Llegar tarde puede ser un hábito frustrante tanto para quienes lo padecen como para los afectados por el retraso. Hugo Spiers, profesor de neurociencia cognitiva en el University College de Londres, ha estudiado por qué algunas personas parecen incapaces de llegar puntuales a sus compromisos, revelando una mezcla de causas psicológicas y patrones de comportamiento.
Personalidad y percepción del tiempo
Una de las principales razones detrás de la impuntualidad crónica es la percepción errónea del tiempo. Muchas personas subestiman la cantidad de tiempo que requieren para completar tareas, lo que provoca que comiencen sus actividades más tarde de lo necesario.
Según Hugo Spiers, este fenómeno se conoce como “optimismo temporal”, donde las personas creen que tienen más tiempo del que realmente disponen.
Además, la impuntualidad puede estar vinculada a ciertos rasgos de personalidad. Los estudios señalan que las personas más extrovertidas, que disfrutan del dinamismo y la espontaneidad, son más propensas a llegar tarde, ya que suelen priorizar la interacción social o nuevas actividades sobre el cumplimiento de plazos estrictos.
Ansiedad y procrastinación
Otra explicación para la impuntualidad recurrente radica en la ansiedad y la procrastinación. Para algunos, retrasar la llegada a un evento o compromiso puede ser una forma inconsciente de evitar situaciones incómodas o estresantes. Esto puede estar relacionado con el miedo a no cumplir con las expectativas o a enfrentarse a entornos de alta presión.
Trastornos como el TDAH
En algunos casos, la impuntualidad puede estar vinculada a trastornos como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que afecta la capacidad de planificar y organizar tareas, lo que a menudo resulta en retrasos. Las personas con TDAH pueden tener dificultades para gestionar su tiempo y distraerse con facilidad, lo que contribuye a su impuntualidad.
Cómo mejorar la puntualidad
La psicóloga Cristina Martínez Villarino, especialista en bienestar emocional y mindfulness, señala que, aunque no es una tarea sencilla, existen estrategias terapéuticas que pueden contribuir a mejorar la puntualidad en una persona.
Para quienes buscan mejorar, recomienda practicar una mayor conciencia sobre el tiempo necesario para completar tareas y establecer rutinas más estructuradas. El uso de alarmas, planificadores o simplemente asignar más tiempo del necesario para los desplazamientos puede marcar una gran diferencia.
La impuntualidad crónica puede ser el resultado de una combinación de percepción temporal errónea, rasgos de personalidad y, en algunos casos, trastornos psicológicos. Entender las causas subyacentes es el primer paso para cambiar este hábito.