Se trata del problema de salud mental más frecuente en España, del que la infancia no está libre. La ansiedad infantil es uno de los trastornos más diagnosticados en niños y adolescentes. 1 de cada 4 menores la sufre, estiman desde Top Doctors.
Un problema que se enmascara a través de miedo, irritabilidad o ira, por lo que es fácil confundirlo con problemas de comportamiento. Esto se debe a que algunos niños ansiosos sienten una necesidad abrumadora de salir de la situación que los hace sentir incómodos, describen desde Child Mind Institute.
“La ansiedad es uno de esos diagnósticos que se puede presentar enmascarado”, explica la Dra. Laura Prager, directora del Child Psychiatry Emergency Service del Massachusetts General Hospital. “Se puede presentar de muchas formas. Especialmente en el caso de niños que no tienen palabras para expresar sus emociones, o porque nadie los está escuchando, pueden manifestar su ansiedad con una desregulación emocional“.
, resistencia a ir a dormir, hiperactividad y mostrar oposición, son síntomas relacionados a este trastorno. Las manifestaciones de ansiedad no obstante serán diferentes según la etapa del desarrollo.
Así, de acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, en los niños más pequeños se presenta a menudo como actividad excesiva, comportamientos estridentes y de llamada de atención, dificultades a la separación o en el momento de ir a dormir. Los menores más mayores o adolescentes pueden referirse a la ansiedad como “miedo, nerviosismo, tensión, rabia; también pueden presentar comportamientos disruptivos o antisociales”.
“La ansiedad puede manifestarse como gritar o pelear contigo por algo”, dice Thea Gallagher, profesora clínica asistente en NYU Langone Health. “A veces puede resultar difícil determinar si se trata de un comportamiento infantil normal o si es causado por algo más grande o más profundo”, añade en Fortune, donde varios especialistas en salud mental han revelado cómo los padres deben afrontar este problema para una adecuada crianza.
Establece límites
Esas rabietas “pueden ser muy difíciles de controlar para el niño con ansiedad, pero aun así es muy importante establecer límites y tener límites”, enfatiza en el medio Tyanna Snider, psicóloga pediátrica del Nationwide Children’s Hospital.
Es decir, que el mal comportamiento se deba a un problema de salud mental no debe hacerte asumir que no puedes hacer nada al respecto. Cuando su hijo se calme, Snider recomienda recordarle que hay reglas y consecuencias si no se siguen.
No pierdas la calma
Es importante tratar de mantener la sensatez en los momentos en los que tu hijo se descontrola. La razón, explica Gallagher es que los estados de ánimo pueden ser contagiosos.
“Si estás en una situación de crisis y alguien más empieza a enloquecer, tu respuesta de lucha o huida también se desatará”, afirma.
Si tienes dificultades para mantener la calma cuando tu hijo está enrabietado, prueba técnicas de relajación o considera hablar con un terapeuta si lo crees necesario. “Lo mejor que puedes hacer con tu hijo cuando se está alterando es estar lo más tranquilo posible, reiterar sus opciones y hablar sobre las decisiones que puede tomar”, aconseja la especialista.
Valida sus emociones
El miedo o lo que preocupa a tu hijo puede parecer una tontería para un adulto. Pero es importante entender que sus preocupaciones son acorde a su mundo. De ahí que los especialistas aconsejen tomarlas en serio.
Así lo considera Izabela Milaniak, psicóloga autorizada en la Clínica de Comportamientos de Ansiedad dentro del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento Infantiles y Adolescentes del Hospital Infantil de Filadelfia .
“Evita hacer comentarios como ‘No es para tanto’ o ‘No tienes nada de qué preocuparte‘”. En cambio, es importante que tu hijo sepa que entiendes cómo se siente.
Prueba a decir algo como: “Sé que las mañanas antes de ir a la escuela son difíciles para ti. Lo entiendo: a veces quiero quedarme en casa y no ir al trabajo porque yo también me siento nervioso”.
No evites las cosas que le generan ansiedad
Los expertos coinciden en que evitar las cosas que crean ansiedad a la larga solo tiene consecuencias negativas.
“El principal mecanismo que hace que los síntomas de ansiedad aumenten con el tiempo es la evitación , donde un niño escapa de la experiencia de ansiedad, vergüenza, incertidumbre, angustia u otras sensaciones negativas”, sostiene Milaniak.
El problema es que una vez que pones en práctica este mecanismo de defensa, huir de lo que da miedo, lo normal es caer en un bucle difícil de abandonar. “Cuando se desarrolla un trastorno de ansiedad, el niño tiene patrones repetidos de conductas evasivas, como no levantar la mano en clase, no asistir a la escuela y no hablar”.
Milaniak aconseja en su lugar, enfatizar aspectos positivos relacionados con la valentía y mantenerse firme a pesar de la oposición de tu hijo a hacer algo. Si hace cosas como arrojar objetos, golpear a otros o salir corriendo, es importante que su comportamiento tenga consecuencias, recalca. “Las emociones siempre son válidas, pero debemos responsabilizarnos de lo que hacemos con ellas”, subraya.
Destaca las cosas buenas
No te quedes anclado en los aspectos negativos. Es importante elogiarlo cuando le va va bien. “Debes ser un padre típico y hacerles saber que estás orgulloso de ellos”, sostiene Snider.
Abrir la puerta a la comunicación y los sentimientos es algo que también recomienda. Prueba a preguntarle qué ha sido lo mejor y lo peor del día.