Esta semana, Microsoft celebró un evento que tuvo toda la expectación y la maestría técnica de un lanzamiento de iPhone de Steve Jobs.
En la sede central, a las afueras de Seattle, los periodistas abarrotaron una sala en la que Satya Nadella, CEO de Microsoft, presentó un motor de búsqueda Bing actualizado con una nueva versión de la tecnología más puntera del mundo en estos momentos: GPT, un potente modelo lingüístico de inteligencia artificial creado por la empresa OpenAI.
Nadella estaba radiante. Bromeó. Luego, el normalmente tranquilo y reflexivo CEO declaró la guerra a Google, el gigante de internet que ha mantenido un inquebrantable monopolio en las búsquedas online durante 20 años.
“Es un nuevo día en las búsquedas”, dijo Nadella. “Va a llegar una rápida innovación. De hecho, la carrera empieza hoy”.
Es la misma empresa que lanzó el malogrado y ridiculizado reproductor multimedia Zune. Bing ha sido el blanco de las bromas durante una década. ¿Te acuerdas de Windows Phone? Por supuesto que no.
El éxito de Microsoft se ha producido principalmente en el ámbito del software corporativo y la infraestructura en la nube. Esta vez, sin embargo, hay una sensación prudente pero creciente de que la empresa por fin tiene algo que puede superar los límites de la tecnología de consumo y captar la atención de miles de millones de personas.
“Quién iba a pensar, hace tan sólo unos meses, que Google estaría en la cuerda floja”, afirma Soma Somasegar, antiguo ejecutivo de Microsoft. “Es fantástico ver este tipo de agilidad e innovación transformadora en Microsoft. Están haciendo que el elefante baile a su ritmo… Este movimiento de Microsoft será asombroso para mucha gente”.
De “Tay” a Kevin Scott
La primera gran incursión pública de Microsoft en la IA de cara al consumidor se produjo a principios de 2016 con el lanzamiento del chatbot Tay. En cuestión de horas, se convirtió en un robot sexual amante de Hitler, lo que obligó a la compañía a retirar el producto.
La comparación con Google no podría haber sido peor. Solo unos días antes de Tay, la unidad DeepMind de Google había logrado un increíble hito de IA, gracias a una aplicación que venció a un campeón mundial humano en el juego Go. Google también estaba ocupado incorporando el aprendizaje automático y otras tecnologías de IA en productos populares como Google Fotos, Google Translate y en su motor de búsqueda.
El salvador de la IA de Microsoft llegó ese mismo año, con la adquisición de LinkedIn por parte del gigante del software. Kevin Scott dirigía las operaciones de ingeniería de LinkedIn en ese momento, después de haber trabajado en Google, AdMob e incluso como becario en Microsoft en 2001.
Nadella nombró a Scott director de Tecnología de Microsoft a principios de 2017. Su cometido era inicialmente amplio, y se mantuvo con un perfil relativamente bajo en Microsoft. Muchos empleados contactados recientemente por Business Insider no sabían casi nada de él. “¿Quién es Kevin Scott?”, preguntó una persona que trabaja en la división de Bing. Un alto cargo actual asegura que Scott es “invisible” para algunas partes de la empresa en términos de interacciones directas.
Entre bastidores, sin embargo, es influyente y respetado, y tiene fama de mantener contentos a los empleados de sus organizaciones.
“Tiene una gran personalidad y es un tipo muy simpático y agradable”, afirma un ejecutivo del sector tecnológico amigo de Scott. “Es muy técnico y tiene opiniones firmes. Es un ingeniero de software muy bueno que ha utilizado muchos lenguajes de software diferentes y es respetado por su diseño de sistemas”.
La idea de OpenAI
A pesar del fiasco de Tay, Microsoft no había renunciado a la IA y todavía había una gran energía en torno a la empresa para avanzar en este importante campo de la tecnología.
Como CTO, Scott comenzó a centrar más su atención en ello en 2018. Alrededor de ese tiempo, se le ocurrió la idea de acercarse a OpenAI. Scott conocía al CEO de OpenAI, Sam Altman, del intento de Altman de contratarlo para una de sus primeras startups, Loopt. Los dos empezaron a negociar lo que se convertiría en una asociación innovadora.
“El creador de todo esto fue Kevin”, afirma una persona de Microsoft que trabajó en la alianza con OpenAI y que no está autorizada a hablar públicamente. Microsoft no ha hecho comentarios.
Scott fue el primero que se puso en contacto con OpenAI. “La clave para él es que quería apostar fuerte por la IA”, explica esta persona. “Quería acelerar y adelantarse a las demás empresas tecnológicas”.
Scott y Altman discutieron sobre ello en una reciente entrevista con el analista de Stratechery Ben Thompson. Después de una breve charla con Nadella en una conferencia en el verano de 2018, Altman comentó que OpenAI había estado trabajando con Scott desde el principio.
“Creo que fue en 2018, en realidad, simplemente aterrizamos un montón de cosas, y decidimos que en realidad sería una muy buena idea que Microsoft y OpenAI se asociaran”, dijo Scott. “Hemos estado trabajando súper estrechamente juntos desde entonces”.
De Google Cloud a Microsoft Azure
En ese momento, OpenAI acababa de lanzar un gran modelo de lenguaje junto con un documento de investigación sobre las ganancias que podrían obtenerse combinando dos ideas existentes en el campo de la IA: transformadores y el preentrenamiento no supervisado. El resultado fue un transformador generativo preentrenado, o GPT. La tercera generación de este transformador, GPT-3, es ahora la base de ChatGPT, el chatbot de OpenAI que ha arrasado en todo el mundo desde su lanzamiento a finales de noviembre. El nuevo motor de búsqueda Bing de Microsoft utiliza una versión más reciente de GPT-3 para responder preguntas complejas.
Ya en 2018, el modelo GPT anterior de OpenAI funcionaba en Google Cloud. El acuerdo inicial de Scott con Altman permitió a Microsoft obtener la licencia exclusiva de GPT a cambio de una inversión de 1.000 millones de dólares que OpenAI tendría que devolver mediante el uso de los servicios en la nube Azure de Microsoft, no los de Google.
Los principales objetivos de la asociación en aquel momento eran reforzar las capacidades de búsqueda de Microsoft y ofrecer traducción de idiomas dentro de los productos de Microsoft Office, como Word, según una persona con conocimiento directo del acuerdo. Desde entonces, la relación “ha superado las expectativas más descabelladas de Microsoft”, afirma esta persona.
Scott asumió públicamente la dirección de la estrategia de IA de Microsoft a principios de 2020, tras la jubilación de Harry Shum, su antiguo jefe de IA. Scott asumió la responsabilidad de la estrategia de IA, la investigación y el desarrollo en infraestructura, servicios y aplicaciones, y los grupos de productos centrados en la IA, incluido Bing. Ese mismo año publicó un libro sobre IA.
El bucle positivo de retroalimentación de Microsoft
El acuerdo con OpenAI sentó las bases para que Microsoft alcanzara a Google en la carrera de la IA. ChatGPT alcanzó los 100 millones de usuarios en unos dos meses, lo que la convierte en una de las aplicaciones de consumo de más rápido crecimiento de la historia. Todo esto funciona en una red cada vez mayor de servidores y centros de datos de Microsoft, básicamente un superordenador gigante que ayuda a los modelos de OpenAI a procesar todas esas interacciones y aprender de ellas.
Una participación masiva de los consumidores como esta puede a menudo impulsar mejoras en un producto tecnológico, lo que a su vez atrae a más usuarios, más aprendizaje e incluso más beneficios. Google dominó este bucle de retroalimentación positiva con su motor de búsqueda, que aprende cada vez que alguien hace una pregunta y hace clic en un resultado.
Ahora, Microsoft tiene la oportunidad de replicarlo en Bing, las aplicaciones de Office y otros programas. Recientemente ha anunciado un nuevo acuerdo con OpenAI por valor de 10.000 millones de dólares. Como antes, Azure es el proveedor exclusivo de la nube que impulsa toda esta nueva tecnología.
“Google lo tenía todo y era el claro nº. 1 en el campo, ahora tienen que luchar para mantener su cuota de mercado”, explica a Business Insider un inversor de capital riesgo que trabaja con startups de IA. “De repente, todos mis amigos que ni siquiera usarían su PC están en lista de espera para usar Bing”.
Después de eso puede venir una nueva plataforma de Microsoft y OpenAI que podría ofrecer herramientas de IA generativa a desarrolladores externos, startups y empresas más grandes.
“Lo que estamos construyendo es una plataforma de potente computación y potentes modelos de IA sobre la que van a construir montones y montones de otras personas”, explicaba Scott a Thompson de Stratechery esta semana. “Estamos en las primeras fases de esta nueva plataforma”.