3 razones para ver ‘Percy Jackson y los dioses del Olimpo’ aunque no sepas nada sobre la saga

Percy Jackson y los dioses del Olimpo conserva la curiosa combinación de tono juvenil y misterio de los libros en los que se basa. De hecho, durante sus primeras escenas, es inevitable recordar varios de los pasajes más emocionantes de la novela El Ladrón del rayo de Rick Riordan. Percy Jackson (Walker Scobell), sabe que su vida no es común. Tanto, que con apenas doce años, ya puede presumir de todo tipo de anécdotas inexplicables. El argumento intenta jugar con la idea de eventos extraordinarios en un escenario cotidiano. Lo hace, apostando a una estética urbana y una puesta en escena luminosa, que le acerca más a una sitcom que a una serie de género. 

Con todo, la combinación funciona. Es evidente que el autor de la novela está detrás de los créditos y por ese motivo, hay un claro tributo al universo del que proviene. Desde la personalidad de Percy hasta las docenas de pequeños guiños a una obra mayor. Rick Riordan ha puesto especial acento, en crear la sensación, que los dos primeros capítulos, son apenas el abreboca a una aventura a gran escala. Por lo que se toma el tiempo de explorar en la vida de su personaje. A pesar de lo que le espera en el futuro, este héroe en ciernes todavía no lo sabe. Así que el guion — escrito también por el director — explora en su mundo cotidiano.

Pero además de la implicación del escritor en la producción, hay tres buenas razones para ver la serie de Percy Jackson, incluso si no sabes mucho de ella o no has leído el original literario. Desde la presentación de un mundo mitológico rico y variado, hasta una exploración divertida y original acerca de la figura del héroe. La serie es algo más que un entretenimiento solo para fanáticos y a continuación, te contamos el motivo. 

La historia construye su propio y variado mundo

Hay una clara influencia de la saga de Harry Potter en este universo juvenil que se despliega de a poco. En especial, cuando el argumento agrega información para dejar claro la identidad del padre de Percy y la influencia que tendrá sobre su vida. Pero también la sensación de maravilla de un futuro predestinado y asombroso que se revelará casi por sorpresa. 

El guion usa las manifestaciones de magia y medias verdades, para delimitar un camino que conducirá a Percy hacia un descubrimiento inevitable. Su madre, Sally (Virginia Kull), tiene un secreto que ocultar. Y lo ha hecho, durante buena parte de la vida de su hijo. Cuando finalmente se revele, todo lo que rodea a ambos cambiará para siempre. 

Lo que permite que el argumento aumente de interés capítulo tras capítulo, sin desviarse de su arco central. A saber: como Percy descubre que es mucho más que un chico cualquiera y que, en consecuencia, deberá luchar en una aventura que no podía suponer esperaba por él. 

Una buena historia que se cuenta con cuidado

En esencia, es la misma premisa del libro y se cuenta de manera parecida. En su versión literaria, la exploración de la vida de Percy y Sally como una pequeña familia, es un contexto necesario. Especialmente, para lograr el contraste con lo que siguiente que vendrá. En la serie de Percy Jackson, el tono casi discreto de su apartado visual y argumental durante un buen tramo del primer episodio, crea la sensación de una intimidad doméstica. De modo que, la trama deja claro que el protagonista titular, no se siente cómodo y que encontrarse fuera de lugar, ha sido una constante en su vida. 

Por lo que cuando llegan los eventos asombrosos — lo que incluye vaporizar a un profesor y después un disturbio considerable en una excursión escolar — la revelación contrasta con el mundo corriente. Todo en un tono divertido y épico que se hace más detallado e interesante, a medida que avanza la acción. Particularmente, cuando la mayor parte de la premisa, apuesta a la idea de una ruptura del mundo común. Hasta el momento que Sally revela a la verdadera naturaleza de Percy, la cámara de James Bobin, director del episodio inicial, sigue a sus personajes sin mayores experimentos. Además, pone hincapié en que un aire inofensivo. Lo que hace suponer, que lo aguarda al joven héroe, es una sacudida a cada cosa en la que cree y en la que no. 

Algo que la serie logra con habilidad y abre todo un universo desconocido, tanto a Percy como a los que siguen su historia. Mucho más, cuando la promesa es que luego del descubrimiento portentoso, el joven semidiós deberá saltar — de forma figurativa y física — a una realidad nueva. Ocurre, en una escala pequeña, pero completamente creíble, lo que hace de la producción, un recorrido interesante de un punto de vista que se descubre de a poco. 

En busca de un tesoro mitológico

A pesar de su popularidad, la adaptación de la saga mitológica del escritor Rick Riordan, tuvo un paso accidentado por el mundo del entretenimiento. En el 2010 se estrenó Percy Jackson y el ladrón del rayo, dirigida por Chris Columbus, un fracaso de crítica con taquilla moderada. Lo peor del experimento — que intentó llevar el tono épico del original a un extremo más comercial — fue la decepción de los fanáticos. Incluso, la del escritor, a quien se apartó del proyecto en fase temprana. El resultado fue una adaptación sin demasiado que aportar y que se alejaba del centro de la historia, para cimentar las bases de una franquicia duradera. Eso sin lograrlo por completo.

Pero en esta ocasión, el autor tiene el control absoluto, por lo que las expectativas siguen siendo altas. Percy Jackson y los dioses del Olimpo está llena de la pura imaginación y reconstrucción del mundo mitológico, que hizo famosa a la saga. Aunque Percy Jackson y los dioses del Olimpo busca todavía su identidad, en especial por un guion que se toma las cosas con calma al contar su historia. Pero en realidad, la paciencia termina recompensada, gracias a una narración hábil y un apartado visual que, sin ser el más llamativo, resulta ideal para la historia. 

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