Hubo un tiempo en que Michael Corleone Blanco no quería ni oír el nombre de Billy Corben, y mucho menos sentarse frente a él.
El documental de 2006 de Corben, Cocaine Cowboys, narra la guerra contra las drogas en Miami a finales de la década de 1970, y fue la chispa que probablemente encendió la fascinación por la madre de Michael Corleone, Griselda Blanco (también conocida como la “madrina de la cocaína”) en la cultura pop.
Desde entonces, su historia se ha contado en todo tipo de formatos: una serie de Netflix producida y protagonizada por Sofía Vergara, una película biográfica con Catherine Zeta-Jones a la cabeza del reparto, y hasta una obra de teatro.
Pero Michael Corleone Blanco, el único hijo superviviente de la famosa capo de la droga, aprendió rápidamente que la fama obtenida por los crímenes de su madre, es un arma de doble filo.
Mientras Corben rodaba su primera película, Cocaine Cowboys, (la franquicia incluye ahora otros dos documentales y una serie de Netflix), Blanco también intentaba llevar la historia de su familia a Hollywood. Pero el documental de Corben llegó antes a la audiencia.
“Eran mis archienemigos porque estaban haciendo lo que yo pensaba hacer”, cuenta Blanco a Business Insider, refiriéndose a Corben, su socio productor Alfred Spellman y el editor David Cypkin, que están al frente del estudio Rakontur, con sede en Miami.
No obstante, casi 20 años después, Corben y Blanco han unido fuerzas en el podcast The Real Griselda (“La verdadera Griselda”), en el cual analizan la exitosa serie de Netflix Griselda, protagonizada por Sofía Vergara, para revelar qué es realidad y qué es ficción.
A lo largo de los ocho episodios presentados por Corben, Blanco señala las libertades creativas de Griselda y comparte extravagantes historias sobre la realidad. Dice que su madre nunca prendió fuego a kilos de cocaína en una piscina vacía, por ejemplo, y señala que algunos de los asesinatos eran mucho más horribles en la vida real que en la serie. En el caso del asesinato de su padre, en la vida real, el joven Michael no solo fue testigo; su padre lo abrazó con fuerza, protegiéndolo de los disparos que lo mataron (se cree que este ataque fue ordenado por Griselda).
En el podcast también arroja algo de luz sobre cómo fue su vida tras los acontecimientos de la serie de Netflix. Vivió con familias de acogida mientras su madre cumplía tres condenas simultáneas de 20 años de prisión por asesinato (tras su puesta en libertad en 2004, fue deportada a Colombia, donde murió de un disparo en 2012). Michael Corleone Blanco siguió brevemente los pasos de su familia y se dedicó al tráfico de drogas.
Pero ahora, está decidido a vivir dentro de los límites de la ley: ha escrito un libro y está preparando series de televisión y películas, ansioso por demostrar que el apellido Blanco tiene futuro más allá de su notorio pasado.
“Cuando vienes de una familia de narcotraficantes y te has visto involucrado con la jet set de Miami, cuesta mucho renunciar a esa vida. Para conseguirlo, es necesario convertirte en una persona legal”, afirmó Blanco.
Business Insider ha entrevistado por teléfono a Corben y Blanco acerca de por qué se unieron para un podcast, el actor que Blanco cree que hizo el mejor retrato de su madre y cómo Corben estuvo a punto de convertirse en víctima de la ira de la madrina de la cocaína.
En el podcast parece que os conocéis desde hace años. Billy, ¿cuándo fue tu primera interacción con Michael?
Corben: Hace mucho tiempo. Probablemente fue entre el lanzamiento de Cocaine Cowboys y Cocaine Cowboys 2. ¿Es así, Michael?
Blanco: Sí. Diría que entre 2006 o 2007. Me acuerdo como si fuera ayer. Iba caminando hacia el cine The Colony para ver la segunda película. Todavía formaba parte de ese mundo underground, y quería marcar territorio. Así que me presenté con 20-30 matones. Hice saber a la gente que South Beach era mi zona.
Michael, hablas en el podcast de la animadversión que sentías hacia Billy y sus compañeros de rodaje en aquella época. ¿Cuándo te diste cuenta de que también podías ganar dinero gracias a la historia de tu familia?
Blanco: No mucho después. Una de las cosas más valiosas que me enseñó mi madre fue a reconducirme. Desde el momento en que recibí una llamada de uno de sus inversores para la primera película, supe que tenía que ponerme las pilas y estar a su nivel. Era un novato en la industria.
Pero diré que lo más inteligente que hice fue no escuchar a mi abogado ni a mi madre y desistir de involucrarme en la primera película de Cocaine Cowboys. Sabía que algún día habría que contar la historia de Griselda Blanco y de la familia Blanco, y como ya habían contado parte de la historia, eso me ayudaría.
Luego, cuando Billy montó la obra de teatro Confessions of a Cocaine Cowboy en 2019, que también se representó en The Colony, dejé de ver a Billy, Alfred y Dave como enemigos. Recuerdo que entonces me tomé una copa con Billy y le di las gracias. Si no fuera porque despertó ese interés en el público, yo no estaría aquí ahora. Gracias a ello estoy ganando mucho dinero, y estar en este podcast es como completar ese círculo.
Corben: Y por mucho que Michael y su madre sintieran que les habían quitado algo, recordad que Cocaine Cowboys tuvo éxito gracias al mercado de contrabando. Las cintas se vendían en mercadillos, peluquerías, baños de clubs de striptease. Así fue como se distribuyó.
Blanco: Yo firmaba autógrafos y no me lo podía creer. Tenía un salón de tatuajes y la gente venía con un tatuaje de pirata y me preguntaba si podía autografiarlo. Contaré algo: recuerdo haber estado en un centro de detención federal, y que alguien colara un DVD y, de espaldas a la cámara de seguridad, se me acercara y me dijera: “Sr. Blanco, ¿puede firmarme esto para mi mujer?”.
Billy, ¿cuán cerca estuviste no solo de hacer un documental de Cocaine Cowboys con la cooperación de Michael, sino también de conseguir que Griselda apareciera en cámara?
Corben: Michael puede responder a eso mejor que yo.
Blanco: Tuvimos una reunión a distancia y la oferta rondaba las seis cifras.
Corben (se ríe): Sí. Así es. Cuando Cocaine Cowboys se convirtió en una franquicia de documentales, sin duda existía el deseo de que la historia de “La Madrina” fuera contada por La Madrina. Las conversaciones continuaron, pero desgraciadamente no se llegó a un acuerdo.
Blanco: Estuvimos a punto. Antes de 2012, mi madre y yo tuvimos la conversación. El dinero manda y las mentiras corren rápido. Así que cuando fuimos capaces de cerrar no uno, sino dos acuerdos cinematográficos basados en los derechos de su vida y la mía, mi madre entendió que teníamos algo que las masas querían.
Me dio el poder notarial, y fue entonces cuando empecé las negociaciones con Billy. Y como dije, creo que estábamos a una reunión, y probablemente a seis cifras de conseguir un acuerdo.
Billy, Michael dice en el podcast que tú “casi recibes la llamada a la puerta”, refiriéndose a que Griselda pensó en atentar contra ti. Cuando hiciste las películas de Cocaine Cowboys, ¿temiste por tu vida?
Corben: Entonces éramos bastante jóvenes e ingenuos, así que yo no diría que temí, pero sí me preocupé. Hablábamos de ello. Oíamos hablar a personas cuyos padres habían sido asesinados durante esa época en Miami. Algunos aparecían en los documentales.
Blanco: Por aquel entonces era una ofensa que estas historias salieran a la luz.
Supongo que pensaste: “¿Quién da derecho a esta gente a contar al público lo que yo sé?”.
Blanco: Sí. Y lo que pienso ahora es: “¿Quién coño eres tú para contarnos a mí y a Billy Corben lo que pasó? Los expertos en el tema somos nosotros”.
Billy, ¿eso es lo que te llevó a hacer el podcast The Real Griselda? ¿Revisar los hechos de la serie de Netflix Griselda?
Corben: Fue uno de esos proyectos que se desarrollan muy lentamente y luego ocurre algo que acelera el plan. Lo sorprendente es que se nos ocurrió la misma idea al mismo tiempo. A finales del año pasado, independientemente el uno del otro, pensábamos en que Griselda se iba a estrenar en Netflix. La campaña de marketing ya estaba en marcha, y era evidente que iban a poner mucho empeño en impulsar esta serie. Pensamos, ¿qué podemos hacer? Sabíamos que habría muchas licencias creativas. ¿Qué podemos hacer para contar la historia real?
Michael, ¿qué interpretación de tu madre te parece mejor: ¿la de Catherine Zeta-Jones en Cocaine Godmother o la de Sofía Vergara en Griselda?
Blanco: Me encantaría poder comentar eso, pero no puedo.
Corben: Pero, Michael, te gustó mucho la interpretación que se hizo en la obra, ¿verdad?
Blanco: Me encantó.
Corben: Recuerdo a Michael abrazando a esa mujer y llorando fuera del teatro después del espectáculo. Se llama Zilah Mendoza.
Blanco: He estado siguiendo su carrera en Instagram. Le he enviado algunos mensajes. Es una gran actriz. Se acercó mucho a la forma de ser de mi madre en general. Mi madre era una señora muy rígida. Pero era muy cómica. Su humor negro era el de una mujer de origen humilde. Era un hueso duro de roer, y creo que Zilah se acercó mucho a esa personalidad.
Billy, ¿hay algún momento destacado del podcast para ti?
Corben: De hecho, hay una escena que no terminamos de comentar en profundidad en el podcast, la de cómo Sofía Vergara prende fuego a una enorme pila de cocaína en una piscina vacía. Aunque no pude contar los fardos, se supone que son cientos, o más bien miles de kilos, y ella les prende fuego. Yo le pregunté a Michael si alguna vez hizo eso; sería lo mismo que prender fuego a cientos de millones de dólares. Me respondió que por supuesto que no. El Joker lo hace en El caballero oscuro porque es un anarquista y está loco. Pero Griselda era una mujer de negocios.
¿Por qué Griselda Blanco fascina tanto a la gente? Por los documentales, las canciones de rap, los programas de televisión, la obra de teatro, ¿por qué se ha convertido en un elemento fijo de la cultura pop?
Corben: Creo que empieza con el interés que la cultura pop siente por los bandidos y la gente a la que vemos como villanos. Pregunta a cualquier actor por qué prefiere interpretar al villano que al héroe; sencillamente son más interesantes.
El problema viene cuando la gente reduce estos personajes a dimensiones únicas, creyendo que solo pueden ser blancos o negros. Con esa visión, Griselda se convierte en alguien de interés debido a que su personalidad es profunda y polifacética. Es una de las traficantes de cocaína con más éxito de la historia, y en los comienzos de la industria moderna era madre, esposa, hija, abuela y madrina. ¿Qué era Al Capone? Un gánster. Un contrabandista. No hay más que contar. Pero ella tiene una personalidad mucho más dinámica.
Michael, mencionas una “maldición generacional” varias veces en el podcast. Tu tocayo, Michael Corleone en El Padrino, es el hermano que debe legitimar a la familia Corleone. No puedo evitar ver las similitudes entre el objetivo de ese personaje de ficción y el tuyo propio. ¿Crees que has pasado por todo esto porque eres el elegido para legitimar el apellido Blanco?
Blanco: Te agradezco la pregunta. Lo creo al 100%. Se lo digo siempre a mis dos hijos mayores. Un amigo nuestro decía: “A veces tienes que recordarle a la gente cuáles son tus logros”, y yo he tenido que recordarme a mí mismo los míos.
Formé parte de esa maldición generacional durante mucho tiempo. Hablo de ello en mi libro; tengo 45 años, puede que no sea el más sabio, pero he vivido lo que la gente no vive en dos o tres vidas. Mis hermanos y mi madre me decían siempre: “Tienes que dar la cara por la familia. Tienes que hacer que esta mierda sea legal”.
Pero a cambio, a mí me robaron la inocencia desde niño. Tenemos un dicho en Colombia: “Inocencia perdida, un kilo por una vida”, y creo que en el linaje de mi familia se han roto todas las maldiciones generacionales. Soy el primer Blanco que trae dinero legal a casa y estoy muy feliz y orgulloso de ello. Incluso este podcast es 100% legal. Mi madre siempre me decía que si haces algo, lo haces a lo grande o te quedas en casa, y nosotros lo hemos hecho a lo grande y de forma legal.