Las marcas de coches chinos no dejan de crecer. Durante 2023, mientras que las tradicionales sufrían para impulsar su electrificación, las asiáticas han conseguido extender por toda Europa, siendo las auténticas líderes de ventas.
¿Pero, lo han logrado de forma justa?
Según informa Rest of World, Li Auto notó algo inusual cuando contó el número de coches vendidos en julio de 2023. En las tres primeras semanas del mes, según Li Xiang, director general de la empresa, se matricularon 200 coches en China, pero nunca se aseguraron y, por tanto, no pudieron circular por el país.
Ante este desbarajuste, la empresa decidió investigar lo que había pasado y descubrió que los comerciantes habían estado enviando los coches al extranjero, sobre todo a Asia Central y Oriente Medio.
De hecho, Li publicó una foto como evidencia, donde se veía a un SUV Li Auto L7 con un precio de 31,8 millones de tenge kazajos (70.897 dólares), unos 25.800 dólares más que su precio de salida en China.
Que las marcas chinas sean las que más coches vende no sorprende a nadie. El país asiático es el que más vehículos fabrica y aglutina a fabricantes como BYD, que ha superado a Tesla en ventas, Nio, Xpeng e, incluso, a Xiaomi. Las empresas chinas de vehículos eléctricos también se han implantado en otros países, como Indonesia y Jordania.
Este auge no lo están aprovechando solo las compañías, sino que también sacan tajada los comerciantes, que están aprovechando la situación para exportar modelos de moda, a menudo a países donde los vehículos chinos no tienen presencia oficial.
Pero, ¿cómo lo hacen? Fácil, a través de una vía que permite vender coches usados en el extranjero sin autorización de los fabricantes. De esta manera, los comerciantes matriculan los coches nuevos en China antes de enviarlos inmediatamente al extranjero. Esto significa que los coches son técnicamente de segunda mano —y, por tanto, aptos para la exportación— y, al mismo tiempo, efectivamente nuevos.
Seis exportadores de automóviles han explicado a Rest of World que han enviado marcas de vehículos eléctricos “de segunda mano” a países como Rusia, Kazajistán y Arabia Saudí, donde los lujosos coches eléctricos chinos son símbolos de estatus. En la frontera entre China y Kazajistán, en Xinjiang, los exportadores trabajan incluso con ingenieros para cambiar el idioma del software al inglés o al ruso.
“Los coches chinos se están haciendo muy populares”, explica Ethan Zhang, exportador de automóviles de la provincia septentrional china de Hebei. En los dos últimos años, la empresa de Zhang ha exportado más de 2.000 vehículos, el 80% de los cuales eran eléctricos o híbridos enchufables. “Grandes pantallas, funciones interactivas, tiradores de puertas ocultos, control por voz, sillones de masaje… todo esto puede resultar muy atractivo”, afirma.
Sin embargo, esta no es ninguna novedad en China. Cuando los vehículos que mandaban en el mercado eran los de combustión, estos comerciantes importaban coches de lujo de marcas como BMW o Volkswagen a un precio mucho más barato que el original.
Ahora, la situación se ha dado la vuelta y ahora son los vehículos de Li Auto, Zeekr o BYD los que se venden en países que aún no han llegado de forma oficial. Muchos utilizan redes sociales como TikTok para promocionar su negocio y consiguen ofertas de países como México, Sudáfrica o Argelia.
Mientras que los fabricantes de automóviles necesitan establecer redes de ventas y servicios antes de aventurarse en un nuevo mercado, los comerciantes paralelos son capaces de satisfacer demandas de nicho en lugares con baja adopción de coches eléctricos. “Cuando entran en un nuevo mercado, tienen que tener en cuenta muchas cosas”, explica Zhang. “Pero los comerciantes como nosotros somos más ágiles“.
Uno de los países donde triunfa esta práctica es Rusia, ya que con las sanciones impuestas a raíz de su guerra con Ucrania habían dejado de recibir otros coches extranjeros en el país. En este sentido, Konstantin Durasov, un concesionario de automóviles en Moscú, explica que hace un año pasó de vender coches occidentales a vehículos eléctricos chinos.
Su concesionario, Zeecar, importó unos 400 coches eléctricos e híbridos enchufables de China en 2023, incluidos todoterrenos premium de BYD, Li Auto y Zeekr. La empresa también tiene una oficina y personal en Shanghái para facilitar el comercio.
“Hace algún tiempo, los coches chinos se consideraban muy, muy baratos y no realmente buenos”, afirma Durasov. “Pero ahora los compradores piensan que es una muy buena relación calidad-precio por el dinero que se paga por el coche”.
Sin embargo, a medida que los concesionarios chinos van llegando a más países, su margen de beneficios va cayendo, ya que la competencia aumenta. Zhang apunta que el beneficio por cada vehículo cayó de un máximo de 50.000 yuanes (7.018 dólares) en 2022 a unos 10.000 yuanes (1.404 dólares) recientemente.
Sin la presencia de los fabricantes en el país, los coches no cuentan con servicios posventa oficiales, lo que dificulta las reparaciones. Li Auto, por ejemplo, no vende piezas de automóviles a los exportadores, por lo que los compradores rusos tienen que pedir piezas de repuesto tomadas de coches usados, según Durasov. Huang señala que algunos exportadores chinos se estaban introduciendo en el negocio de las reparaciones.
Por su parte, Weibo, el CEO de Li Auto, afirmó en un comunicado que no tenían pensado llegar a mercados extranjeros hasta el 2025, pero que no tenían forma alguna de detener estas exportaciones no autorizadas.