No es ningún secreto que los artistas anhelan la libertad creativa y, en los últimos años, músicos como Raye, Tinashe, Laufey y Little Simz han optado por lanzar su música de forma independiente en lugar de hacerlo a través del sistema tradicional de las grandes discográficas.
Pero esa libertad creativa tiene un precio, literalmente.
En el nuevo reportaje de Business Insider titulado ¿Quieres ganar dinero como estrella del pop? Sigue soñando, cantantes, compositores, managers y abogados especializados en música explican por qué ganar dinero como artista independiente es especialmente difícil, sobre todo para los que están al principio de su carrera.
Gracias a los servicios de streaming y a las redes sociales, parece más fácil que nunca convertirse en una estrella. Los artistas ya no necesitan acuerdos de distribución para subir su música a internet ni costosas campañas de marketing para darse a conocer en TikTok.
“El negocio de la música se ha democratizado y ya no existe la misma barrera de entrada”, afirma Donald Passman, veterano abogado especializado en música y autor de la biblia de la industria musical Todo lo que necesitas saber sobre el negocio de la música. “El problema es que todo el mundo tiene ese acceso”.
Según Passman, cada día se suben a Spotify unas 100.000 canciones nuevas. “Entonces, ¿cómo te abres paso entre tanto ruido? En eso se han convertido las discográficas“, explica.
Las discográficas suelen ofrecer a los artistas anticipos como incentivo para la contratación, que esperan recuperar con el tiempo. También suelen correr con los gastos de grabación de un álbum, una ventaja clave para cualquier artista que quiera trabajar con productores e ingenieros de sonido de alto nivel.
“Si quieres ser una superestrella mundial, hasta ahora nadie lo ha conseguido realmente sin una discográfica”, afirma Passman. “La gente puede llegar muy lejos en su carrera, pero no lo consigue realmente sin una discográfica”.
Muni Long, cantante y compositora de R&B ganadora de un Grammy y autora de éxitos para artistas como Rihanna, Kelly Clarkson y Fifth Harmony, acaba de desglosar estos gastos para Nadeska Alexis, de Apple Music.
Según su cálculo aproximado, que incluía los costes del estudio (1.200 dólares por bloque de 12 horas, más un ingeniero de sesión a entre 75 y 100 dólares la hora), la mezcla y masterización (entre 2.500 y 10.000 dólares por canción) y el pago de los ritmos (entre 5.000 y 40.000 dólares), el coste de referencia para grabar un álbum de larga duración como su gran éxito de 2022, Public Displays of Affection: The Album, sería de unos 300.000 dólares (285.000 euros).
“Eso elimina al 75% de los aspirantes”, afirma Long. “No me había dado cuenta de la cantidad de dinero que realmente hace falta para ser artista”.
Las estimaciones de Long coinciden con las de Passman; según él, grabar un álbum puede costar “fácilmente” 250.000 dólares, sobre todo para los artistas de pop y hip-hop, que suelen colaborar con equipos más grandes.
Ese precio es una de las principales razones por las que muchos artistas siguen optando por un contrato discográfico, aunque eso signifique ceder sus masters (las grabaciones originales de sus canciones) o aceptar un reparto desigual de los derechos de autor.
Recibir dinero por adelantado da libertad al artista para hacer música sin preocuparse por el precio, a menudo astronómico, al menos de entrada.
Rachel Chinouriri, una cantautora londinense de 26 años, me contó que firmar un contrato con Parlophone/Atlas Artists en el Reino Unido era la única manera que tenía de hacer de la música su trabajo a tiempo completo.
El contrato le ofrecía un equipo de apoyo y una red de seguridad financiera. De lo contrario, habría tenido que dedicarse a escribir canciones mientras se ganaba la vida con otro trabajo, una práctica habitual entre los artistas independientes.
“Mi manager me dijo: ‘aquí tienes la cantidad de gastos que vas a necesitar’, y yo soy una persona que paga alquiler y no puedo vivir en casa con mi familia”, explica. Ambos coincidieron en que la vía independiente no era viable.
Durante la creación de su álbum de debut, What a Devastating Turn of Events, Chinouriri pudo hacer realidad su visión con el dinero de su discográfica, en lugar de ponerlo ella misma.
“Nunca he tenido que sentarme a pensar: ‘¿Cuánto ha costado esta sesión de estudio? Cuando grabé mi álbum, ni siquiera sé cuánto cobraron los productores, simplemente se hizo”, dice Chinouriri. Su plan es conseguir seguidores y recuperarse con el tiempo; señala que su discográfica aún le presta dinero y que todavía no está en números rojos.
“No sé cómo podría hacer todo esto y luego tener que pensar en el coste”, añade Chinouriri. “No sé cómo lo hace Raye, no sé cómo lo hace Tinashe. Es todo un reto”.
Aunque Raye y Tinashe son artistas independientes, ninguna de las dos empezó su carrera de esa manera, separándose de Polydor y RCA, respectivamente, tras experiencias negativas.
Cuando rompieron los lazos con sus grandes discográficas, ambas ya se habían forjado un público fiel, redes de colaboradores y equipos en los que podían confiar cuando la situación apremiaba. Y eso no significa necesariamente que estén obteniendo beneficios.
En junio, Raye me dijo que estaba “llegando al punto de equilibrio”, mientras que Simonne Solitro, manager de Tinashe desde hace tiempo, afirmó que han tenido que ingeniárselas para hacer canciones y vídeos musicales con un “micropresupuesto”.
“Cada dólar que ganas tiene que revertir en tu proyecto”, afirma Solitro. “Esencialmente, te conviertes en una empresa emergente”.