¿Por qué no soporto a la gente? ¿Qué puedo hacer?

Entender por qué no aguantas a los demás es el primer paso para superar esta sensación. Si el problema es que tus valores chocan con los de otros, tal vez debas trabajar en la tolerancia. Te explicamos más estrategias.

Para algunas personas, socializar no siempre es placentero; en cambio, se sienten felices al volver a casa y estar tranquilas. La interacción les resulta incómoda, desafiante o aburrida. ¿Te suena familiar? Si esta situación te preocupa y quieres encontrar una solución, el primer paso es reconocer la raíz de por qué no soportas a la gente.

Sentir intolerancia hacia los demás tiene diversas causas; el estrés acumulado, la introversión o las heridas del pasado son algunas razones. Conozcámoslas más a detalle.

Posibles causas del hartazgo hacia las demás personas (y qué hacer en cada caso)

Para la pregunta «por qué no soporto a la gente», hay varias respuestas. Ya dijimos que identificar la causa específica sería clave para abordar y, si es necesario, modificar esta situación. A continuación, se presentan los principales posibles motivos de la dificultad de sentirse a gusto con otros, junto con estrategias para cada caso.

1. Estrés y cansancio acumulado

Si te sobrecargan la presión y las preocupaciones, es esperable que te sientas irritable. A veces, lo que parece una intolerancia generalizada hacia los demás podría ser un reflejo de tu estado emocional y no necesariamente una característica de tu personalidad. Es útil reflexionar sobre si siempre tuviste esta tendencia o si surgió a la par de la acumulación de estrés.

Qué hacer

Más que preocuparte en tu desempeño social, enfócate en disminuir tus niveles de estrés. Revisa tus hábitos y prioridades, implementa estrategias de relajación y asegúrate de reservar tiempo para el ocio y el descanso. Al aliviar la tensión, quizás tu tolerancia y bienestar social mejoren de manera natural.

2. Tendencia a la introversión y agobio al estar rodeado de gente

Las personas introvertidas suelen sentirse exhaustas después de pasar mucho tiempo interactuando. De hecho, necesitan momentos de soledad para recargar energías. ¿Puede que tu sensación de agotamiento al estar con gente se deba a tu inclinación hacia la introversión?

Qué hacer

Primero, acepta tu necesidad. No hay nada malo en preferir la tranquilidad por sobre la constante estimulación. Sin embargo, es saludable que busques un equilibrio entre tu tiempo personal y tu tiempo social. Eso sí, sé selectivo/a con las personas con las que compartes y elige entornos que te resulten cómodos.

3. Experiencias negativas en tus vínculos pasados

Si has experimentado conflictos fuertes, rechazos o traiciones en el pasado, puede que hoy te resulte difícil confiar en alguien. Estas vivencias dejan una marca en cómo percibes a las personas y a las relaciones, creando una especie de barrera emocional para evitar sentir el mismo dolor.

Qué hacer

Asistir a psicoterapia resulta útil para sanar estas heridas y superar sus efectos. Además, ayuda enfrentarte a nuevas interacciones sociales de manera gradual, eligiendo personas con las que te sientas a salvo.

4. No sentirte en sintonía con lo que valora la mayoría

«No soporto a la gente, ¿por qué me pasa?». Una respuesta a esta pregunta está en sentir que tus valores, intereses y creencias difieren de los de la mayoría de tu entorno. Si ellos valoran cosas que tú rechazas, o a la inversa, es natural que no sientas alineación y comodidad en su compañía, sobre todo si percibes que no te aportan nada.

Qué hacer

En este caso, el trabajo es doble y complementario. Por un lado, es importante que cultives relaciones con personas con las que compartes, en cierta medida, la forma de ver y vivir la vida. Al mismo tiempo, es fundamental tratar de mantener una actitud abierta y tolerante hacia las diferencias, aunque siempre respetando tus propios límites.

5. Una infancia sin suficiente estimulación social

Aunque no es una regla universal, si durante tu infancia tuviste pocas oportunidades para interactuar con otros niños o para participar en actividades grupales, es posible que hoy te sientas fuera de lugar en las situaciones sociales. La socialización en la infancia es crucial. Si en los primeros años hubo carencias en ese aspecto, puede que hoy te resulte más difícil conectar con las personas y elijas aislarte.

Qué hacer

Para sentirte a gusto en contextos sociales, necesitas exponerte a ellos de manera gradual y estratégica. Empieza con metas pequeñas, como participar en conversaciones cortas. Unirte a clubes, equipos deportivos o grupos con intereses comunes también es muy útil. Estos entornos te permiten conocer gente y practicar tus habilidades sociales sin que toda la atención esté centrada en ti.

6. Expectativas poco realistas

Quizás esperas que todos sean siempre amables, atentos y entiendan al 100 % lo que necesitas, o que las conversaciones sean siempre agradables y sin malentendidos. Pero la verdad es que las relaciones son un poco más complejas y ahí estaría un motivo de peso a ese cuestionamiento de por qué no soportas a la gente.

Estas expectativas pueden hacerte sentir frustración o decepción cuando los demás no se comportan como imaginabas. Así, empiezas a percibir a las personas como problemáticas o insensibles.

Qué hacer

Es importante trabajar en la aceptación de que las interacciones humanas están llenas de imperfecciones. Aprende a aceptar los pequeños errores o malentendidos como parte natural de las relaciones. Sin embargo, esto no significa que debas comprometer tus valores innegociables.

7. Te sientes superior al resto

El sentimiento de superioridad puede llevarte a ver a las personas desde una perspectiva crítica y distante, creyendo que están por debajo de tus estándares. Esta sensación tal vez hace que te parezcan aburridas, poco interesantes o superficiales, lo cual disminuye tu interés en interactuar con ellas.

Qué hacer

Tómate un momento para reflexionar por qué te sientes superior. ¿Te rodeas de personas que realmente no admiras en absoluto? ¿O es una forma de compensar inseguridades? Aquello que te molesta del resto, ¿podría ser un reflejo de algo que necesitas cambiar en ti? Como sea, cultivar la humildad puede ser clave para cambiar esta percepción.

8. Sentirte inferior al resto

También te puede pasar justo lo contrario: sentirte menos. Si te comparas de manera constante y sientes que no estás a la altura, las reuniones sociales tienden a volverse demasiado incómodas y desafiantes. Esta presión haría que hablar con gente te resulte agotador. Como resultado, evitas a las personas por miedo al juicio y al rechazo.

Qué hacer

Empieza por reconocer tu valor y fortalecer tu autoestima. Este proceso es más efectivo con la orientación de un terapeuta. Asimismo, es muy importante rodearte de personas empáticas y amables para relacionarte, en lugar de aquellas que parecen disfrutar viendo el sufrimiento o fracaso ajeno.

Entonces, ¿soy antisocial?

Puede que, al notar que te resulta insoportable conversar con gente o compartir espacio con otros, te preguntes si eres antisocial. En este punto, es fundamental distinguir el término «antisocial» del concepto «asocial», según la psicología.

El primero hace referencia a la persona que desafía las normas sociales y hace caso omiso de las necesidades y derecho de los demás. De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), alguien con trastorno de la personalidad antisocial suele mostrar una falta de empatía, impulsividad y, a menudo, actúa de manera agresiva o manipuladora.

En cambio, tener una tendencia asocial es un rasgo de personalidad que no implica ser violento o destructivo. Mucho menos se clasifica como un trastorno de personalidad. Más bien, se refiere a la falta de interés en participar de la vida social y en buscar la compañía de otros. Así las cosas, alguien con una tendencia asocial se distingue por lo siguiente:

  • Preferir pasar tiempo a solas.
  • Identificarse con la introversión.
  • Entender y respetar las leyes y códigos sociales.
  • Preferir la calidad por sobre la cantidad de relaciones.
  • Sentir ansiedad, timidez o nerviosismo en entornos sociales.
  • Ser capaces de mantener vínculos duraderos y satisfactorios.
  • Tener menos desarrolladas las habilidades sociales debido a la falta de práctica.

La clave de la tolerancia está en el autoconocimiento

No tienes que forzarte a llevarte bien con quienes no conectas. Tampoco tienes que obligarte a sentir comodidad en situaciones que no se adaptan a tus preferencias o necesidades. No se trata de cambiar quién eres ni tus valores.

Sin embargo, es importante descubrir si hay algo que te bloquea en el plano social y encontrar maneras de disfrutar la compañía de otros. La introspección y el trabajo interno son elementos cruciales en este proceso.

La atención psicoterapéutica puede marcar una enorme diferencia. Piénsalo como una inversión en tu bienestar: un poco de ayuda externa contribuiría a sentirte mejor contigo y los demás.

Sharon Laura Capeluto.

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