¿Quién necesita agencias de viajes, mapas o sentido común cuando se tiene TikTok? La nueva brújula del turismo global ya no apunta al norte, sino al algoritmo. Si no está en TikTok, ¿vale la pena visitarlo? La plataforma se ha convertido en el principal catalizador del turismo instantáneo y desbordado.
La promesa de descubrir lugares “auténticos” y rincones “secretos” está llevando al turismo a una nueva crisis. No es solo Airbnb el que ha transformado las ciudades en escenarios de consumo; ahora, TikTok —al igual que otras redes sociales— está acelerando un fenómeno aún más impredecible: la turistificación viral. Lo que antes se planeaba con mapas, guías y recomendaciones personales, ahora se decide a golpe de likes.
Un video de pocos segundos basta para convertir un destino tranquilo en un punto de peregrinación para visitantes que provienen de todas partes del mundo. Basta con que alguien publique una playa, una cascada recóndita o una cafetería poco conocida —pero instagrameable— para que, en cuestión de días, hordas de turistas invadan el lugar buscando la foto perfecta.
En TikTok, todo es una recomendación esperando viralizarse.
Todo ello, por supuesto, sin que los espacios ni los vecinos de la zona estén preparados para tal exposición.
Prepárate para lo que te espera en tus vacaciones si has elegido tu destino después de ver un post que invita a soñar con tu próxima aventura: no solo tú has visto esa publicación y, esto, sin duda, es insostenible —además de posiblemente decepcionante—.
El problema no es necesariamente el volumen de turistas en un lugar determinado, sino el hecho de que lleguen todos a la vez a sitios concretos: el viajero de hoy no busca conocer, sino capturar. Las pequeñas ciudades históricas europeas no se construyeron para acoger a millones de personas, y los pintorescos parajes naturales tampoco están capacitados para recibir a demasiados visitantes.
Estos son solo algunos de los lugares “que no te puedes perder” —como rezan sus títulos online— que ya están sintiendo los efectos de su éxito viral en redes, que van desde calles estrechas abarrotadas, hasta colas interminables en comercios antes vacíos, por no hablar de la basura y el ruido.
Hallstatt (Austria)
El pintoresco pueblo alpino se volvió viral por parecer sacado de un cuento (y estar considerado inspiración para la película Frozen).
Las llegadas de turistas no son proporcionales a los apenas cientos de habitantes de este rincón austriaco. La avalancha de visitantes fue tal que los vecinos instalaron una valla para bloquear las vistas desde el mirador más fotografiado, aunque posteriormente fue retirada debido a la controversia generada.
Lago di Braies (Italia)
Este lago de los Dolomitas se convirtió en parada obligada tras varios vídeos que mostraban su belleza irreal.
El problema: muchos visitantes llegan solo por la foto, dejando basura y bloqueando el acceso natural.
Isla Es Vedrà (Ibiza, España)
Conocida por sus impresionantes vistas y viralizada como “el lugar más mágico del Mediterráneo”, ahora recibe visitas masivas de personas que se saltan caminos protegidos, dañando la vegetación local.
La afluencia de turistas ha creado tantos problemas a los vecinos que viven cerca del mirador que los propietarios de los terrenos, hartos del caos que se generaba, han decidido cortar el acceso a los aparcamientos.
Sakura en Naka-Meguro (Tokio, Japón)
Aunque siempre fue popular, TikTok disparó a otro nivel el momento de la floración de los cerezos (sakura en japonés).
Los residentes se quejan del ruido, basura y drones durante esta temporada que atrae a tantos visitantes internacionales.
Parque Nacional de Plitvice (Croacia)
Los vídeos con filtros pastel hicieron que los visitantes se multiplicaran, dañando los caminos de madera y obligando a limitar el acceso.
Según un estudio de Bounce, este parque nacional fue el más buscado en Google, con más de 2,1 millones de búsquedas en un año. Además, acumuló más de 400.000 publicaciones en Instagram y 29,2 millones de visualizaciones en TikTok, reflejando su creciente popularidad.
Moulin Huet Bay (Guernsey, Reino Unido)
Se volvió viral como “playa secreta” gracias a TikTok y, como era de esperar, dejó de serlo.
El resultado fue la masificación de este paraje natural que no está preparado para el volumen inesperado de turistas, ya sea por la falta de baños o su infraestructura.
Cuevas de Benagil (Algarve, Portugal)
Promocionadas en TikTok como el “rincón escondido de Europa”, ahora están constantemente saturadas de gente y tours sin control, poniendo en riesgo la seguridad del lugar.
Setenil de las Bodegas (Cádiz, España)
Famoso por sus casas construidas bajo formaciones rocosas, este pueblo ha experimentado un aumento significativo de visitantes tras viralizarse en TikTok.
La afluencia masiva de visitantes ha generado congestión en sus estrechas calles y ha afectado la vida cotidiana de los residentes.
Terme di Saturnia (Italia)
Las piscinas termales naturales también sufrieron el fenómeno de la viralización al ser calificadas como “las más instagrameables del mundo”.
La realidad a día de hoy es un exceso de visitantes, basura y daños al ecosistema.
Kvernufoss (Islandia)
Kvernufoss era una cascada “escondida” en Islandia —pese a no estar muy lejos de la más popular Skógafoss—, que se convirtió en lugar de culto en TikTok.
El suelo, frágil y cubierto de musgo, ha sufrido erosión por el pisoteo constante de los visitantes.
Mirador del Cañón del Colca (Perú)
TikTok lo vendió como “el mejor lugar para ver cóndores” y allí que fueron todos los curiosos. El flujo masivo de visitantes ha puesto en tensión las rutas de acceso y a las comunidades que los cuidan.
Sagrada Familia (Barcelona, España)
Pese a ser uno de los lugares más populares de la Ciudad Condal, un trend de TikTok hizo de la boca de metro que llega a la Sagrada Familia un punto caliente para todos los que buscan el like.
Tal era el obstáculo que causaban aquellos que querían copiar el vídeo viral que acabaron por cerrar la escalera mecánica que permitía grabarse con el famoso monumento de fondo.
Pero no es la primera vez que la ciudad toma medidas de este estilo: el Ayuntamiento de Barcelona colaboró con Google Maps para eliminar varios autobuses utilizados por los vecinos que llegaban al Park Güell abarrotados de turistas.
Lago de Como (Italia)
Otro de los lugares que ha querido tomar medidas contra el turismo de redes es el lago de Como, que se hizo viral en TikTok y ahora la plataforma está llena de vídeos de trenes abarrotados de turistas que se dirigen al lago.
Esto llevo al alcalde a plantearse cobrar 50 euros por cada autocar privado que llegase a los alrededores.
Fujikawaguchiko (Japón)
Fujikawaguchiko, un pueblo de Japón con vistas al monte Fuji que se ha convertido en un lugar popular para hacer fotos del pico más alto del país, llegó a instalar una gran barrera frente a una tienda Lawson después de que los lugareños empezaran a quejarse de las hordas de turistas maleducados que acudían a la zona.
En muchos de estos destinos, el turismo de TikTok, guiado por algoritmos en lugar de conciencia, está poniendo en jaque el equilibrio entre descubrimiento y respeto.
Lo que antes tardaba años en convertirse en destino turístico, hoy puede alcanzar ese estatus en 48 horas y durar lo que tarde el algoritmo en señalar otro sitio “más único”.