Los déficits de habilidades sociales no se limitan a ser antisociales. Como resume el Institute of Mental Health (IMH), “implican dificultades o desafíos en la comunicación, la comprensión de los comportamientos sociales adecuados y el seguimiento de las señales en las interacciones”.
Las personas que carecen de habilidades sociales pueden tener dificultades con aspectos como el contacto visual y la autoafirmación. Pueden encontrar difícil iniciar y mantener conversaciones, responder a los cumplidos o mostrar opiniones.
Esto a su vez repercute en la vida diaria. De primeras en el plano personal, al complicar las relaciones, y la integración social. Pero los efectos pueden dejarse notar incluso en el rendimiento escolar o lo laboral.
Desde la revolución de la tecnología, las compañías demandan cada vez más especialista en el único área en la que las máquinas aún tienen un rendimiento deficiente: la interacción con otras personas. El mercado laboral actual favorece a quienes tienen las habilidades necesarias para trabajar bien en equipo.
¿Cosa de la infancia?
Las habilidades sociales son las herramientas que una persona utiliza para relacionarse con su entorno. Un conjunto de conductas y comportamientos que le permiten expresar emociones u opiniones, entender a los otros o resolver problemas.
Los especialistas distinguen entre habilidades sociales básicas, que se desarrollan en los primeros años de vida de la persona como son escuchar, dar las gracias, iniciar una conversación, y las habilidades sociales avanzadas, asertividad, empatía, inteligencia emocional, escucha activa…, que se aprenden progresivamente en años posteriores.
La socialización permite a los niños aprender a manejar sus emociones, reconocer las de otras personas y gestionar ambas de forma eficaz, lo que define las habilidades sociales. Sin embargo, como matizan desde Psychology Today, si bien “algunos niños parecen aprender habilidades sociales con mucha facilidad, otros pueden beneficiarse de un poco de entrenamiento adicional”. Si este no se da podrían llegar a la edad adulta sin haberlas adquirido. Puede ser difícil para ellos cuando no se han tenido ejemplos positivos en la infancia. Problemas como la ansiedad o la depresión dificultan asimismo este aprendizaje.
Comportamientos que revelan malas habilidades sociales
Las personas con pocas habilidades sociales suelen tener problemas para dominar las conversaciones. Les cuesta iniciar una charla o lograr que esta fluya. A veces por no saber qué decir o ser demasiado tímido. Pero también se incluye aquí lo contrario. Interrumpir constantemente o no dejar espacio para que se expresen los demás.
Uno de los signos más comunes es el deseo de evitar conflictos a toda costa. Puedes enmascararlo diciéndote que te gusta mantener la paz o no quieres molestar a nadie. “No obstante, esa puede ser una manera de evadir tus propios sentimientos”, enfatiza un artículo en The New York Times. También es frecuente no hablar o expresar opiniones en grupos de más de 2 personas.
Para Chris Macleod, consejero y autor de The Social Skills Guidebook las conversaciones en grupo son un “vórtice de ruido y caos”, por lo que sugiere seguir la corriente. “No pases todo el tiempo tratando de añadir lo que tenías tantas ganas de decir. Cuando lo hagas, habla en voz alta y con seguridad”.
No saber mantener el contacto visual durante una charla es otra característica de personas con bajas habilidades sociales, según The Social Skills Center. Lo mismo que no reconocer las señales no verbales. “Esto significa prestar atención a aspectos como el contacto visual y el lenguaje corporal, que ayudan a comunicar información más allá de lo que se dice”.
Pueden tener problemas a la hora de interpretar estos matices en los otros o tener un lenguaje corporal que haga que los demás se sientan incómodos o no bienvenidos. “Pueden fruncir el ceño o cruzar los brazos porque están ansiosos o tensos, y esto puede hacer que los demás se sientan incómodos”, explican los expertos.
Recibir elogios o ser el centro de atención, puede provocar cierta angustia en las personas con ansiedad social, un trastorno que conllevar temor intenso a ser observado y juzgado por los demás.
Cómo mejorar las habilidades sociales
Tener dificultades para socializar es diferente a no “ser sociable”. Alguien puede querer interactuar con la gente, pero cuando lo hace no se le da bien. Sin embargo, esto no significa que no pueda aprenderse o mejorar.
Para ello resulta útil examinar cómo te comunicas con otras personas. Evalúa tus pensamientos y sentimientos, en ese momento así como las conversaciones en las que puede haber carecido de asertividad y confianza, aconseja el IMH.
Entre los consejos generales para mejorar las habilidades sociales del centro se incluyen:
- Lenguaje corporal: mantén una postura erguida y expresiones faciales relajadas y apropiadas para la conversación.
- Contacto visual: mantén el contacto visual con la persona con la que está hablando de manera relajada.
- Lenguaje: utiliza declaraciones en primera persona para expresar pensamientos y sentimientos. La comunicación verbal se puede realizar en un tono tranquilo, claro y directo, lo que ayuda a generar confianza y empatía.
Escuchar activamente mejora la comprensión mutua. Puede ayudar a que una persona se sienta escuchada y atendida, y que lo que está diciendo es importante. Lo que favorece la comunicación.