Durante los últimos siete años he construido un negocio que generó poco menos de 550.000 dólares (506.000 euros) en 2023. Y creo que ganaré siete cifras en 2024.
A pesar de estos ingresos, mi marido y yo hemos acordado no pagar la matrícula universitaria de nuestra hija mayor, estudiante de segundo año en la Universidad de Iowa (Estados Unidos).
Sé que es una decisión impopular porque, dentro de nuestro entorno, esta es una opción poco común. Pero no tomamos esta decisión a la ligera y consideramos muchos factores. Estos son algunos de ellos.
1. Fomentar la autonomía y la independencia en nuestros hijos
Cuando todo está dictado o supervisado por los padres, los estudiantes pueden convertirse en participantes pasivos de su educación. Al no pagar la universidad, queremos que nuestros hijos sean dueños plenos de su trayectoria académica.
Esto significa que tendrán que tomar decisiones, buscar becas y administrar sus finanzas, lo que les ayudará a comprender el valor de su educación.
Para ser justos, hemos decidido que nosotros, como padres, no podemos elegir a qué universidad van nuestros hijos. Si gastaran nuestro dinero en la matrícula, tendríamos que poder opinar en esa decisión.
En vez de eso, le hemos dicho a nuestra hija en edad universitaria: Puedes elegir asistir a una universidad que cueste 5.000 o 100.000 dólares al año, pero no estamos escribiendo un cheque en blanco.
2. Que comprendan el privilegio de ir a la universidad
Mi marido y yo pensamos que tener un título universitario es una elección y un compromiso con la educación.
Como adultos jóvenes es la oportunidad perfecta para evaluar el coste de oportunidad, la inversión de tiempo y dinero y el retorno de la inversión proyectado a partir de dicho compromiso.
Si eligen la universidad, este sentido de propiedad puede impulsarlos a obtener mejores resultados y tomarse sus estudios más en serio. Saber que han trabajado duro para contribuir a su educación puede ser crucial en los resultados.
3. Asegurarnos nuestro futuro
Hemos trabajado muy duro para lograr la comodidad económica y vivir en un vecindario que ofrezca las mejores oportunidades educativas que podemos permitirnos. He trabajado y sigo trabajando para mantener a nuestra familia con cuatro hijos.
Comprometer unos 800.000 dólares (736.000 euros), es decir, una media de 184.000 euros por hijo, podría poner en peligro nuestra seguridad financiera. Pagar la universidad de cuatro hijos supondría comprometer nuestras finanzas más allá de lo que estamos dispuestos a arriesgar.
Por ejemplo, invertir 184.000 euros durante cuatro años para ampliar mi empresa de consultoría podría generar más ingresos y proporcionar beneficios a largo plazo más significativos para nuestra familia.
Igualmente, con un rendimiento anual medio para las inversiones en el mercado de valores de alrededor del 10%, esos mismos 184.000 euros podrían generar casi 100.000 euros más de rendimiento durante ese mismo período de tiempo.
4. Vivir dentro de nuestras posibilidades
La prudencia financiera es un valor fundamental y no estamos dispuestos a endeudarnos para pagar la universidad. Creemos en la estabilidad financiera y la importancia de vivir dentro de nuestras posibilidades.
Esta decisión se alinea con nuestro compromiso de evitar deudas y mantener unas finanzas saludables, lo que beneficia a toda la familia.
5. Considerar el retorno de la inversión
Para nosotros la educación es una inversión y consideramos el retorno potencial como cualquier otra inversión. Con el aumento de los costes de la matrícula, mi marido y yo creemos que es esencial evaluar si los resultados en términos de retorno de la inversión justifican el desembolso financiero para la universidad.
Cuestionamos el valor de invertir una cantidad tan grande de dinero en una educación universitaria, especialmente cuando existen caminos alternativos hacia el éxito que no implican caer en una deuda masiva.
6. Igualdad entre hermanos
Tenemos cuatro hijos de entre 5 y 19 años y queremos darle lo mismo a todos. Comprometerse a pagar la educación universitaria de uno de ellos significa que debemos hacer lo mismo con todos.
Este compromiso a largo plazo podría abarcar muchos años y no sabemos si podremos hacerlo igual con todos. Así que queremos asegurarnos de que nuestras decisiones financieras no creen desigualdad entre nuestros hijos.
7. Evitar que den las cosas por hecho
Al hacerlos responsables de sus gastos universitarios, esperamos inculcar una buena ética de trabajo y un sentido de responsabilidad en nuestros hijos.
También queremos que nuestra elección les ayude a comprender el valor del trabajo duro y la importancia de tomar decisiones financieras prudentes.
Estamos animando a nuestros hijos a asumir la responsabilidad de sus decisiones y sus finanzas
Con esta decisión, nuestros hijos deberán evaluar opciones rentables, buscar becas y considerar otros caminos educativos alternativos. Este enfoque les enseña a ser pragmáticos e ingeniosos, habilidades que les serán de gran utilidad durante toda su vida.
Reflexionar sobre si pagar la matrícula universitaria de nuestros hijos fue una decisión dura, pero tiene sus raíces en nuestro deseo de fomentar la autonomía, la responsabilidad y la prudencia financiera.
Por último, al capacitar a nuestros hijos para que se hagan cargo de su educación y sus finanzas, sentimos que los estamos ayudando a prepararlos para una vida de independencia, responsabilidad y éxito.