Estímulo incondicionado: qué es, cómo funciona y ejemplos

La luz brillante que contrae nuestras pupilas y arrugar la cara al saborear un limón son ejemplos representativos de esta clase de estímulos. Quédate y conoce más sobre el tema.

Dentro del conductismo existen múltiples conceptos que marcan su historia, uno de ellos es el estímulo incondicionado. Este término nos recuerda que hay cosas o situaciones que tienen la capacidad de hacernos responder sin deliberación.

Todos estamos familiarizados con ellos: la alarma de un auto que nos asusta en la calle, un golpe en el meñique del pie que nos hace saltar de dolor, una cuchara caliente que provoca que retiremos la mano al tocarla. Nuestra cotidianidad está repleta de señales incondicionadas. A continuación, conocerás cómo se definen y en qué se diferencian de otras.

¿Qué es un estímulo incondicionado?

Se trata de una señal que provoca una respuesta refleja o automática (incondicionada). Genera un cambio en la reacción fisiológica del organismo cada vez que aparece bajo ciertas condiciones.

En circunstancias normales, algunos son capaces de causar una respuesta refleja siempre. Por ejemplo, la luz (estímulo incondicionado) contrae la pupila (respuesta incondicionada) en todo momento.

Asimismo, hay otros que no producen reacciones reflejas todo el tiempo. Podemos mencionar el olor de la comida que no genera salivación cuando estamos muy llenos y no deseamos comer más.

Señales incondicionadas aversivas o apetitivas

Si nos adentramos en el condicionamiento clásico, hablamos de estímulos aversivos y apetitivos. Uno incondicionado es aversivo cuando genera una respuesta desagradable, evitativa o negativa en el organismo. Por ejemplo, el dolor que produce quemarse al tocar una olla caliente.

Y es apetitivo si la reacción que ocasiona es positiva, deseable o agradable. Por ejemplo, el agua fresca que alivia nuestra sed provoca en el cuerpo una sensación satisfactoria.

Ejemplos de estímulo incondicionado

Para afianzar más la comprensión de estos elementos, veamos algunos ejemplos que solemos experimentar en la cotidianidad:

  • Comida: genera salivación de manera automática.
  • Huevo podrido: provoca una respuesta de asco y náuseas.
  • Luz incandescente: produce contracción pupilar involuntaria.
  • Sonido fuerte: si es repentino, causa una reacción de susto automática.
  • Frío intenso: desata respuestas orgánicas que no controlamos, como temblores.
  • Sabor ácido: cuando probamos una fruta muy ácida, arrugamos la cara de inmediato.
  • Aceite caliente: al salpicar un poco de aceite sobre nuestra piel, el cuerpo reacciona tomando distancia.
  • Golpe en la rodilla: en el momento que el doctor evalúa nuestros reflejos y golpea nuestra rodilla, se produce el reflejo rotuliano.

Diferencia entre estímulo neutro e incondicionado

Estos dos son esenciales en el condicionamiento que Iván Pávlov propuso. Mediante ellos, es posible crear respuestas condicionadas en ausencia de una señal no condicionada.

Una diferencia clave entre ambos es que el incondicionado provoca reacciones que no son controladas por voluntad propia, es decir, son automáticas. Mientras que el neutro, de manera inicial, no genera ningún tipo de respuesta, a menos que se vincule con el incondicionado.

Otra discrepancia es que el incondicionado, para provocar una reacción, no requiere de un proceso de aprendizaje asociativo. En cambio, el estímulo neutro sí lo necesita: demanda una asociación con el incentivo incondicionado.

¿Y cómo se asocia el estímulo neutro con el incondicionado?

Para que haya una asociación deben darse dos requisitos: cercanía y repetición. De esta forma, se garantiza que la estimulación neutra adquiera la potestad de provocar respuestas que tienen las señales incondicionadas.

En un primer momento, el elemento neutro debe presentarse junto con el incondicionado. Cada vez que este último concurre, debe venir emparejado con el neutro. Por ejemplo, en el experimento de Pávlov, el sonido de la campana (neutro) aparecía junto con la comida (incondicionado).

Al emplearse la cercanía, tiene que usarse también la repetición. Si los estímulos se presentan juntos, pero la escena no se repite varias veces, no es posible que el organismo los asocie. El aprendizaje requiere de repetición. Por ende, la situación donde ambos aparecen, debe replicarse una y otra vez hasta que el vínculo se desarrolle y fortalezca.

Particularmente en la investigación de Pávlov, de experimentarse una sola vez con el sonido de la campana y la comida, no se hubiera dado la asociación entre ambas señales. Su estudio fue exitoso porque cada vez que le llevaba la comida a los animales hacía sonar la campana.

El experimento de Ivan Pavlov consistió en asociar un estímulo neutro (el sonido de una campana) con uno incondicionado (la comida) para provocar una respuesta incondicionada (la salivación). Lo que el investigador y su equipo notaron fue que, con las múltiples repeticiones, los perros salivaban (respuesta condicionada) en reacción al sonido de la campana (estímulo condicionado), aunque la comida no estuviera presente.

Estímulo condicionado vs. incondicionado

El estímulo condicionado fue, junto con la respuesta condicionada, uno de los mayores descubrimientos de Pávlov. Representa uno de los aportes más significativos para la investigación de la conducta animal, humana y también para el conductismo.

La distinción principal entre las señales condicionadas e incondicionadas radica en que esta última no requiere de otras motivaciones para ejercer su efecto. Por su parte, la primera resulta de emparejar un estímulo neutro con uno incondicionado.

Debido a esta combinación, el neutro, que antes no producía respuesta, adquiere la capacidad de originar la misma reacción que provoca el incondicionado. Entonces, deja de ser neutral y adquiere un carácter condicional.

En resumen, podemos decir que un estímulo es innato y el otro adquirido por asociación. A pesar de las diferencias que los separan, los dos tienen el potencial de producir la misma respuesta.

El secreto de la reacción por instinto

De todos los estímulos, los incondicionados son los más familiares, debido a que nos hacen reaccionar de manera instintiva, refleja o involuntaria. No necesitan de nuestra deliberación para generar una respuesta orgánica.

Distinta de otros tipos de estimulación, la incondicionada es capaz de desencadenar una acción sin estar asociada a otro evento. Estamos, sin duda alguna, ante uno de los conceptos más importantes del conductismo.

José Padilla.

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