No, el ‘streaming’ no siempre aleja a los espectadores de los cines: puede ser una pasarela hacia las salas

En la última década, el streaming se ha convertido, para un sector de la industria, en la encarnación de muchos de los males que padece la distribución en salas.

Factores como su asequibilidad (comparada con el coste de una visita al cine), la abundancia de oferta, la comodidad en el acceso y el hecho de que, eventualmente, los estrenos acaben llegando a estos servicios acentúan, según esta corriente de opinión, la profunda erosión que ha experimentado el hábito de ir a una sala de cine a ver una película.

Un estudio reciente, conducido por Roku y National Research Group, dibuja un escenario muy diferente. No solo el streaming no aleja a los espectadores de las salas, sino que, en las condiciones adecuadas, puede animar al usuario a visitarlas.

Los que ven contenido en streaming van al cine y los que van al cine ven contenido en streaming. Esta es la principal conclusión que se desprende del estudio de Roku y National Research Group para Variety elaborado a partir de encuestas a 1.600 usuarios de plataformas de entre 18 y 64 años residentes en EEUU.

Alrededor del 61% de los individuos entrevistados declaró haber visto al menos dos películas en el cine en los últimos seis meses, porcentaje que se eleva hasta un 74% cuando se tiene en cuenta a quienes declararon haber ido al menos una vez.

Además, la asistencia al cine es consistente en el caso de usuarios con una intensidad de consumo media (de 10 a 20 horas a la semana) y ligera (menos de 10 horas a la semana). Este segmento declaró haber visitado un cine varias veces en el último semestre. En el caso de los usuarios intensos (más de 20 horas a la semana) la asistencia es menor (al cine al menos una vez).

Por su parte, el 45% de los encuestados totales declaró preferir ver una nueva película en casa por streaming en lugar de ir al cine, mientras que el 37% se mostró receptivo a ambas opciones.

En cuanto a los factores más citados para ver las películas en casa, el precio y la comodidad se situaron en primer lugar, seguidos de la flexibilidad horaria en el visionado y la posibilidad de pausar, retroceder o avanzar.

A favor y en contra

El acortamiento de las ventanas ha hecho un flaco favor a los cines, en especial cuando las películas legan al catálogo de una plataforma de suscripción con la película todavía viva en algunas salas.

Aunque estos servicios no puedan competir con la experiencia, el precio y la comodidad se han convertido en dos variables que, para muchos usuarios, inclina la balanza a favor del entretenimiento doméstico.

El streaming, además, ha sabido explotar muy bien la potencia del catálogo, gracias a una oferta amplia, razonablemente diversa y con una elevada rotación. El circuito de salas comerciales tiende a favorecer los grandes títulos, lo que reduce la paleta de oferta al alcance del espectador, especialmente en cines de provincias.

Es indudable que el streaming canibaliza parte de la asistencia a las salas, pero ciertas combinaciones entre ambos modelos de distribución están demostrando ser muy efectivas a la hora de generar beneficios a ambas partes.

Una de las operaciones con las que el streaming se hico fuerte en sus inicios fueron las licencias de contenidos televisivos que todavía estaban en emisión. La comodidad de poder reenganchar una serie de cara al estreno de la nueva temporada, bajo demanda y sin horarios, estuvo en la base del éxito de programas como Breaking Bad, que recibió un impulso sustancial tras incorporarse al catálogo de Netflix.

El streaming, por tanto, es particularmente efectivo no solo generando audiencias sino también preservando al core target de determinados contenidos. En el sector cinematográfico esto ha demostrado ser muy ventajoso especialmente en el caso de las secuelas.

Dos estrenos recientes, como explican en Los Angeles Times, ilustran este fenómeno. Spider-Man: Into the Spider-Verse tuvo un recorrido modesto en cines en 2019 pero su llegada a Netfflix logró impulsar su popularidad de manera sustancial, hecho que catapultó los resultados de la secuela en 2023. Across the Spider-Verse recaudó más de 690 millones de dólares (unos 650 millones de euros al cambio actual) en todo el mundo.

Algo similar ha ocurrido con la secuela de Moana, que superará holgadamente las cifras de la primera película. El éxito de Moana 2 es, en gran medida, resultado del empeño de Disney+ seduciendo a una nueva generación de fans con la primera entrega, que han acudido en masa a ver la secuela en salas.

Sin la ayuda de la plataforma manteniendo Moana en el radar de las familias, probablemente no habrían conseguido estos registros. Tampoco podemos olvidar la importancia de los datos a la hora de tomar decisiones mejor informadas ya que los registros de Moana en Disney+ tuvieron un papel crucial en la decisión de Disney de convertir la secuela en una película en lugar de una serie original para la plataforma.

Con estos resultados sobre la mesa, parece evidente que ha llegado el momento de abrazar una mentalidad estratégica en el que estas dos ventanas puedan enriquecer la explotación de una película. Si se logran desterrar prejuicios y, sobre todo, entender que la manera de ver películas ya no posee un significado único ni excluyente, un futuro sostenible para ambos negocios no parece tan inalcanzable.

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