La melancolía se caracteriza por una exacerbada falta de placer, desesperación, mal humor y desaliento. Te invitamos a leer este artículo para saber más del tema.
La melancolía suele confundirse mucho con la nostalgia o la tristeza, sin embargo, es distinta a ellas. A lo largo de los años, se han presentado múltiples debates sobre su posición dentro del campo de la salud mental: ¿es un trastorno único o un síntoma más de la depresión?
Debido a su cercanía con los trastornos depresivos, el estado melancólico comparte muchas de las causas de estos, lo cual hace que comprenderlo se complique más. Con el objetivo de profundizar, en este artículo, presentaremos una de las posibles definiciones, sus causas y también daremos algunas pautas generales para afrontarlo.
Un poco de historia sobre la melancolía
El término melancolía procede del griego µέλαινα χολή (melaina chole), que significa ‘bilis negra’. Tiene su origen en la teoría de los cuatro humores de Hipócrates, quien sostenía que la enfermedad era el producto del desequilibrio de las sustancias (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) o líquidos que transitaban por el cuerpo.
Posteriormente, en el siglo II a. C., Galeno retomaría esta noción para darle forma a su teoría de los temperamentos. Postulaba que estos eran el producto de la integración de dichos humores y del predominio de uno en específico. En este sentido, en el melancólico prevalecía la bilis negra y se caracterizaba por ser una persona triste, introvertida, nostálgica, reservada, soñadora.
Durante la Edad Media, lo melancólico tomó un matiz religioso y artístico; incluso se clasificó como un pecado capital. Con la llegada del Renacimiento, se le acogió como un símbolo de genialidad, sensibilidad e imaginación. En la actualidad, el DSM-5 lo clasifica como un especificador para los trastornos depresivos.
De hecho, la Asociación Americana de Psicología (APA) concibe la melancolía solo como una palabra arcaica que usó para designar lo que hoy se conoce como depresión. Su posición dentro de la psicología y la psiquiatría es muy debatida, ya que algunos sostienen que se trata de una forma de depresión, mientras que otros afirman que es un tipo diferente por completo, conocida como depresión melancólica.
A pesar de las diferencias institucionales y disciplinarias, parece haber un acuerdo común: lo melancólico está asociado con la depresión. Este vínculo es posible porque se considera una parte integral de ella, es decir, una característica o síntoma más, o porque se contemple como una entidad depresiva separada o distinta.
En sí, ¿qué es la melancolía?
En este espacio, entenderemos la melancolía como un especificador de los trastornos depresivos, tal como lo hace el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Un especificador, en este contexto, es una descripción adicional que se hace para ofrecer información más detallada sobre un diagnóstico.
Así pues, no hablamos de una entidad psicopatológica diferente a la depresión. Es más bien una característica de algunos episodios o trastornos depresivos. De acuerdo con el DSM-5, las características melancólicas de un trastorno depresivo son las siguientes:
- Es peor por la mañana.
- Culpa excesiva o inapropiada.
- Agitación o retraso psicomotor.
- Despertares tempranos por la mañana.
- Anorexia o pérdida de peso importante.
- Desaliento profundo, desesperación o mal humor.
- Pérdida de placer por todas o casi todas las actividades.
- Falta de reactividad a estímulos por lo general placenteros (la persona no se siente mejor cuando sucede algo bueno).
Cuáles son las causas
Detrás de ella hay una interacción compleja de factores biológicos, psicológicos y ambientales. A nivel biológico, se observa una desconexión entre la ínsula y las redes atencionales. Esa alteración está ligada a la poca calidad afectiva del pensamiento de los melancólicos. Un estudio publicado en Molecular Psychiatry encontró, además, que estas personas tienen una hiperactividad en el eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) y mayores niveles de cortisol.
Con respecto a las variables psicológicas, este especificador, al igual que cualquier depresión, está asociado a la baja autoestima, la autocrítica excesiva, el pesimismo, los pensamientos negativos, los estilos de afrontamientos desadaptativos, percepciones y distorsiones alteradas sobre sí mismo, el mundo y los demás.
El entorno también tiene un papel importante en su aparición. Las experiencias traumáticas, la ausencia de apoyo social, la pérdida de una persona amada, los conflictos interpersonales y las dificultades financieras son algunos factores ambientales.
Qué relación tiene la melancolía con la tristeza
Ambas generan un estado de abatimiento y pérdida de energía que hacen que la persona se sienta sin ánimo de hacer sus cosas. Además, las dos se relacionan de forma estrecha, hasta cierto punto, porque provocan desmotivación, problemas de atención y falta de interés.
La infelicidad de quien las padece es un rasgo típico que las conecta aún más. El triste y el melancólico se sumergen en sus pensamientos pesimistas y no ven un futuro alentador para ellos. Asimismo, pueden afectar, en mayor o menor medida, el rendimiento social, profesional y personal.
Pese a que tienen puntos en común, son más los aspectos que las separan. En este sentido, una diferencia clave entre ellas es que estar triste es una emoción saludable, natural y normal; si se regula bien, no es problemática a largo plazo. Mientras que la melancolía, entendida como un especificador de los trastornos depresivos, es un problema de salud mental.
Aparte de lo anterior, la intensidad y el impacto negativo que tienen sobre la vida de las personas es distinto. En tanto lo melancólico es más grave e intenso, la tristeza no es tan fuerte y suele pasar más rápido ―esto depende mucho también de la persona―.
Cómo lidiar con un estado melancólico
Debido a que se trata de un especificador de la depresión según el DSM-5, la mejor forma de lidiar con él es solicitar ayuda profesional. Los expertos en salud mental están preparados para diseñar planes de intervención contra la depresión y sus efectos. Adicional a eso, y con la aprobación del psiquiatra o psicólogo a cargo de tu caso, es posible aplicar las siguientes recomendaciones:
- Habla con personas de confianza: las redes de apoyo familiares y sociales te brindan recursos para salir adelante. La compañía de gente que te quiere ayuda a ser más resiliente.
- Ten una rutina con objetivos: una meta clara en tus días brinda mayor impulso para salir de la desmotivación, el desinterés y el aletargamiento de los estados melancólicos. Además, así podrás enfocarte en algo más que tu tristeza.
- Realiza actividades placenteras: aunque no tengas energía, procura hacer alguna actividad que te conecte con la felicidad, con las personas y contigo. De esta manera, propiciarás la aparición de emociones agradables que sustituyan lo melancólico.
- Evita resistir la emoción: es mejor aceptar las emociones, observarlas, no juzgarlas, ni criticarlas y mucho menos lamentarte por experimentarlas. Cuando las aceptas, las sueltas y les permites cumplir su ciclo. En cambio, mientras más te resistes, más persisten.
- Cuida tu cuerpo y tu mente: haz ejercicios que protejan tu salud física y mental, come saludable, duerme bien. Si tu cuerpo no está sano, no tendrás fuerzas para afrontarlo. Gozar de buena salud no solo previene enfermedades, sino que también te ayuda a tener mayor bienestar.
Cuándo consultar a un profesional
Es necesario que consultes a un experto si lo melancólico deteriora de manera significativa tu funcionamiento en deferentes ámbitos: personal, relacional, laboral, académico, etc. Si te sientes vacío/a todo el tiempo y no le ves sentido a tu vida, busca ayuda, sobre todo si tu bienestar emocional se reduce.
Otra manera de saber cuándo acudir con un especialista es examinar la calidad de tus relaciones y vínculos. Si esta dimensión de tu vida empieza a perturbarse porque te aíslas, no deseas pasar tiempo con tus amigos, parejas o familiares y, además de eso, tienes conflictos frecuentes con ellos, es momento de ir con un profesional.
De igual modo, si el desempeño en tu trabajo se afecta porque no te concentras debido a que te sientes melancólico/a, pide apoyo. Bajar la productividad quizás trae consecuencias negativas como el despido, lo cual empeorará tu estado.
En resumen, examina el grado y la intensidad de la influencia negativa que tiene sobre tu vida. No permitas que te robe la posibilidad de vivir en plenitud y de gozar de una relación agradable contigo, con los demás y con el mundo.
¡Cuida tu salud mental!
Existen múltiples problemas de salud mental que afectan la vida de las personas. Uno de ellos es la melancolía, un estado asociado a los trastornos depresivos que se caracteriza por la pérdida del disfrute, la tristeza, la agitación o retraso psicomotor, etc.
Detrás de ella hay diversas variables psicológicas, biológicas y ambientales que interactúan entre sí y forman una red problemática para el bienestar de la persona. No dudes en solicitar ayuda. Por fortuna, existen profesionales capacitados para tratar este problema y los trastornos del estado de ánimo que se le asocian.