Este millonario de 33 años de edad comparte la ‘hoja de ruta’ que le llevó a la libertad financiera

Erik Smolinski empezó a invertir con una ventaja: en el instituto, un profesor le animó a meter en bolsa el dinero que ganaba con trabajos que hacía en su tiempo libre.

Smolinski fue a la biblioteca, cogió un par de libros y se familiarizó con los conceptos básicos de la inversión. A partir de ahí, empezó a comprar acciones.

En la universidad, mantuvo varios empleos para poder seguir metiendo dinero en su cuenta de inversión e incluso se dedicó a arreglar coches destartalados con un amigo.

Después de graduarse, sirvió en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos y siguió invirtiendo. En 2024, este hombre de 33 años se considera financieramente independiente y tiene un patrimonio neto de siete cifras, que Business Insider ha comprobado con capturas de pantalla de su cuenta de inversión.

Smolinski, que se dedica a tiempo completo al trading y crea contenidos de inversión en YouTube, está convencido de que “hay un puñado de conceptos básicos que, si cualquiera puede entender, puede alcanzar la mayoría de los objetivos financieros, sobre todo si se empieza con suficiente antelación”.

Así que ha creado una “hoja de ruta para la libertad financiera” en dos partes para ilustrar estos conceptos.

Primera parte: entender las tres palancas de la riqueza

Según Smolinski, hay tres “palancas de riqueza” que hay que utilizar para amasar una fortuna:

  1. La capacidad de ahorro: No puedes empezar a crear riqueza sin guardar al menos una parte de tus ingresos. “No esperes a tener más”, insiste. Empieza a ahorrar todo lo que puedas, aunque sólo sean 10 euros al mes. La clave es crear el hábito.
  2. La inversión: Ahora que ya tienes una buena cantidad de ahorros, no te limites a guardarla en una cuenta bancaria, donde apenas te reportará intereses. No te vas a convertir en rico ahorrando tu dinero. “Se puede ahorrar para alcanzar la seguridad financiera, pero si hablamos de riqueza, ahorrar durante toda la vida no es suficiente. La inversión es lo que pone en marcha el reloj de la capitalización, y cuanto antes, mejor”.
  3. Los ingresos: La tercera palanca puede aumentar la capacidad de ahorro, liberar más dinero para invertir y, en última instancia, acelerar el proceso de creación de riqueza.

Unos 100 euros más que pueda aportar mensualmente a una cuenta de inversión “pueden cambiar radicalmente el panorama”, advierte. Para tirar de esta palanca, tienes dos opciones principales: conseguir ascensos y aumentos de sueldo.

“Si estoy trabajando en una empresa con la idea de ganar todo el dinero que pueda, una de las cosas que tengo que tener en cuenta es que, en la mayoría de los puestos, voy a ganar más dinero si cambio de trabajo cada dos o tres años”, señala. Conoce tu valor y no dudes en comparar ofertas.

“Si tienes una carrera que no te exige mucho tiempo y tienes espacio para hacer otras cosas, tienes que hacerlo de forma ética, porque los distintos trabajos tienen normas diferentes en cuanto al tipo de actividades secundarias que puedes emprender. Pero, sin duda, emprende con alguna de ellas”, añade. “Conduce un taxi, reparte a domicilio, haz cualquier otra cosa…”.

Segunda parte: sigue estos tres pasos

Teniendo en mente las palancas de la riqueza, estos son los tres pasos que siguió Smolinski y que cualquiera puede replicar para alcanzar sus objetivos financieros.

1. Abre una cuenta de inversión y aporta lo que puedas

Para accionar la segunda palanca de la riqueza, necesitarás un lugar donde invertir tu dinero. Una solución sencilla es abrir una cuenta de broker o plataforma de inversión.

“Cualquier broker de confianza vale. Busca en Google ‘mejores broker’ y elige una que te guste”, dice Smolinski. Luego, vincula tu cuenta bancaria a la del broker y haz la primera transferencia. “Transfiere dinero: 25, 50, 100 euros… lo que puedas transferir en ese momento, pero hazlo”.

Tendrás que dedicar algún tiempo a pensar en cómo invertirlo. Aunque Smolinski es un inversor activo, los expertos suelen recomendar que el inversor común se quede con la opción de la inversión pasiva como estrategia de creación de riqueza a largo plazo. Y el propio Smolinski está de acuerdo: “Creo sinceramente que para la inmensa mayoría de la gente esa es probablemente la mejor opción”.

Con la inversión pasiva, el objetivo es igualar al mercado, no batirlo. Aunque probablemente no produzca grandes ganancias a corto plazo, es menos arriesgada y menos volátil que la inversión activa. Uno de los métodos de inversión pasiva más populares es la compra de fondos indexados.

Ten en cuenta que también puedes invertir en fondos diversos en cuentas específicas para la jubilación, como los planes de pensiones, que tienen también ventajas fiscales y, por tanto, tienen límites de aportación anual.

2. No te detengas: invierte con constancia

Ya que has dado los primeros pasos en el proceso de invertir tu dinero y aprovechar el interés compuesto, “mantén el impulso”.

La forma más sencilla de obligarte a invertir sistemáticamente es establecer aportaciones automáticas. Con el tiempo, aprenderás a vivir sin la parte de dinero que estás reservando para tu futuro.

“Se vuelve real cuando estás apartando dinero de ti mismo. Al principio es raro porque estás sacrificando la capacidad de usar ese dinero para algún tipo de gratificación a corto plazo”, reconoce. Pero ahí es donde entra el tercer paso.

3. Construye una visión

Ahorrar de forma agresiva para invertir el excedente será más fácil si tienes un objetivo concreto, como la jubilación anticipada o la compra de tu primera vivienda.

El objetivo de Smolinski era hacerse millonario a los 30 años. Dice que hizo un poco de ingeniería inversa utilizando una hoja de cálculo Excel: “Analicé distintos escenarios y dije: ‘Vale, si ahorro esta cantidad, empezando con esta cantidad de dinero a estas rentabilidades distintas, esto es lo que tendré en cinco años, esto es lo que tendré en 10 años’…”.

Esto le ayudó a visualizar la importancia que podía tener un par de cientos de euros más al mes, lo que cambió sus hábitos de gasto.

“Cuando hacía estas concesiones a corto plazo, siempre era en el contexto de: ‘Vale, si salgo, voy a cenar, voy a tomar algo, probablemente serán unos 100 euros. Esos 100 euros me pueden dar para todo este mes de lo que se supone que tengo que ahorrar'”, cuenta.

Lo que acaba ocurriendo cuando te metes en esta mentalidad es que empieza a volverse adictiva. Si ahorro 100 euros al mes, llego hasta aquí. ¿Y si ahorro 200 euros? ¿Cuánto más rápido podría llegar a donde quiero llegar?”.

El último paso en la escalera de creación de riqueza de Smolinski es “lento pero rápido”, añade. “Empezando despacio y creando el hábito, llegarás a tu destino final años luz más rápido de lo que probablemente nunca esperarías”.

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