Si bien este tipo de estímulo no determina nuestro comportamiento, sí influye en él. Conoce su funcionamiento a partir del proceso ABC del modelo ABA
Nuestro ambiente está lleno de señales que dan forma a cómo actuamos. El estímulo discriminativo se refiere a aquellos signos que nos indican cuándo es conveniente llevar a cabo ciertas acciones y cuándo no.
Estas alertas varían, desde el sonido de un timbre en la escuela que nos indica el cambio de clase, hasta el color de la luz del semáforo que nos marca el momento para cruzar la calle de manera segura. Profundicemos sobre este término psicológico.
¿Qué es el estímulo discriminativo?
Este es un concepto clave del condicionamiento operante, proceso que relaciona los estímulos (antecedentes), las respuestas (comportamientos) y las consecuencias. El estímulo discriminativo anticipa que una determinada respuesta tendrá una consecuencia.
Se trata de una señal del entorno que indica cuándo es apropiado realizar una acción determinada para obtener una recompensa o evitar un castigo. Dicha señal puede presentarse en diversas formas, como una frase, un símbolo, un interruptor, un letrero o un acontecimiento.
Cómo funciona el estímulo discriminativo en la terapia ABA
La terapia ABA (Análisis Conductual Aplicado) es un enfoque de intervención que se basa en el estudio y la modificación del comportamiento. Dentro de esta, el proceso ABC es fundamental para comprender el funcionamiento de las señales discriminativas.
- A (Antecedente; antecedent): se refiere a cualquier símbolo, evento o situación que ocurre antes de que se manifieste un comportamiento específico. Por ejemplo, en casa, ves que el cielo se oscurece y escuchas truenos (estímulo discriminativo).
- B (Comportamiento; behaviour): consiste en tu respuesta específica ante el antecedente, como llevar un paraguas contigo al salir de tu casa.
- C (Consecuencia; consequence): es el efecto de tu comportamiento y puede influir en la probabilidad de que se repita en el futuro. En este caso, te mantienes seco cuando comienza a llover.
Ahora bien, es crucial aclarar algo que, a menudo, se confunde: una señal discriminativa por sí sola no provoca la respuesta inmediata. Más bien, sugiere lo que podría suceder, si realizas o no una acción determinada. Es decir, que trabaja como «disparador» que precede a un comportamiento específico.
Retomando el ejemplo, el hecho de que el cielo esté oscuro no implica que decidas de manera automática llevar paraguas. Hay otros factores que también entran en juego, como tus preferencias personales, la razón por la cual sales de casa (¿una entrevista de trabajo?, ¿un partido de fútbol con amigos?) o tus experiencias pasadas. El color del cielo tan solo te advierte que «si llueve y no tienes paraguas, es probable que te mojes».
Otros ejemplos de la vida cotidiana
Nuestra vida diaria está repleta de señales discriminativas, aunque no seamos conscientes de ello. Exploremos diferentes ejemplos que muestran cómo las motivaciones del entorno nos indican cuándo es apropiado, o conveniente, ejecutar una acción específica.
- Tu mascota te ve tomando su correa. Comienza a saltar y ladrar porque sabe que se acerca su paseo.
- Estás en un restaurante y un camarero te trae la cuenta, lo cual indica que es el momento adecuado para pagar.
- Recibes una notificación de calendario sobre una reunión con un cliente, lo que te avisa que es hora de prepararte para asistir.
- Vas conduciendo y el semáforo se pone en luz roja. Esto te alerta que debes detener el vehículo para evitar un accidente o una multa.
- Estás en un parque y ves un letrero que dice: «No pisar el césped». Con el fin de cuidar el espacio público y evitar una multa, decides no caminar sobre aquella superficie.
Como notas, hay una variedad de ejemplos de este proceso en nuestro día a día, pues abarca todas las áreas de nuestra vida. Además, observamos cómo el estímulo discriminativo opera tanto para seres humanos como para animales.
Relación con el estímulo delta
El conductismo es una corriente psicológica que se centra en el análisis del comportamiento observable y su relación con el entorno. Aquí, los estímulos juegan un papel fundamental, pero no son todos iguales.
Estos adoptan una amplia gama de formas y funciones, aquellas dan lugar, por ejemplo, a las señales discriminativas, evocadoras, reforzadoras, condicionadas, incondicionadas y al estímulo delta. Es mediante la interacción entre estos y las respuestas de los sujetos que se moldea el comportamiento y se aprenden nuevas asociaciones.
En particular, el estímulo discriminativo tiene mucho vínculo con el delta, en cuanto a su función dentro del condicionamiento operante. El primero indica cuándo es apropiado realizar una acción para obtener un refuerzo, el segundo señala cuándo esa misma respuesta no será reforzada. De esta manera, ambos operan en conjunto.
Para comprender mejor la relación, imagina que siempre que limpias tu casa pones música (estímulo discriminativo). Pero cuando no estás limpiando, no hay música (estímulo delta). En esta situación, el silencio indica que no es momento de limpiar y, por ende, no obtendrás la recompensa asociada a ella. El delta no se relaciona con ningún tipo de consecuencia.
Usa esta información a tu favor
Dicen que la información es poder. En este caso, comprender mejor el comportamiento humano es una gran herramienta para tomar el control de tu entorno y hábitos, y así mejorar tu vida en diferentes aspectos. Observa tus propios patrones de comportamiento y cómo respondes a los estímulos que te rodean.
Reconoce aquellos que te impulsan hacia acciones positivas y también los que te llevan hacia conductas menos deseables. Una vez identificados, es posible modificar tu entorno para maximizar los efectos de las señales discriminativas que te benefician y disminuir las que te desvían de tus metas.
Por ejemplo, si sabes que ciertos estímulos te motivan a hacer ejercicio, como ver tus zapatillas deportivas fuera del armario, asegúrate de tenerlas siempre a la vista. Si quieres incorporar el hábito de la lectura antes de dormir, crea una señal específica que te indique que es hora de leer, como encender una lámpara cálida de noche.