El pasado mes de julio, mi marido y yo pagamos la última cuota de la hipoteca.
Conseguir este objetivo, que en un momento parecía inalcanzable, se hizo realidad en menos de 13 años. Recuerdo aún cuando tenía 23 y miraba horrorizada un gráfico que mostraba cuánto pagaríamos al banco en 30 años por nuestra casa de 170.000 dólares (más de 155.000 euros) en un barrio de las afueras de Cleveland, Ohio, Estados Unidos.
Pero aquí estamos, con 39 y 37 años, sin hipoteca.
Por qué hemos decidido amortizar la hipoteca antes de tiempo
El pago anticipado de la hipoteca había sido uno de nuestros principales objetivos financieros desde 2016. En ese momento, ambos estábamos exhaustos con la crianza de nuestras dos hijas y la gestión de nuestras carreras. No nos entusiasmaba la idea de trabajar a tiempo completo durante otros 30 años y, probablemente, tener poco tiempo para disfrutar de la jubilación.
Yo era editora en una imprenta. Mi marido era supervisor en una compañía de productos agrícolas, además de trabajar un fin de semana al mes y varias semanas al año como miembro de la Guardia Nacional de Ohio.
Después de mucho investigar y hacer cálculos, nos dimos cuenta de que una estrategia que combinase la inversión y la amortización de la hipoteca nos daría el estilo de vida más flexible que teníamos en mente.
Quitarnos de encima la factura mensual más elevada de nuestro mes, me permitiría dedicarme a escribir por mi cuenta y a mi marido trabajar muchas menos horas. Y esa libertad podría llegar mucho antes de lo que dictaba en ese momento el calendario —según el cual hay que pagar la casa durante 30 años y trabajar hasta los 66 o más—.
Aunque son muchos los expertos que debaten entre si la amortización de la hipoteca es el movimiento financiero adecuado para todos los perfiles, o si hay algunos beneficios en mantener la hipoteca hasta su vencimiento (como tener más dinero para invertir mientras eres joven), nosotros decidimos que era el movimiento correcto para nuestra economía familiar.
En 2016, refinanciamos nuestra hipoteca de 110.000 dólares (unos 100.000 euros) a una hipoteca de 15 años con una tasa de interés de poco más del 3%, y nos propusimos pagarla lo antes posible.
Cómo vivir dentro de nuestras posibilidades nos ayudó a pagar nuestra hipoteca antes de tiempo
Al reflexionar sobre cómo conseguimos saldar la deuda en menos de cuatro años con unos ingresos relativamente modestos, me di cuenta de que la mayor parte del mérito se debe a las sencillas lecciones financieras que aprendimos de nuestros padres. La más importante: vivir dentro de tus posibilidades.
Como muchas otras, es una idea sencilla, pero no siempre fácil de ejecutar.
El estilo de vida es algo real, al igual que la presión por estar a la altura de los que nos rodean. Nuestros padres no fueron a la universidad y la mayor parte del tiempo criaron a sus familias con un único sueldo.
Su experiencia nos enseñó que se puede vivir dentro de nuestras posibilidades, pero hay que retrasar la gratificación y tomar decisiones responsables, como cocinar la mayor parte de las comidas en casa, contentarse con una “casa para principiantes” y no tener siempre ropa de marca o lo último en tecnología.
Compramos coches usados
Otra de las cosas que siempre han hecho mis padres es no conducir vehículos nuevos, que, según los expertos, pierden un 11% de su valor en cuanto los sacas del concesionario. Nosotros hemos seguido su ejemplo. Claro que podríamos financiar un coche nuevo por 554 dólares al mes o 600 euros, que es la cuota media de un vehículo nuevo en Estados Unidos.
Pero optamos por comprar vehículos con poco kilometraje y algunos años de antigüedad. Pagamos el coche al contado o lo compramos con un préstamo de bajo interés sin penalización por amortización anticipada. Y, por supuesto, lo pagamos lo antes posible.
Llevamos cinco años sin pagar nada por un coche. ¿Me gustaría conducir un coche mejor? A veces. Sin embargo, me doy cuenta de que conducir un coche nuevo no me ayuda a cumplir mis objetivos de no tener deudas y jubilarme pronto. Mientras que destinar 1.000 euros más al mes de los dos posibles pagos del coche al capital de la hipoteca sí nos ayuda a cumplir nuestros objetivos.
Tenemos un plan para los ingresos extraordinarios
Una estrategia de ahorro que aprendimos de mi suegra es tener siempre un plan para los ingresos inesperados. Estos pueden ser una devolución de impuestos, una bonificación en el trabajo, un regalo o un ingreso extra.
Cuando los niños eran pequeños, mi suegra guardaba estratégicamente su devolución anual de impuestos para pagar la guardería de verano. Otras veces, la utilizaba para hacer reformas en casa.
Así, ahorrando varios años, cambió incluso las ventanas de casa, sin tener que cargar estos gastos en una tarjeta de crédito ni gastar su devolución de impuestos en cosas que realmente no necesitaba en ese momento.
Poco después de comprar nuestra casa, mi suegra también nos animó a buscar una forma de hacer pagos extra para la vivienda. Empezamos simplemente pagando unos 150 euros más de capital cada mes.
También nos explicó que las personas que cobran cada dos semanas suelen recibir una paga extra dos veces al año, dependiendo de cuántos viernes haya en el mes. Si tienes en cuenta tus gastos mensuales basándote en dos días de paga al mes, esta paga extra puede considerarse como un ingreso extraordinario.
No seguimos su consejo desde el principio, pero acabamos destinando nuestras pagas extra y otras primas al pago de la hipoteca, reduciendo el capital unos cientos o miles de euros cada vez.
La eliminación de los gastos de guardería supuso una gran ventaja para nosotros. En un momento dado, este coste era casi equivalente al pago de nuestra casa. Cuando el trabajo de mi marido cambió en 2017 y nuestros hijos dejaron de necesitar guardería antes y después del colegio, invertimos ese dinero en lo mismo: el pago de la hipoteca, lo que nos ayudó a reducirlo a cero este mismo año.
Con la hipoteca cancelada y la vista puesta en otros objetivos financieros, mi marido y yo agradecemos a nuestros padres las lecciones que nos enseñaron sobre cómo vivir dentro de nuestras posibilidades. Nos llevaron a liquidar la hipoteca antes de tiempo, lo que nos ha permitido elegir un trabajo más satisfactorio y pasar más tiempo con nuestras hijas.