Menos documentales políticos y más ‘true crime’: el futuro de Netflix

El documental Beyond Utopia cuenta la tortuosa historia de personas que lo arriesgan todo para escapar del brutal régimen norcoreano. Parecía tener todos los elementos para suscitar el interés de una gran distribuidora: fue premiado en Sundance y cosechó elogios de la crítica. La cineasta, Madeleine Gavin, en 2018 había visto cómo Netflix estrenaba su primera película, City of Joy, que trata sobre la guerra en el este del Congo.

Beyond Utopia atrajo el interés en Sundance de streamers como Prime Video de Amazon y Netflix. Pero el interés se evaporó, y uno a uno, los compradores se echaron atrás. Tras meses de búsqueda, la película de Gavin ha conseguido un estreno que incluirá más de 600 salas de cine en Estados Unidos durante dos días en octubre, a través de Fathom Events. También se proyectará en salas de arte y ensayo y en PBS, la cadena pública estadounidense, y finalmente en Hulu, a través de un acuerdo con Roadside Attractions.

Queda muy lejos del acuerdo de streaming global que Gavin esperaba conseguir, el tipo de contrato con el que una película tiene el potencial de llegar a un público global masivo.

“Me siento increíblemente afortunada de haber conseguido lo que conseguimos y de haber podido llegar a un gran público”, afirma. “Lo más fácil es que te vendan en Sundance y te den un acuerdo de streaming; entonces sabes que vas a llegar a millones y millones de hogares. Lo que tenemos ahora es una apuesta”.

Gavin sospecha que hay una combinación de factores que han frenado el interés de los streamers, desde la reducción del gasto en contenidos hasta el apetito por películas más atractivas comercialmente, pasando por el temor a que la distribución de la película pudiera alejar a China.

“Es realmente descorazonador”, afirma. “Los streamers han contribuido a crear el deseo de ciertos tipos de contenido, y creo que deberían tener la responsabilidad de profundizar y pensar en lo que estamos publicando para educar a la gente. Si se permite que un número limitado de streamers sean los gatekeepers, eso tiene que equilibrarse con la responsabilidad y otras preocupaciones además de sólo el dinero”.

Netflix no ha querido hacer comentarios para este artículo; Amazon no ha respondido a la petición de comentarios.

Netflix ha desempeñado un papel importante en el impulso de los “streamers” a los documentales, pero ahora no quiere “nada demasiado político”

La guerra del streaming ha dado un gran impulso a los documentales, ya que plataformas como Netflix, Amazon y Hulu se han hecho con muchas de estas obras para satisfacer a sus crecientes bases de suscriptores.

El interés alcanzó su punto álgido hace cuatro años en el Festival de Cine de Sundance, impulsado por Amazon y Netflix, que pagaron la cifra récord de 10 millones de dólares por el documental de la política estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez Knock Down the House (A la conquista del congreso). Otras películas de temática política y social también tuvieron su momento. Y la expectación no se limitaba a los festivales; los documentales estaban disfrutando de un boom de taquilla con películas como Free Solo y RBG, que ganaron más de 10 millones de dólares cada una. Se hablaba mucho de una “edad de oro para los documentales“.

Pero desde hace dos años, muchas películas bien valoradas de no ficción no han conseguido vender en el circuito de festivales, para alarma de los cineastas.

La edición de este año del Festival de Sundance ha sido un “completo revés de lo que ocurrió cuatro años atrás“, lamenta Peter Broderick, que asesora sobre estrategia de distribución cinematográfica como presidente de Paradigm Consulting. “Netflix, Amazon Prime, Apple TV+ y Hulu no compraron ni un solo documental allí ni en los meses siguientes”.

La falta de ventas de documentales estadounidenses en Sundance fue una “llamada de atención” después de la compra activa de los streamers en otros festivales recientes de Sundance, explica Broderick a Business Insider.

Netflix, en particular, ha desempeñado un papel importante en el impulso del mercado de documentales y se ha promocionado como un paladín del género que ha ayudado a extender su popularidad. Como líder en streaming, ha impulsado la audiencia y las ventas de documentales en su búsqueda de películas galardonadas, recogiendo muchos Oscar por títulos poderosos y contundentes, comenzando con The White Helmets (Cascos Blancos), que siguió a los rescatistas en Siria devastada por la guerra, en 2017; e Icarus (Ícaro), que arrojó luz sobre un escándalo de dopaje ruso auspiciado por el estado, en 2018.

Pero desde 2022, los gigantes del entretenimiento empezaron a frenar el gasto en todo tipo de películas y programas de televisión, ya que Wall Street pasó a priorizar los beneficios del streaming sobre el crecimiento. Netflix cambió a una oferta de entretenimiento más amplia, y otros siguieron su ejemplo.

Netflix sigue encargando muchos documentales, como el corto documental The Dads, centrado en temas LGBTQ, y Descendant, de 2022, que aborda la historia de la esclavitud.

Pero el género del true crime, el deporte y la cultura se han convertido en los grandes dominantes. De hecho, según los datos de Ampere Analysis sobre los pedidos de series de Netflix, “crímenes y thrillers” ha sido la categoría más importante de documentales en los últimos tres años.

A principios del año pasado, cuando se enfrentó a su primera pérdida de suscripciones en una década, la empresa de streaming dijo a los agentes de Hollywood que su división de documentales buscaba crímenes ligeros e historias que tratasen temas contemporáneos sin ser demasiado políticos. Eso significa series sobre iconos del deporte, inmersiones profundas en el espacio de la salud y el bienestar, y documentales musicales como la trilogía de Ye (Kanye West) Jeen-yuhs”.

Según un documento de agosto preparado por la agencia WME para sus clientes y revisado por Business Insider, Netflix busca historias de crímenes, famosos, deportes e historia en lo que se refiere a programas no guionizados, pero “nada demasiado político”, según el documento.

En el ámbito del crimen, según WME, Netflix busca películas basadas en grandes casos conocidos y estafas como Dahmer y El estafador de Tinder. El documento también destaca “historias del momento”, historia (pero no “demasiado Canal Historia”) e iconos deportivos “ampliamente atractivos”.

Los cineastas señalan la autocensura y el “miedo” de los streamers ante temas delicados

Algunos cineastas afirman que las empresas de streaming siguen defendiendo los documentales que van más allá de los límites.

Pero también creen que estas empresas evitan películas sobre temas candentes dentro y fuera de su país porque Estados Unidos está muy dividido políticamente; los streamers globales tampoco quieren arriesgarse a enemistarse con gobiernos de mercados extranjeros que son clave para su crecimiento de abonados.

Según Broderick, en los últimos años los streamers han comprado un par de películas políticas provocativas, pero luego se han echado atrás y no las han distribuido, lo que presagia que se alejarán de este tipo de proyectos.

Ted Hope, productor independiente desde hace muchos años, afirma que las grandes distribuidoras le han dicho que “no pueden aceptar películas que puedan percibirse de algún modo como contrarias a China”.

Los streamers podrían adquirir películas y limitar la distribución al público nacional, como ocurrió cuando era codirector de películas de Amazon, donde compró One Child Nation, en 2019, sobre la política de control de población de China, pero solo para Estados Unidos.

Hope tiene una nueva película que hizo con su esposa, la directora Vanessa Hope, Invisible Nation, que investiga la elección de la primera presidenta de Taiwán. Hace cinco años, habría confiado plenamente en que se vendería, pero hoy, mientras se prepara para llevarla al mercado, dice: “Sería de necios no estar preocupados”.

Beyond Utopia es una de las muchas películas recientes que han sido ignoradas por las grandes cadenas, a pesar de haber recibido premios y haber generado expectación.

El año pasado, Los exiliados, que documentaba cómo China ha intentado borrar la historia de la plaza de Tiananmen, ganó el gran premio de Sundance. Acabó en manos de una pequeña distribuidora, Gravitas Ventures.

Freedom on Fire, una película aclamada por la crítica y complementaria de la nominada al Óscar y estrenada por Netflix Winter on Fire sobre la guerra de Ucrania, se estrenó en el festival de Venecia de 2022, pero fue desdeñada por los grandes streamers.

Y en 2020, Bryan Fogel, el realizador de Ícaro, saltó a los titulares cuando su segunda película, El disidente, sobre el asesinato de Jamal Khashoggi, tardó ocho meses en ser adquirida. El comprador fue una empresa independiente sin plataforma de streaming.

Los cineastas necesitan pensar en la distribución de forma creativa

Conviene recordar que el auge de los documentales se produjo durante un periodo de la industria del streaming definido por un crecimiento, un gasto y una disponibilidad de entretenimiento aparentemente ilimitados, condiciones que, en retrospectiva, se consideran insostenibles.

El documental como género no ha cosechado grandes éxitos comerciales, y el auge del streaming ha disparado los ingresos y la audiencia sólo para un pequeño puñado de cineastas, aunque la inyección de moral haya sido más generalizada. Thom Powers, cofundador del importante festival DOC NYC, ha calificado de burbuja los elevados ingresos recientes y señala que siempre ha sido difícil encontrar documentales que no fueran sobre famosos, como los políticos.

Incluso en los tiempos de bonanza, Broderick aconsejó a los documentalistas que no dependieran de que los streamers siguieran adquiriendo sus documentales (en lugar de financiarlos ellos mismos).

Junto con su colaborador Keith Ochwat, afirma que los cineastas deben ser más proactivos a la hora de conseguir que sus películas se financien y distribuyan al margen de las grandes cadenas, a través de proyecciones virtuales, distribución educativa e institucional y colaboración con las administraciones públicas y otros organismos. Según Broderick, un acuerdo con Netflix puede impedir que un cineasta aproveche al máximo estas oportunidades.

Broderick propone “La sabiduría del trauma” como lección para otros. Mediante un planteamiento que incluía una conferencia relacionada, anuncios en Facebook y donaciones de los espectadores, la película de 2021 recaudó suficiente dinero en una semana de proyecciones virtuales para cubrir sus costes y financiar la siguiente película de los cineastas, sin recurrir a ninguna distribuidora.

Ochwat fundó Show&Tell, una empresa que ayuda a los directores de documentales a financiar y distribuir sus películas. En los últimos años, Show&Tell ha ayudado a los cineastas a recaudar 9 millones de dólares.

“Lleva tiempo, pero puede funcionar”, afirma. “Los cineastas pueden hacerse ilusiones de que pueden ser vistas en un festival y ser compradas”.

Aun así, no hay duda de que la disminución del gasto por parte de los streamers ha hecho mella en la moral.

“Sentaba bien que todo el mundo dijera en un cóctel ‘me encantan los documentales’ y ver que los estudios invertían mucho dinero en ellos, como American Factory e Ícaro‘”, afirma Ochwat. “Es estupendo que en una época lo valoraran las empresas con grandes presupuestos, pero esa época ya pasó, y los cineastas tienen que ser realmente independientes”.

Victor Perez Rodriguez

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