El cuerpo humano puede ser fascinante. Todos hemos comprobado lo mucho que nos cuesta conciliar el sueño cuando hace demasiado frío en la habitación. Sin embargo, según un nuevo estudio, la clave para dormir mejor podría ser el frío extremo.
No se trata de ese frío que nos hace tiritar en la cama y hacernos un ovillo bajo las sábanas, sino de algo mucho más intenso. Lo que los autores de este estudio proponen es pasar 5 minutos en una cámara de frío en la que se alcanzan temperaturas de -90 ºC.
Esto, según ellos, puede ayudarnos a dormir mejor, pero no solo eso. También ha mostrado ser útil contra la ansiedad o incluso para reducir la inflamación. Esta puede deberse a alguna enfermedad, pero también a lesiones. De hecho, tanto estos científicos como otros que han llevado a cabo investigaciones similares consideran que puede ser una buena práctica para la recuperación de los deportistas de élite.
Frío extremo para dormir mejor
Para la realización de su estudio, estos científicos, procedentes de la Universidad de Poitiers, en Francia, contaron con la participación de 20 adultos jóvenes, 9 mujeres y 11 hombres. Todos ellos se sometieron a 5 minutos de temperaturas extremas en una criocámara antes de dormir. Repitieron el proceso durante 5 noches seguidas.
Tanto antes como después de este periodo, se les midieron una serie de parámetros fisiológicos dirigidos a analizar la calidad de su sueño o los niveles de ansiedad. De este modo, se vio que después de las sesiones en la cámara de frío pudieron dormir mejor, debido a un aumento significativo de la duración del sueño de onda lenta. Esta es la fase del sueño que se considera más reparadora, por lo que, cuanto más larga sea, mejor. También se redujeron sus niveles de ansiedad. Es cierto que el beneficio no fue inmediato, pero noche tras noche parecía que iban mejorando.
Algo curioso es que los efectos fueron aún más claros en las mujeres que en los hombres. Por eso, estos científicos creen que sería necesario realizar más investigaciones para calcular el tiempo idóneo que debe pasar una persona en la cámara de frío, según su sexo biológico.
El estudio tiene limitaciones
La reducida cantidad de participantes (solo 20), es la limitación más clara de este estudio. Sin embargo, también hay otras. Por ejemplo, se pidió a los voluntarios que no bebiesen alcohol ni tomasen cafeína y que tampoco practicasen ejercicio en el tiempo que duró el estudio. ¿Podrían haber influido estos factores más que la propia cámara de frío? No está claro.
Por otro lado, es cierto que los autores no se han parado a discernir cuáles pueden ser los motivos por los que el frío extremo nos haría dormir mejor, de modo que no se puede confirmar la causalidad más allá de la casualidad. Es algo para lo cual también deberían realizarse más estudios.
No obstante, recuerdan que hay otros estudios que apuntan a los beneficios de usar este tipo de cámaras. Se ha analizado sobre todo para la recuperación de los atletas de élite, pero no se puede descartar que también sea beneficioso para el sueño.
Para tenerlo claro, seguirán investigando más adelante. No esperan que todo el mundo instale una cámara de crioestimulación en su dormitorio, pero sí que se pueda ayudar específicamente desde un entorno sanitario a las personas con insomnio. Una buena parte de la población lo agradecería, así que vale la pena investigarlo.