Pese a que tienen potencialmente muchísimo gancho, los deportes en directo no habían formado hasta hace bien poco parte de la estrategia de Netflix. Sin embargo, parece que la empresa de Los Gatos quiere apostar por fin a lo grande por el lucrativo universo de los deportes en directo. Y tras retransmitir (con bastantes dificultades técnicas) la cacareada pelea entre Mike Tyson y Jake Paul el pasado mes de noviembre, Netflix emitió esta Navidad por primera vez dos partidos de Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).
Durante años Netflix ha rechazado con vehemencia procurar cobijo en su catálogo a los deportes en directo, pero ahora tiene intención de irrumpir a lo grande en este segmento de actividad con la emisión en exclusiva de dos partidos de la NFL.
El hecho de que Netflix haya decidido asomar la pata en la industria de los deportes en directo no es en todo caso necesariamente una buena noticia para los aficionados a los eventos deportivos en vivo. Al fin y al cabo, el mercado de los deportes televisados en directo está cada vez más fragmentado, por lo que los fans tienen a menudo que tener varias suscripciones en activo de manera simultánea para poder contemplar todos aquellos eventos deportivos que resultan de su interés. Y de acuerdo con los expertos, esta tendencia no hará sino intensificarse en los años venideros.
Hace dos años Netflix, que hasta entonces había rechazado de plano la publicidad en sus dominios, dio por fin la bienvenida a los anuncios en su plataforma. Y desde entonces las suscripciones con publicidad han granjeado múltiples alegrías a la plataforma de vídeo en streaming, algo que podría terminar replicándose también gracias a su apuesta por los deportes en directo (otrora denostados).
Al fin y al cabo, otros «players» que se desenvuelven también en el mercado del vídeo en streaming están apostando ya desde hace tiempo por la emisión de deportes en directo. Es el caso de Prime Video, que en Alemania tiene, por ejemplo, los derechos para emitir los partidos de la Champions League, y de Apple TV+, que hace un par de años pagó 2.500 millones de dólares por los derechos para retransmitir la liga estadounidense de soccer MLS.
Los deportes en directo ayudan a las plataformas de vídeo en streaming a ganar y retener suscriptores
Para las plataformas de vídeo en streaming apostar por los deportes en directo presenta muchísimas ventajas, sobre todo si comparamos este tipo de emisiones como las tradicionales series y películas. Mientras las producciones televisivas y cinematográficas están lastradas por un ratio de fracasos del 90%, las retransmisiones de eventos en directo resultan mucho más confiables y sus datos de audiencia pueden anticiparse de manera extraordinariamente precisa.
El pasado mes de noviembre, por ejemplo, alrededor de 60 millones de hogares en todo el mundo se conectaron a Netflix para disfrutar del combate entre Mike Tyson y Jake Paul (y eso que la emisión de la pelea fue extraordinariamente pródiga en fallos técnicos).
Netflix espera que la próxima retransmisión de dos partidos de la NFL vaya mucho mejor en el plano técnico que la del combate entre Tyson y Paul. El gigante del streaming se juega mucho, no en vano, con esta emisión. Lo que parece claro que es que a la emisión de estos dos partidos de la NFL seguirá casi con toda seguridad la retransmisión de más eventos deportivos en directo, que pueden erigirse en importantísimo gancho para Netflix a la hora de retener a suscriptores en sus filas.
La variedad del contenido con el que las plataformas de vídeo en streaming agasajan a sus usuarios suele ser el criterio más importante de selección de este tipo de servicios, por delante incluso del precio. Y en este sentido, la retransmisión en exclusiva de deportes en directo en Netflix y compañía le viene en realidad como anillo al dedo a las plataformas de vídeo en streaming para ganar y retener clientes.
El acuerdo que Prime Video rubricó hace algunos meses con la NBA encaja a la perfección en esta tesis. Junto a Disney y NBCUniversal, la plataforma de vídeo en streaming de Amazon se ha asegurado los derechos de retransmisión de la NBA durante once temporadas consecutivas hasta el año 2036. El acuerdo no ha sido en modo alguno barato para Amazon, pero la compañía recuperará probablemente buena parte del dinero con nuevas suscripciones.