El miedo a la muerte es inherente al ser humano: todo el mundo piensa sobre ello a lo largo de su vida, se enfrenta a sus propias dudas e inquietudes espirituales o cuestiona la idea del Más Allá.
Aprender a lidiar con este miedo —que en ocasiones puede convertirse en fobia— no es un asunto sencillo. Pero los consejos de algunos especialistas pueden ayudarte, como el que comparte con CNBC Jodi Wellman, fundadora de la plataforma de bienestar Four Thousand Mondays, en una entrevista
“Mi principal consejo es ser analítico con lo que yo llamo matemáticas de mortalidad”, explica esta psicóloga. “A la mayoría de la gente le gusta contar su dinero y a mí me gusta decir ¿qué tal si también contamos nuestros lunes?”
Wellman, quien tiene una maestría en psicología positiva aplicada de la Universidad de Pensilvania, publicó recientemente el libro Solo mueres una vez, una guía para ayudar a las personas a despertar su pasión y curiosidad por la vida.
Revela un dato curioso: una persona promedio vive alrededor de 4.000 lunes a lo largo de su vida. E insta a quien lo desee a verificar cuántos lunes te quedan empleando la calculadora de su página web, a la que puedes acceder pinchando aquí.
Los lunes que te quedan deberían empujarte a ser consciente de la fugacidad de la vida y actuar
Lo que Wellman pone en práctica es un concepto llamado “escasez temporal”, que invita a valorar más los activos temporales que los infinitos. Ya que nuestro tiempo en este mundo es limitado, debes sintonizarte con la naturaleza temporal de la vida para no languidecer. Y así, tomar acción y llevar a cabo las medidas pertinentes.
La mayoría de las personas se conforman con trabajos insatisfactorios y posponen cultivar sus pasiones —como ir a esa lección de tenis o aprender italiano—, pero es posible que el momento de hacerlo nunca llegue. “Cuando recuerdas cuántos días te quedan, es más probable que reserves esa lección”, dice Wellman.
Es una manera de hacerte la vieja y siempre pertinente pregunta. ¿Si te fueses a morir hoy, que te gustaría haber hecho? La respuesta es clara: puedes empezar a hacerlo hoy y que tu propia mortalidad sea un motor de motivación y un recordatorio para hacer las cosas que realmente te inspiran.
La propia Wellman vivió esta lección en sus carnes: cuando vivió la muerte de su madre a la edad de 58 años, sintió que su progenitora estaba arrepentida por los caminos no tomados y los numerosos sueños que tenía por cumplir, desde negocios que no había llevado a cabo o libros e historias que había comenzado a escribir.
Esta idea la llenó de tristeza, pero fue una “llamada de atención visceral” de que ella —también tú, también yo; cualquiera, en definitiva— podía morir prematuramente, pero que morir sin arrepentimientos podía evitarse.
“Creo que podemos sintonizarnos con el hecho de que somos temporales y no convertirlo necesariamente en morboso y usarlo como la chispa necesaria para seguir adelante”, concluye la psicóloga.