Un hombre soltero es un hombre deprimido; pero una mujer soltera es una mujer feliz

Un estudio publicado hace apenas unos días señala que la soltería aumenta casi un 80% el riesgo de los hombres de padecer depresión. En cambio, a lo largo de los años se han publicado multitud de investigaciones que apuntan a que las mujeres más felices, como norma general, son las solteras sin hijos. Esto no es una generalización, por supuesto. Hay hombres que están felizmente solteros y mujeres casadas y con hijos que sienten que su vida es plena y feliz. Pero las medias son las que son y resulta bastante curioso que la salud mental en torno a la soltería sea tan diferente entre hombres y mujeres.

Estos datos son muy interesantes, porque nos ayudan a entender que, por mucho que haya personas que lo afirman, aún no hay igualdad entre hombres y mujeres a muchísimos niveles. Tenemos los sesgos de género en este sentido muy interiorizados. Por ejemplo, ¿quién no ha dicho o escuchado alguna vez eso de “mira qué bueno es, que ayuda a su mujer con las tareas de casa”? No, con las tareas domésticas no se ayuda, se participa preferentemente a partes iguales. De eso trata la corresponsabilidad. Por desgracia, esta sigue sin existir. Y posiblemente esa sea la causa por la que las mujeres más felices son las solteras.

Ahora bien, ¿por qué a los hombres se les deteriora tanto la salud mental ante la soltería? ¿Cuál es ese papel sanador del matrimonio del que no se benefician las mujeres? Hay muchas hipótesis, pero antes de hablar sobre ellas veamos qué es lo que dicen los estudios.

Salud mental y soltería

Se han realizado muchos estudios sobre salud mental y soltería. Sin embargo, la mayoría de ellos se llevaron a cabo con grupos muy homogéneos, dentro de sociedades occidentales. Concluían que hay cierto papel beneficioso del matrimonio y las relaciones de pareja a nivel de salud mental, pero se necesitaban más datos para ver si es algo generalizado.

Por eso, recientemente un equipo de científicos chinos ha llevado a cabo un estudio más amplio en ese aspecto. En él se han analizado datos de 100.000 personas pertenecientes a 7 países diferentes: Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, México, Corea del Sur, China e Indonesia. Todas esas personas tenían distinto nivel socioeconómico y educativo, además de pertenecer a distintos grupos de edad y sexos. 

Por otro lado, hubo un subgrupo de 21.000 personas a las que se hizo un seguimiento durante un periodo de 4 a 18 años. El objetivo era comprobar si había cambios en la salud mental desde la soltería hasta el matrimonio.

Los resultados fueron muy curiosos. En concordancia con investigaciones anteriores, se vio que las personas solteras tenían un 80% más de probabilidad de desarrollar síntomas depresivos. Pero esto era prácticamente exclusivo de los hombres, sobre todo aquellos con un nivel socioeconómico más elevado. En las mujeres no se observó ese efecto en ningún grupo.

En cuanto a la cultura, este efecto aparentemente sanador del matrimonio en los hombres heterosexuales se vio mucho más en Estados Unidos, Inglaterra e Irlanda y mucho menos en China, Indonesia y Corea del Sur.

¿Cuáles son las mujeres más felices?

Muchas investigaciones apoyan también que las mujeres más felices son las solteras sin hijos. En 2021, la psicóloga Wendy Patrick publicó en Psychology Today un artículo sobre este tema con las declaraciones de varios colegas.

Entre ellos se encuentra Paul Dolan, de la London School of Economics, quien explicó que las mujeres más felices son las solteras sin hijos porque los hombres obtienen más beneficios del matrimonio. A esto, la propia Wendy Patrick añade que, al contrario, las mujeres casadas suelen experimentar más problemas físicos y mentales por ese motivo. Son el yin y el yan. Situaciones opuestas. ¿Pero a qué se debe?

Las mujeres más felices prefieren estar solas

En el artículo de Patrick, Paul Dolan explica que los hombres casados asumen menos riesgos. Lo que coloquial y patriarcalmente se llama “sentar la cabeza”. Por ese motivo, tienen una mejor salud y pueden dedicar más tiempo a sus carreras profesionales. Pero sin estreses. Tienen a sus mujeres en casa para realizar muchas más tareas.

En cambio, para las mujeres la situación es muy distinta. Se calcula que, de media, las mujeres en parejas heterosexuales pasan una hora más al día realizando tareas domésticas que deberían compartir con sus parejas. Eso supone unos 15 días más de trabajo al año. Cuando una vive sola, se entiende que no hay más opción, pero teniendo pareja no debería ser el caso. Además, según explicó en el artículo de Patrick la psicóloga Emily Grundy, de la Universidad de Essex, las mujeres también se implican más emocionalmente. 

En Hipertextual hemos hablado sobre este tema con la psicóloga y sexóloga Laura Marcilla. “El matrimonio o el hecho de tener pareja en sí tendría que ser algo beneficioso, mejorar nuestra calidad de vida y no empeorarla”, señala. “Pero, por todos los sesgos de género que existen, la diferente educación, la diferente socialización de género y las diferentes expectativas de hombres y mujeres, todavía a día de hoy la mayor parte de las tareas domésticas siguen cayendo sobre las mujeres”.

La psicóloga insiste en que no se puede generalizar en ese aspecto, pero sí hablar de patrones. Por otro lado, señala que, “gracias a que las relaciones están cambiando y a la independencia económica y el mayor acceso al mercado laboral, hoy en día una mujer no necesita casarse para poder vivir dignamente”. Tampoco en el caso de querer tener hijos.  De hecho, Marcilla remarca que esto último es algo que no todas las mujeres quieren. Pero si lo desean, tampoco es necesario que estén casadas.

 

 

Esto concede a las mujeres cierta libertad. El matrimonio no les beneficia en lo referente al reparto de tareas. Al revés. Tampoco les supone los beneficios que podía suponer en el pasado, porque por suerte hay más igualdad que entonces. Podemos trabajar, conducir o abrir una cuenta sin la necesidad de un marido que nos dé permiso. Y menos mal. Por eso, nos encontramos con algo de lo que antes era casi imposible hablar: la posibilidad de elegir.

“Sí que es verdad que sigue habiendo mucha presión hacia las mujeres con el tema de casarse, emparejarse y tener hijos, por lo típico de que se nos pasa el arroz. También hay presión hacia los hombres, pero en menor medida. Esto implica que resistirse a esa presión social supone tener las ideas muy claras, por lo que la mujer que desafía esa norma social de que lo ideal es el matrimonio, seguramente en muchas ocasiones es porque tiene muy claro que eso no es lo que desea, con lo cual va a ser más feliz no teniendo un tipo de relación que no les satisface o no siendo madre, que acomodándose a esas expectativas sociales impuestas”.

Laura Marcilla, psicóloga y sexóloga

Esta puede ser la razón por la que las mujeres más felices son las solteras. Al menos, es una de las razones. Han podido elegir lo que quieren. De hecho, en su artículo, Wendy Patrick recuerda que históricamente las mujeres se han considerado más selectivas a la hora de escoger a sus parejas. Prefieren pasar tiempo solas hasta encontrar a la pareja ideal, antes que quedarse con el primero que llega.

Porque hoy en día entendemos que el matrimonio, o el simple hecho de tener pareja, no es una necesidad. Como bien recuerda Marcilla, ni siquiera lo es en el territorio del sexo, pues podemos obtener placer sin necesidad de ayuda. Por supuesto, el sexo en pareja es maravilloso, pero si lo que queremos es una relación estable, el sexo no lo es todo. “Las parejas no nos completan, como mucho nos complementan, y solo si se adaptan a nuestro proyecto de vida, nuestras ilusiones, nuestra forma de ser, etc.”, remarca la sexóloga entrevistada por este medio.

Esa posibilidad de elegir nos hace más felices. Las mujeres somos las principales víctimas del patriarcado, pero los hombres no se dan cuenta de que ellos también sufren. Eso sí, no sufren los ataques de las “feminazis”, como muchos de ellos se quejan. Sufren el hecho de ser infelices si no pueden tener firmemente a su lado a esa mitad de la población que el patriarcado denosta. Porque nuestra sociedad, con el paso de los años, ha enseñado a las mujeres a ser sumisas, pero también a los hombres a ser dependientes. Todos deberíamos hacérnoslo mirar.

Azucena Martín

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