La vuelta en el tiempo emocional implica el retorno a estrategias inmaduras para afrontar problemas actuales. También es una técnica psicológica que genera críticas y opiniones. Acompáñanos a profundizar el tema.
En el ámbito de la psicología, la regresión se refiere al proceso en el que una persona de cualquier edad «retrocede» a comportamientos o actitudes más infantiles como forma de protegerse de algún malestar.
No obstante, este término también alude al método terapéutico donde el paciente es guiado por un profesional, para revivir y explorar eventos pasados, con el objetivo de comprender y resolver traumas u otros problemas emocionales. Te invitamos a explorar cada uno de estos escenarios, iniciando por el concepto básico.
¿Qué es la regresión en psicología?
La regresión es entendida en psicología como una vía manifiesta de dos formas distintas, cada una con sus propósitos y efectos. Está la introducida por Sigmund Freud que actúa como mecanismo de defensa, igual que sucede con la evitación y la racionalización, por ejemplo. Todos ellos están destinados a crear una barrera psicológica que ayude a lidiar con las tensiones emocionales.
También existe una forma de regresión que busca la sanación. En este contexto, nace la terapia regresiva, esa que explora y trata problemas emocionales arraigados en el pasado. Sin embargo, adelantamos que ambos métodos conllevan ciertos riesgos e inconvenientes, de los cuales también te hablaremos.
Regresión como mecanismo de defensa
Bajo la mirada psicoanalítica, un mecanismo de defensa es un método que las personas empleamos, de forma inconsciente, para resguardarnos del malestar emocional.
En particular, la regresión es una vuelta atrás en el tiempo emocional, donde alguien adopta actitudes o conductas más primitivas o menos maduras, como una manera de enfrentar situaciones de estrés o ansiedad. Es decir, que recurre a formas de protección más antiguas y básicas con el fin de abordar conflictos actuales.
Ejemplos de regresión como mecanismo de defensa
Este mecanismo de defensa primario se manifiesta en individuos de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores. Veamos algunos ejemplos que lo ilustran de modo claro.
Entre las regresiones infantiles, podríamos incluir a una niña de cinco años que, después de ingresar a la escuela primaria, tiene dificultades en el control de esfínteres, a pesar de dominarlo con éxito previamente. O un niño que durante la separación de sus padres recupera el hábito antiguo de chuparse el pulgar, como una forma de encontrar consuelo.
Asimismo, podríamos pensar en un adolescente que enfrenta mucha presión académica y se refugia en reacciones más infantiles, como la irritabilidad y el llanto de frustración. O en un adulto que, luego de vivir una situación traumática, comienza a tener miedo de dormir solo en la oscuridad y busca la compañía de alguien más durante las noches.
Aunque la regresión puede ayudar a lidiar con situaciones difíciles, si se convierte en una medida recurrente, quizás cause más problemas de los que resuelve. Esto significa que, si alguien se queda atrapado en patrones regresivos, es posible que tenga dificultades serias para enfrentar desafíos de manera eficaz y madura.
Relación con la fijación
Cuando hablamos de fijación, nos referimos a quedarse anclado en una etapa específica del desarrollo psicosexual. Esto puede ocurrir si una persona no logra resolver conflictos o satisfacer necesidades que se asocian a esa fase en particular.
Por ejemplo, durante la fase oral los bebés experimentan placer a través de la boca, como succionar el pecho materno o chuparse el dedo pulgar. Si el bebé no recibe suficiente satisfacción en este período, o recibe demasiada, puede quedar «fijado» en él.
Como resultado, en la vida adulta es posible desarrollar patrones de comportamiento que se vinculan con la fase oral. Tal vez busque, de manera constante, la satisfacción a través de hábitos como comer en exceso, fumar o morderse las uñas. Entonces, la fijación puede predisponer al mecanismo de la regresión en momentos de malestar emocional.
Regresión como técnica terapéutica
La terapia de regresión en psicología, también llamada terapia regresiva, es un modelo alternativo. Contempla explorar eventos, a menudo, vividos durante la infancia, o momentos significativos anteriores, para entender cómo influyen en la vida actual. También, se ha usado para conectar con vidas pasadas, la vida intrauterina y el nacimiento.
Se fundamenta en la idea de que la consciencia es atemporal, es decir, que no está limitada por la secuencia lineal del tiempo. En su lugar, supone experimentar eventos antiguos, presentes y futuros de manera simultánea o sin seguir una cronología lógica.
El terapeuta utiliza métodos como la hipnosis o la relajación, para ayudar al paciente a recordar esas experiencias viejas que estarían afectando su presente, de modo que pueda procesarlas.
¿Cómo se hace una regresión en psicología?
Aunque el proceso varía según el terapeuta y la situación individual de cada consultante, la terapia regresiva suele presentar una serie de pasos bastante definida.
1. Fase de inicio
El terapeuta y el paciente crean un vínculo de confianza y colaboración. Se discuten los objetivos de la terapia y se explican las técnicas a utilizar.
2. Fase de inducción
Durante esta etapa, el terapeuta orienta al consultante a un estado de relajación profunda a través de herramientas como la hipnosis o la visualización. El propósito es facilitar el acceso a la mente subconsciente y a los recuerdos almacenados allí.
3. Fase de exploración
El profesional puede hacerle preguntas abiertas e incluso consignas y sugerencias, para ayudar a la persona a dirigir su atención hacia recuerdos específicos. Luego, dará indicaciones para profundizar en esas experiencias, indagando cómo se desarrollaron y cómo le afectan en la actualidad.
4. Fase de expresión
Con la guía del terapeuta, el paciente comienza a expresar lo que siente. Quizás surgen elementos sobre las personas involucradas, sentimientos asociados y cualquier otro significado extraído de la vivencia. Durante todo el proceso, el profesional valida las emociones del consultante y se asegura de mantener un espacio seguro, cálido y de apoyo.
5. Fase de resignificación
En colaboración, el psicólogo y el consultante trabajan para reinterpretar y darle un nuevo significado a los hechos explorados durante la sesión. Esto puede incluir examinar los eventos desde una perspectiva diferente, descubrir aspectos que antes no se habían considerado o identificar lecciones aprendidas.
Beneficios
Una de las principales ventajas que reconocen los profesionales que aplican esta terapia es la posibilidad de conocerse a sí mismo en un sentido más profundo y significativo. Al investigar eventos pasados y emociones arraigadas, se llegan a comprender mejor los propios sentimientos, pensamientos y comportamientos.
Además, permite resolver conflictos emocionales o traumas. Esta resolución lleva a una reducción del estrés, la ansiedad y otros síntomas, así como a una mejora en la calidad de vida y en las relaciones interpersonales.
Críticas
El método ha sido muy controversial en el campo de la psicología. En primer lugar, se critica su falta de evidencia científica por estar enmarcado dentro del modelo psicoanalítico.
A su vez, algunos expertos advierten sobre el riesgo de la terapia regresiva en implantar recuerdos falsos, exacerbar problemas psicológicos preexistentes e inducir nuevos, teniendo en cuenta que revivir eventos sensibles podría dar lugar a una desestabilización emocional.
De todas formas, es importante saber que, debido a la preocupación sobre su efectividad y posibles riesgos, su uso no está tan generalizado en la actualidad. Sin embargo, si estás interesado en esta técnica, es fundamental hacerlo en un entorno profesional y con un terapeuta debidamente capacitado.
Dos conceptos imprescindibles de diferenciar
En el vasto campo de la psicología, es común encontrar conceptos que, aunque relacionados, son distintos entre sí. La regresión como mecanismo de defensa y como modelo de terapia alternativa son ejemplos de ello. Ambas implican, de alguna manera, un retorno a estados mentales o emocionales anteriores.
Sin embargo, es crucial tener presente las diferencias que mencionamos en este artículo para evitar interpretaciones erróneas. En última instancia, estas distinciones nos permiten tener una visión más holística de la mente humana y de las diversas formas en que enfrentamos y procesamos nuestras experiencias.