Sean Tetpon, de 55 años, ha ocupado durante años puestos con salarios de seis cifras como responsable de comunicación de grandes empresas. Sin embargo, tras solicitar más de 1.000 empleos en el último año, él y su mujer han tenido que recortar todos los gastos posibles… y están considerando la posibilidad de declararse en bancarrota.
Tetpon ha sido económicamente estable durante la mayor parte de su vida adulta, trabajando en varias grandes empresas, aunque fue despedido en 2019. Entre solicitud y solicitud de empleo, condujo para Lyft y consiguió un trabajo en 2021. Sin embargo, fue despedido en septiembre pasado y no ha logrado ningún puesto desde entonces.
“Cuando salen los informes de empleo y pintan este panorama color de rosa, no está reflejando lo que está sucediendo en el mercado de trabajo de cuello blanco en el último año” en Estados Unidos, apunta Tetpon. “Sigue habiendo despidos en las empresas estadounidenses y, como resultado, veo que, para los puestos que solicito, hay muchos candidatos muy cualificados compitiendo por un número limitado de puestos”, añade.
Tetpon sospecha que su edad y la intensa competencia de su sector han afectado a su capacidad para encontrar trabajo. Aun así, no ha perdido la esperanza y se mantiene positivo en su búsqueda de empleo.
“Al principio fue desalentador porque, como todo el mundo, necesito un empleo para cuidar de mi familia y pagar mis facturas, pero encontrarme con más de 1.000 personas que solicitan el mismo trabajo… Me pone nervioso cuando hay 100 solicitantes para el mismo puesto”, lamenta: “Aun así, los solicito de todos modos porque nunca se sabe. Es como jugar a la lotería”.
Soportar los despidos
Tetpon ha sido el primero de su familia en licenciarse en Comunicación Pública por la Universidad de Idaho (EEUU).
Cuando estaba en la universidad, hizo unas prácticas en IBM, que transformó en un puesto a tiempo completo y una carrera profesional de más de 15 años. Ha llegado a ser director de comunicación global, con un sueldo de seis cifras; luego ha pasado por otras empresas en puestos similares.
A pesar de un salario alto, afirma que ha tenido algunos problemas financieros durante unos años, ya que uno de sus cinco hijos tenía un defecto cardíaco importante, lo que provocaba “facturas médicas elevadas”.
Tetpon estuvo desempleado por primera vez entre 2019 y 2021, y su primer despido se produjo poco antes de que muchas empresas dejaran de contratar durante la pandemia. Para mantener ingresos de dinero, ha trabajado como conductor de Uber y Lyft y como freelance para clientes corporativos entre “engorrosas” solicitudes de empleo.
Tetpon consiguió un trabajo en 2021, y al año siguiente cambió de puesto. Sin embargo, una vez más, fue despedido inesperadamente en septiembre de 2023. Le dieron una indemnización básica por despido, que incluía la opción gratuita de trabajar con una agencia de colocación, lo que le ha ayudado a mejorar su currículum y sus estrategias para las entrevistas laborales.
“Cada despido ha sido un poco más difícil, porque el mercado laboral empezó a restringirse de nuevo justo en el momento en que me despidieron”, explica.
Tetpon ha presentado más de 1.000 solicitudes de empleo desde aquel despido. Calcula que se tarda casi una hora en solicitar un empleo.
“La búsqueda de empleo se ha convertido de nuevo en un trabajo a tiempo completo: siete u ocho horas al día solicitando puestos. Esto se ha vuelto en mi contra mentalmente porque es un proceso muy agotador”, comparte.
De estas solicitudes, ha tenido casi 30 entrevistas, y ha llegado a la ronda final para tres puestos. Cuenta que ha intentado adaptar su currículum y su carta de presentación a cada puesto y ha hecho hincapié en las características de su cartera que le hacen destacar.
Entre solicitud y solicitud, Tetpon conduce cinco días a la semana para Lyft y gana unos 3.000 dólares semanales (más de 2.700 euros, al cambio actual). Afirma que valora la flexibilidad de poder fijar su propio horario para priorizar entrevistas y solicitudes. Está buscando volver a trabajar en el comercio minorista, aunque sea por el salario mínimo, en puestos que le gusten, como trabajar en una tienda de discos.
El despido ha puesto en peligro la situación económica de su familia. Para llegar a fin de mes, se ha mudado a casa de su suegra. Él y su mujer, estudiante de tecnología médica a tiempo completo con pocos ingresos, han suprimido muchas suscripciones, comprado los alimentos más baratos por unos 130 dólares (118 euros) a la semana y recortado gastos innecesarios. Tetpon aún tiene deudas de estudios y de crédito, y ha considerado la quiebra como una opción. Dice que solo le queda el 10% de lo que había ahorrado originalmente en su 401(k) [plan de pensiones], y teme tener que trabajar el resto de su vida.
“Me da miedo porque llevo mucho tiempo preparándome para la jubilación, pero ahora que básicamente me he quedado sin ahorros debido al despido, me planteo si podré jubilarme”, señala Tetpon.
Por qué no ha conseguido trabajo
Tetpon afirma que hay tres razones por las que sospecha que aún no ha conseguido trabajo.
La primera es que su campo, la comunicación corporativa, es muy competitivo y propenso a los despidos. Cuenta que incluso en empresas más pequeñas que ofrecen mucho menos de lo que él gana, cientos de personas se presentan y tiene suerte si consigue una entrevista. Señala que ha tenido poca suerte solicitando puestos en persona en el área metropolitana de Atlanta (EEUU), y que ha visto menos oportunidades a distancia.
Las capturas de pantalla compartidas con Business Insider revelan que Tetpon se ha presentado a puestos que han recibido casi 4.000 solicitudes solo en LinkedIn, sin contar las personas que lo han solicitado directamente.
Tetpon apunta que su segunda razón es que muchas empresas están nerviosas por la economía y las próximas elecciones estadounidenses y son muy selectivas a la hora de tomar decisiones de contratación. Sospecha que los empresarios buscan al candidato perfecto que se ajuste a todos los aspectos de la descripción del puesto, en lugar de alguien con el 80% de las aptitudes pero con empuje.
En parte, presiente, se debe a la discriminación por edad. Aunque no ha podido demostrarlo en su caso, cree que para algunos puestos, las empresas pasarán por alto su candidatura porque quieren contratar a talentos más jóvenes.
“Muchas empresas se fijan en alguien como yo, con 25 años de experiencia y un salario de seis cifras, y tienen que sopesarlo con alguien mucho más joven, incluso recién salido de la universidad, que podría tener un salario mucho más bajo”, considera.
La tercera razón que aduce Tetpon es la lucha mental que supone solicitar empleos a diario. Recientemente, se ha preguntado si está estableciendo suficientes contactos, presentándose los puestos adecuados o dedicando suficiente tiempo a las solicitudes, lo que a veces enturbia sus esfuerzos.
Sin embargo, puntualiza que ha visto problemas de empleo en todo el espectro de edades. Algunos de sus hijos luchan por encontrar su primer empleo, y él ha observado un aumento de las publicaciones en LinkedIn de personas de todas las edades que buscan trabajo.
Además, ha aprendido a personalizar los currículos para cada trabajo incluyendo palabras clave en las descripciones de los puestos para que las solicitudes no sean rechazadas de inmediato. También se ha vuelto más agresivo a la hora de hacer networking: se ha puesto en contacto con excompañeros y les ha pedido que le compartan vacantes o le den referencias.
Finalmente, añade que tomarse descansos mentales es clave en la búsqueda laboral, puesto que los solicitantes de empleo ya están “lidiando con la psicología de perder un trabajo y el sentido del propósito”. Cree que pronto llegará a algún sitio y señala que su experiencia habla por sí sola.
“Quiero dar esperanzas a los solicitantes de empleo basándome en lo que he aprendido en el último año, porque, aunque la situación es difícil, no podemos rendirnos, y yo desde luego no me he rendido”, sostiene Tetpon: “Con el tiempo, el péndulo se moverá, y tienen que estar preparados para aprovecharlo”.