Como asesora de viajes de lujo, he tenido el privilegio de organizar vacaciones excepcionales para algunos de los viajeros más exigentes del mundo.
Tanto si planeo una luna de miel como unas vacaciones en familia, me ocupo de todos los detalles, desde el transporte al aeropuerto hasta las excursiones y actividades especiales. Mi trabajo consiste en convertir los sueños de viaje de mis clientes en realidad, adaptándome a sus gustos.
Después de más de una década organizando estos viajes, he aprendido mucho sobre los hábitos y preferencias de los viajeros más adinerados.
Aquí tienes 5 cosas que he aprendido sobre cómo viajan los ricos, que podrían inspirarte para mejorar tu próximo viaje.
Los viajeros ricos pagan un extra por la comodidad
Los viajeros con mayores ingresos suelen ser ejecutivos o empresarios muy ocupados que valoran la comodidad y todo lo que les ahorre tiempo.
Por eso, están dispuestos a pagar un extra por servicios de lujo que minimicen el tiempo de desplazamiento y las molestias del viaje. Por eso, muchos de mis clientes alquilan un avión privado o vuelan en primera clase.
Si viajan en vuelos comerciales, usan servicios preferentes para hacer el check-in en terminales privadas y evitar las largas filas y multitudes del común de los mortales.
Los destinos menos conocidos son una prioridad
Para muchos de mis clientes, la privacidad es esencial.
No les interesan destinos masificados como Roma o Florencia. A menudo me preguntan cuál será el próximo destino de moda, porque les gusta visitar lugares emergentes que aún no se han vuelto populares.
Algunos de los destinos menos conocidos que recomiendo a mis clientes son Cerdeña, Ticino y Costa Navarino.
Siempre reservan transporte privado para viajar con estilo y aprovechar el tiempo
Los viajes pueden ser estresantes, e ir y volver del aeropuerto siempre es un fastidio. Mis clientes prefieren un servicio de chófer privado que pueda reservarse con antelación para no tener que esperar a que les lleven.
Suelo reservar todoterrenos de lujo para los viajes de mis clientes a través de Blacklane, una startup alemana de chóferes privados. En mi experiencia, sus conductores son de fiar y siempre aparecen con un par de minutos de antelación.
Dado que muchos de mis clientes están muy ocupados, me doy cuenta de que a menudo utilizan sus desplazamientos privados desde y hacia los aeropuertos para responder correos electrónicos de última hora y hacer llamadas de trabajo.
Este tipo de clientes viaja con frecuencia y suele reservar con menos de 60 días de antelación
Mis clientes no tienen problemas para hacer viajes de última hora. Suelen reservar sus viajes con menos de 60 días de antelación, a veces incluso con pocas semanas.
Aunque suele ser más barato reservar el viaje con más antelación, el coste no es un factor importante para ellos al planificar. Además, a veces les resulta difícil organizar sus agendas con mucha antelación.
Además, viajan a menudo. En lugar de tomarse unas vacaciones al año, los clientes con los que trabajo suelen viajar varias veces por trimestre, combinando pequeños viajes de fin de semana con otros internacionales más largos.
Buscan experiencias locales a las que el público general no tenga acceso
Los viajeros adinerados a menudo buscan algo más que un destino: anhelan experiencias personalizadas y envolventes que no están disponibles para el público de a pie.
A mis clientes les encanta que les sugiera actividades nuevas o poco conocidas. Están dispuestos a pagar más por el acceso exclusivo a experiencias que están fuera del alcance del público en general, como una visita al Vaticano fuera del horario de apertura.
A veces organizo visitas privadas a colecciones de arte de renombre o una visita culinaria entre bastidores con un chef galardonado con estrella Michelin.