¿Depresión posvacacional? Así puedes afrontarla para que no te consuma la vuelta al trabajo

Estabas deseando irte y, sin saber cómo, ya estás de vuelta. Las vacaciones se han acabado y de nuevo estás ante tu ordenador, mostrador o cualquiera que sea tu entorno de trabajo. Otra vez la rutina, los horarios, las tareas. Apenas te acabas de incorporar y ya no puedes más.

Los especialistas lo llaman la paradoja postvacacional: “En lugar de sentirte recargado y renovado al volver al trabajo después de un descanso, te sientes agotado y luchas por recuperar el dinamismo. Es contraintuitivo, pero los estudios demuestran que es bastante común”, señala Ayelet Fishbach, profesora de la Booth School of Business de la Universidad de Chicago.

Según la experta, te puede pasar porque tus vacaciones fueron agotadoras, no desconectaste cómo deberías o no lograste disfrutar del suficiente tiempo de descanso como para notar la pausa.

Junto a Tessa West, profesora de psicología en la Universidad de Nueva York y autora de Job Therapy: Finding Work That Works for You, ambas especialistas comparte en Harvard Business Review la mejor manera de afrontar la depresión posvocacional.

Prepara tu mente para la vuelta

Volver de las vacaciones es casi siempre un jarro de agua fría. Para que este sea lo menos gélido posible West aconseja establecer expectativas razonables y planificar de antemano. Lo que comienza por asumir que los primeros días costarán.

Entre los consejos que suelen recomendar los expertos, es dejar un tiempo entre el destino y la reincorporación, suficiente como para decirle a tu cuerpo y mente que es hora de volver a lo de siempre.

En la medida de lo posible programa de forma estratégica aquellas cosas que te incomoden, como no ponerte una reunión nada más aterrizar.

Poco a poco

Para la productividad suele recomendarse priorizar y empezar por las tareas más complejas para que después todo resulte más fácil. Pero para combatir el síndrome posvacacional haz justo lo contrario.

Según West, “en el momento en que regresas, te sumerges en un factor estresante agudo”. Y no quieres que lo sea aún más. Recomienda hacer las tareas más fáciles primero. “Aquellas que sabes que puedes completar con rapidez y confianza”. “De lo contrario, estarás constantemente intentando ponerte al día o respondiendo correos electrónicos durante toda la jornada”, añade Fishbach.

Céntrate en lo que te gusta de tu trabajo

“Cuando sientas lo opuesto a estar ansioso por estar allí, piensa en primer lugar por qué eliges tu trabajo, qué ofrece y con quién puedes conectar”, apunta Fisbach.

West va un paso más allá y recomienda analizar las tareas para comprender qué partes disfrutas más y cuándo abordarlas según tus niveles de energía. Si te encanta escribir propuestas, ejemplifica, identifica los elementos específicos que te atraen  más, como la lluvia de ideas, la colaboración o el análisis. Después intenta priorizar estas actividades durante tu proceso de vuelta.

Cambia la percepción

Según Fishbach, el desafío psicológico de regresar de las vacaciones surge de un conflicto interno percibido entre el trabajo y el ocio.

Por ello anima a tratar de ver lo que hace sen el trabajo como complementario y beneficioso para lo que haces en tu tiempo libre. Como mínimo, reconozca que el trabajo proporciona los medios económicos para tomar vacaciones: “Vas a trabajar para poder pagar tus vacaciones. Te vas de vacaciones para poder tener una vida más rica y plena”.

Reevaluar si es necesario

Si pasan un par de semanas y sigues sintiendo el bajonazo, quizá se trate de algo más serio. “Si te sientes deprimido, tal vez no sea el trabajo adecuado”, dice Fishbach.

Las vacaciones pueden proporcionar tiempo y espacio para la autorreflexión, añade West. Evita tomar decisiones impulsivas, pero tampoco ignores esos sentimientos.

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