Piensa en esas actuaciones delicadas y llenas de matices de series de Netflix como La diplomática. Ahora, imagínatelas aceleradas un 50%, con la voz de los personajes sonando parecido a la de las protagonistas de Alvin y las ardillas. Puede que esta perspectiva no te agrade demasiado como el gran cinéfilo que eres, pero para algunos es un sueño cumplido: están viendo Netflix a velocidad 1,5x.
Pero, ¿por qué? ¿Qué vil necesidad de velocidad existe en la corteza frontal dopaminada de alguien que ve cosas a supervelocidad? He recogido los testimonios de algunos usuarios que lo hacen.
La explicación más común: solo utilizan los ajustes 1,25x o 1,5x para ciertos programas. Love Is Blind, de Netflix, se menciona varias veces como ejemplo de algo perfecto para ver a toda pastilla.
Lo he probado con el reality y, la verdad, veo el atractivo. Es un programa con muchas pausas muy largas y dramáticas y poca acción visual: solo dos personas sentadas en un sofá hablando. A 1,25x, el tono de las voces no es exageradamente alto. Simplemente, hablan algo más rápido.
He preguntado a Netflix cuántas personas utilizan esta configuración de visionado rápido, pero no me han dado datos. La empresa añadió la función a su aplicación móvil y a las versiones del navegador web en 2020. Por ahora, no está disponible en smart TV.
Tengo la sensación de que estos espectadores son por ahora una minoría. Eso sí, son una minoría bastante entusiasta.
Están los espectadores de reality shows que solo quieren ver rápidamente cosas como Love Is Blind. Otros, simplemente, quieren poder consumir más series en el rato escaso que tienen para disfrutar de la televisión, una forma de consumo de cultura que Nicholas Quah definió para Vulture como speed watching.
También puede tener que ver el lugar desde el que se hace. Unos cuantos relatan que lo hacen solo en el gimnasio o en la elíptica como el equivalente televisivo de escuchar música a todo volumen mientras se hace ejercicio.
Muchos oyentes de podcasts y audiolibros los escuchan a una velocidad ligeramente superior. De hecho, creo que 1,2x es muchas veces la velocidad perfecta para los podcast.
En YouTube hay formas de acelerar los vídeos a 2x, lo que tiene sentido porque gran parte de la plataforma se compone de vídeos que son solo alguien hablando durante mucho tiempo. Hay incluso quienes utilizan una extensión de Chrome que les permite acelerar cualquier vídeo a 5x.
Imagino que nuestro fracturado panorama de consumo de contenidos tiene algo que ver con todo este speed watching.
Los jóvenes consumen contenidos en sus teléfonos de formas extrañas y raras (DEP Quibi; te adelantaste a tu tiempo). Yo mismo me he visto absorbido en TikTok por montones de vídeos que son pura putrefacción cerebral: en ellos se reproduce un fragmento dramático de una película o una serie en una pantalla dividida en la que, a la vez, se ve a alguien jugando a un videojuego.
Nuestro moderno e insaciable apetito de contenidos de vídeo podría significar que nos hemos adaptado y hemos estirado nuestros cerebros para ver producciones cada vez más rápido. Es una forma optimista de verlo; la otra es que nuestra capacidad de atención se ha reducido al tamaño de una uva.
Por mucho que yo quiera acusar de monstruos a los que aceleran sus visionados, debo reflexionar sobre mi método preferido de ver películas: a velocidad normal, en la tele grande, pero mirando el móvil todo el rato.