitar el lenguaje acusatorio o agresivo y optar por una comunicación asertiva y respetuosa.
3. No escapar de las conversaciones incómodas
Seguro has escuchado esa frase que dice: «Para construir relaciones sanas, necesitamos tener conversaciones incómodas». Y es un hecho. Ignorar los temas difíciles o dolorosos no los desaparece, sino que los intensifica. En cambio, afrontarlos con apertura y honestidad favorece el abordaje de los problemas de raíz y contribuye a encontrar soluciones conjuntas.
4. Establecer acuerdos claros y específicos
En lugar de dejar las expectativas al azar, definir acuerdos concretos previene malentendidos y reduce los enfados. Por ejemplo, decidir quién se encargará de qué tareas del hogar o establecer límites sobre la información de la pareja que se comparte con la familia o amigos. Es básico precisar los temas que suelen ser fuente de disgustos y comprometerse para cumplir con lo pactado.
5. Enfocarse en resolver y no en «ganar la discusión»
Es común caer en la trampa del ego de querer tener razón o ganar el argumento. No obstante, esto puede alejarnos del verdadero objetivo: encontrar una solución. En vez de imponer nuestra verdad o afincarnos en quién se equivoca o tiene la culpa, es más constructivo centrarse en entendernos y plantear compromisos mutuos. Verás que si lo aplican ya no pelearás tanto con tu pareja.
6. Aceptar que la otra persona es como es, no como tú quieres que sea
A menudo, detrás de los altercados frecuentes se oculta el deseo o la insistencia de cambiar al otro. Entonces, uno de los consejos más relevantes para dejar de discutir con tu pareja es aceptarla tal como es. Por más incómodo y frustrante que resulte, las personas que nos rodean nunca son exactamente como queremos. Aunque se acercan, expectativa y realidad jamás coinciden al 100 %.
7. Evitar sacar problemas pasados durante las peleas actuales
Traer a colación disgustos antiguos mientras se discute solo complica las cosas y las vuelve más confusas. En las relaciones amorosas, es habitual recurrir a hechos anteriores con el fin de fortalecer nuestro argumento, pero lo cierto es que esto prolonga la discusión y aviva viejos rencores. Centrarse en el ayer distrae del problema actual y aumenta los resentimientos.
8. Aprender a gestionar el estrés y las emociones intensas
Técnicas como la respiración profunda o la meditación marcan la diferencia cuando el ambiente se pone tenso. Además, es crucial para mantener la compostura y resolver lo que sucede con madurez. Esto no solo ayuda a regular tus propias emociones, sino que facilita una comunicación más clara y efectiva.
9. Recordar que están del mismo lado, no en bandos opuestos
En una relación, no se trata de competir o ganar peleas. Están juntos en esto y es esencial enfrentar los desafíos como equipo. Significa que deben apoyarse mutuamente, escuchar las preocupaciones y emociones del otro, aprender a ceder cuando es necesario y colaborar para encontrar soluciones que satisfagan a ambos.